Misión cumplida
Solvente victoria del Real Madrid en Fuenlabrada en un partido trabado y un poco gris. Dos penaltis, justos y estúpidos, dieron la victoria a los blancos, que superaron a su rival por desgaste en la segunda mitad. Asensio y Lucas Vázquez anotaron los goles blancos.
Zidane dejaba que los niños se fueran de Copa. Se había dejado fuera de la convocatoria a nueve titulares que sumados a los cuatro lesionados daban trece. Era un once plagado de canteranos (siete) y de españoles (nueve). Además, jugaban los seis fichajes del verano, así que por lo menos el duelo en Fuenlabrada tenía el aliciente de ver muchas caras nuevas en el Real Madrid.
Repasemos: Casilla de portero, en la defensa Achraf, Nacho, Vallejo y Tejero, el capitán del Castilla. Por delante, una línea de cuatro centrocampistas con Lucas Vázquez y Theo por las bandas y con Marcos Llorente y Ceballos compartiendo mando en plaza. Arriba Asensio y Borja Mayoral. Con esos mimbres quería el Real Madrid tejer el cesto copero, el único título que le falta a Zidane para completar su colección.
El ritmo inicial tenía un punto de lentitud, como Puigdemont para decidirse, con un Fuenlabrada –a partir de aquí, Fuenla– bien plantado y un Real Madrid que intentaba detectar los espacios entre camisetas azules. Raudo Ceballos tomó el mando de las operaciones igual que si aplicara un 155 futbolísticos. Dibujó un par de ruletas como naturales de José Tomás. Se adueñó del mediocampo y empezó a otear el horizonte cual Jack Sparrow en La Perla Negra.
Parabriseaba la pelota el Real Madrid, moviéndola de lado a lado, pero sin terminar de encontrar la profundidad ni los caminos que llevaban al área de Codina. No pasaba nada en el Fernando Torres, que así se llama el campo del Fuenla, hasta que Kiko Casilla se llevó puesto a su compañero Achraf en un balón parado cuando se cumplía la primera docena de minutos.
Incómodo el Madrid
El Fuenla achuchaba y el Real Madrid perdía el hilo. Le costaba sacar cuatro pases seguidos. Faltaba movimiento sin balón y un punto de desborde. El sueño local dormía en el balón parado y en el empuje que le estaban poniendo los chicos de Antonio Calderón. El partido era un poco como una de esas pelis argentinas en las que los personajes hablan todo el rato, pero nunca pasan cosas.
De una falta lateral que botó estiloso Ceballos nació el primer tiro a puerta del Real Madrid. Lo atrapó seguro Codina. Era el minuto 20. La presión del Fuenla disminuía y los de Zidane se aprendieron el camino de la derecha. Pero no se vayan a creer que el partido era un acoso y derribo de los blancos. Nanay de la china.
Sólo Ceballos parecía sobrado en el Madrid, como si estuviera jugando en el patio contra chicos cuatro años más pequeños. Poco se había visto a Asensio en la primera media hora y Mayoral era el hombre invisible. Los blancos cocinaban el partido tan a fuego lento que el fútbol nunca llegaba a hervir. Y en esas nos aproximábamos a la hora del bocata. A la que nos fuimos con un voleón de Marcos Llorente que desvió al travesaño milagrosamente Codina. Fue la mejor (y la única) ocasión de gol del Real Madrid en la primera mitad.
Rasca el Fuenla
Intentaron apretar los de Zidane en el inicio de la reanudación, pero el Fuenla sacó las uñas. Pierna fuerte y trancar abajo si hacía falta. Iglesias Villanueva pitaba lo que tocaba, pero a los jugadores del Real Madrid les parecía poco. Poco a poco, con la torpeza de un guiri bailando flamenco, se iban acercando los blancos al área de Codina.
Y en una de esas llegadas Fran García cometió un penalti (un poco) estúpido sobre Achraf. La pena máxima la transformó Asensio en su primera buena acción del partido. Engañó a Codina y a la jaula. El Real Madrid se soltó el pelo y empezó a dominar el duelo. Codina hizo dos monumentales paradones a Mayoral, uno con el pie y otro con la cabeza.
Lucas Vázquez también se desmelenó y rondó el 0-2. Lo mereció el Real Madrid hasta que a Paco Baena se le cruzó un cable y cometió un penalti estupidísimo al hacer un abrazo del oso a Theo. Encima le expulsaron. La pena máxima la marcó Lucas Vázquez, que no tiraba un penalti desde la final de Milán ante el Atlético. El Real Madrid sentenciaba el partido y la eliminatoria desde los once metros.
Pasaron más cosas: debutó Franchu, Vallejo (que no ha roto un plato en su vida) vio la roja directa exagerada por una acción en la que se pasó de frenada y pasaron los minutos para que el Real Madrid cerrara un triunfo que no será recordado por su belleza. Eficacia y punto.
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