Una España indestructible
Así fueron los dos paradones de Unai Simón en la tanda de penaltis
¿Cuánto dinero se lleva España por ganar la Liga de Naciones?
España volvió a tocar el cielo y conquistó la UEFA Nations League tras imponerse a Croacia por penaltis. Hubo que esperar a la tanda decisiva para ganar un título que la selección de Luis de la Fuente mereció de caba a rabo del partido. Actuación seria y comprometida de todo el equipo español, que tuvo ocasiones de sobra para sentenciar la final en el tiempo reglamentario o en la prórroga. Majestuosa actuación de Unai Simón, que hizo dos paradones para detener sendos penaltis. Carvajal marcó a lo Panenka el lanzamiento que daba el título a la selección española.
De la Fuente sabía que se la jugaba. Su currículum y su carácter, ambos discretos por igual, le dibujan una cara de interino que le sitúa en las antípodas del malencarado Luis Enrique y le convierten en un blanco fácil. Atrae las críticas como un imán, quizá porque siempre es fácil pegarle a un tipo que hace un cuarto de hora disfrutaba de la vida tranquila e inadvertida de entrenar a la selección sub-21. Pero ser seleccionador español es otra cosa y se aprende igual que a montar en bici: a tortazo limpio.
Por eso De la Fuente se resistió a sufrir un ataque de entrenador que le llevara a cambiar a todo el equipo como hizo en Escocia tras ganar a Noruega en su debut y dispuso una España casi calcada a la que derrotó a Italia en las semifinales. Un par de asteriscos para variar la alineación: Fabián por Mikel Merino y Asensio por Rodrigo. El resto igual. O sea, estos once: Unai Simón; Jesús Navas, Laporte, Le Normand, Jordi Alba; Rodri, Fabián; Asensio, Gavi, Yeremi Pino; y Morata. Como diría Piqué, esto es lo que hay.
Enfrente la Croacia de Modric, ese Benjamin Button en carne de centrocampista que sigue descumpliendo años como Lina Morgan, al tiempo que imparte recitales de fútbol en cada partido. En Argentina se dice que Gardel, 88 años después de muerto, cada día canta mejor. A Modric le ocurre igual. Encima, en su selección está rodeado de una orquesta con músicos fiables desde el portero Livakovic al delantero centro Kramaric.
En esas y otras disertaciones cogióme el inicio del partido en un estadio De Kuip teñido con los colores arlequinados de Croacia. La final nació oscilando entre el vértigo que quería España y la pausa que le interesaba a los croatas. En los minutos iniciales la final no tenía un dueño claro. La selección salió intensa y los croatas se centraron en secar a Rodri en la salida del balón. Se impuso el ímpetu español, encarnado en la mosca cojonera que es Gavi. El jovencito robó una pelota a Erlic en la frontal del área croata y encaró hacia la portería, pero su disparo raso se marchó por poco a la derecha de Livakovic.
Fuego cruzado
Croacia, plagada de viejos rockeros, ni se inmutó ante el empuje español y se recompuso a lomos de un ubicuo Kovacic, guardaespaldas del jefazo Modric. Su primer aviso llegó en el 22. Fue un pelotazo largo que se zamparon al unísono los dos centrales galos, Laporte y Le Normand, y dejaron a Kramaric solito en el área ante Unai Simón. Menos mal que el delantero se durmió y le dio tiempo a Laporte a lanzarse al resbalillo para evitar su remate in extremis.
A pesar del susto España seguía concentrada e intensa. Fabián completó media hora imponente en la que se multiplicó como los escaños del PSOE en una encuesta de Tezanos. La final estaba más seria que entretenida. Camino del descanso era imposible encontrar ocasiones claras en ninguna de las dos áreas. La tuvo Morata en el 41 después de una incursión de Jordi Alba por la izquierda como en sus mejores tiempos. El cabezazo del 9 español, que atacó el balón a destiempo, fue defectuoso y se marchó a las nubes.
Ya en el último minuto entre el árbitro y el VAR nos birlaron un penalti estúpido pero claro de Erlic a Le Normand, que le derribó dentro del área cuando intentaba cruzarse. El colegiado, lejos de dudar o consultar con sus colegas del VAR, se lavó las manos y pitó el final del primer tiempo para quitarse de líos.
