El Castilla gana una final (2-1)

Primera de las ocho finales que quedan. Eso es lo que tenía el Castilla ante el Barakaldo en el estadio Alfredo di Stéfano. El ser o no ser de la temporada se disputará en los siguientes dos meses de competición y todo comenzaba ante un equipo vasco que tenía el mismo objetivo que los hombres de Santiago Solari. Los de Vizcaya parecía que se habían despedido del sueño del ascenso, pero una vez más resucitaron para llegar más fuertes que nunca al tramo más importante del curso.

El duelo comenzó con un Barakaldo mandón. Los norteños sabían que tenían que matar al Castilla antes de que los blancos golpeasen. A pesar de esto, Tejero fue el primero en probar suerte, pero su disparo se marchó desviado. La respuesta la dio Alain con un chut centrado que atajó Carlos Abad. Primera intervención del canario, justo antes de ponerse el disfraz de santo. Eso sí, antes Luismi Quezada evitaba el gol visitante sobre la línea de gol. Y a continuación Abad repelía un cabezazo de Alain haciendo un auténtico paradón. Lo pasaba mal el Castilla.

El Barakaldo llevaba una velocidad más que el filial. Hasta que el choque se detuvo por la lesión de Luismi Quezada. El defensa reconvertido a extremo en el día de hoy caía y se dañaba el hombro, lo que provocó que fuera atendido y por unos instantes se temiera por su continuidad en el campo. Aunque se repuso rápido. Y menos mal que lo hizo. En cuanto volvió al terreno de juego armó su pierna izquierda y se inventó un disparo que terminó besando las redes defendidas por Gaizka. Tras pasarlo realmente mal, en la primera oportunidad el Castilla acertaba.

Después del gol el encuentro se volvió a nivelar. Quezada continuó siendo el hombre que más peligro llevaba sobre el arco del Barakaldo, mientras que el conjunto dirigido por Gonzalo Arconada, hermano del mítico portero, trataba de pisar el área madridista con peligro. Ninguno de los dos equipos lograron su objetivo. El Madrid tenía la mitad del trabajo hecho.

Calma y apuros

Tocaba poner la guinda a todo lo bueno y salvado en el primer tiempo en los segundos 45 minutos. Y el Castilla no lo podía haber hecho mejor. Salió decidido a dominar sin arriesgar y a dar el golpe de gracia a la primera ocasión. Y así fue. Tejero se hacia con el esférico dentro del área visitante y se sacaba un disparo pegado al palo para hacer imposible cualquier intentona de Gaizka por pararlo. Ahora sí que los madridistas veían mucho más cercano el objetivo de ganar a un rival directo. Pero no sabían que quedaba mucho por remar.

El 2-0 llevó a que el choque entrara en un siesta en la que ninguno de los equipos terminaba de dar el paso definitivo. El Barakaldo no era capaz de crear peligro para recortar distancias y el Castilla, aunque dispuso de oportunidad, especialmente un mano a mano de Campuzano donde ganó Gaizka, no terminaba de lograr un tercer gol que hubiese puesto el punto y final al encuentro. Nadie parecía que hacía nada, hasta que lo hizo.

El Barakaldo pisaba el área castillista, Abad salvaba la primera acometida, pero en el rechazo Alday no iba a perdonar para recortar distancias. Sin darse cuenta el Castilla se había metido en un lío de cuidado con algo más de un cuarto de hora por delante. Ya no se respiraba calma en Valdebebas. El Barakaldo apretaba y en cada acometida vasca las respiraciones se paraban. Tocaba pasar apuros.

Los vascos decidieron ir en busca de un empate que en el minuto 52 de encuentro ni se planteaban conseguir. El Castilla achicaba agua como buenamente podía. Y así se fue llegando al final del encuentro. Sergio Díaz dio aire provocando una falta casi en el córner cuando ya se cumplía el primer minuto del descuento. Aunque todavía quedaba el último amago de infarto para el madridismo. El Barakaldo iba a gozar de un palo de Yurre. Los corazones se detuvieron, pero volverían a latir cuando el balón salía repelido. Habría tiempo para un córner visitante más, pero los tres puntos ya no se iban a escapar de Valdebebas. La primera final estaba ganada y la lucha por acabar entre los cuatro primeros continua muy viva.