La segunda mitad nació con la misma seriedad con la que había concluido la primera. Eso sí, Croacia metió una marcha más gracias a sus motores diesel. Perisic asistió con precisión a Juranovic en el 50, pero el disparo del lateral casi en el área pequeña se fue arriba. Respiró De la Fuente. Y resistió España, que retomó el control del juego esta vez con Gavi al comando de las operaciones. En el 56 una jugada coral de la selección la abrochó Jordi Alba con un centro medido a la cabeza de Asensio que conectó con la pelota con violencia pero sin precisión alguna.
Aroma de prórroga
La final era peliaguda y a la hora de partido comenzaron los cambios. Luis de la Fuente metió de golpe a Joselu y Ansu Fati por Morata, el más discreto de la selección, y Yeremi Pino. Justo antes un disparo lejano de Rodri había estado a punto de convertirse en el primer gol de España.
Al partido le quedaba todavía mucha tela por cortar pero el olor de la prórroga se empezó a extender por De Kuip como un pestazo. Una sutil y lejana vaselina de Fabián que lamió por fuera el travesaño de Livakovic fue el siguiente aviso de España.
Dos cambios a la vez volvió a hacer De la Fuente: Nacho por Le Normand lesionado y Mikel Merino por un fundido Fabián. Gavi vio amarilla en el 80 por agarrar a Modric como si bailara la lambada. A España se le empezaba a hacer largo el partido, justo lo contrario que Croacia, experta en finales apretados, prórrogas y angustias varias.
Pero la ocasión más clara la tuvo España en los pies de Ansu Fati. Fue un remate a bocajarro que el delantero del Barcelona ejecutó al centro y raso. Demasiado fácil para un Perisic que sólo tuvo que sacar el pie para desviarla bajo palos. En el 86 De la Fuente metió a Dani Olmo por Gavi para quemar las naves.
Lo intentó España hasta el final e incluso dispuso de una ocasión postrera de Asensio que malogró con un mal disparo con la diestra cuando tenía solito a Joselu en el centro del área. Croacia se encomendaba a la prórroga, su hábitat natural, el patio de su casa, el sitio de su recreo, y la acabó encontrando tras resistir el arreón final de La Roja.
Tiesos
En la prórroga a varios jugadores españoles les cayó encima de golpe el peso de toda la temporada. Rodri se bajaba las medias al estilo Gordillo y Navas estaba tieso. Calentaba Carvajal por si las moscas. Tuvo que entrar en el 96 porque el veterano lateral del Sevilla no se tenía en pie. Tres minutos después Nacho abortó una ocasión clamorosa de Majer cuando el croata se plantaba solo ante Unai Simón.
Luego la tuvo Dani Olmo en una volea en la frontal del área. La mandó al cielo de Rotterdam cuando no tenía a nadie delante que le encimara y sí a Joselu solito en el área. Fue la ocasión más clara de la primera parte de la prórroga, que concluyó igual que las anteriores. Con 0-0 y la lotería de los penaltis cerquita de sortearse.
En la segunda mitad otra vez España tuvo una ocasión clamorosa en la diestra de Dani Olmo, pero su remate desde el punto de penalti no encontró la meta de Livakovic. Cercamos el área croata como si no hubiera un mañana quizá porque nos temíamos lo peor en una tanda desde los once metros.
No hubo manera de que España hiciera gol, así que nos fuimos a los temidos penaltis ante una selección con uno de los mejores porteros del mundo en esa suerte. Perdimos el sorteo y empezaron tirando ellos. Vlasic abrió plaza. Gol. 1-0. Por España el primero era para Joselu. Enfrente el temido Livakovic. Gol. 1-1. El siguiente era para Brozovic. Gol. El nuestro era Rodri, el flamante campeón de Europa. Gol. 2-2. Modric era el siguiente. Gol. 3-2. Le tocaba turno a Mikel Merino para empatar a tres. Gol. 3-3. Ahora iba Majer. Paró Unai, paró Unai, paró Unai. Una mano brutal que ponía el título muy cerquita para España. Marco Asensio podía poner el 4-3. Gol.
Perisic tenía que marcar para mantener con vida a Croacia. Lo hizo. Gol. 4-4. Y el penalti decisivo era para Laporte. El central de origen francés tenía en sus botas la opción de dar a España un título. Cogió carrerilla, la reventó… y al larguero. El sexto era para Petkovic. Paró Unai, paró Unai, paró Unai. Otro paradón majestuoso. En las botas de Carvajal estaba ahora el título para España. Lo marcó a lo Panenka y España se proclamó campeona de la UEFA Nations League.
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