Curiosidades
Psicología

Éste es el rasgo común en las personas inmaduras según el psiquiatra Enrique Rojas

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La madurez en las personas no necesariamente está vinculada a la edad, sino que se refleja en las actitudes y comportamientos individuales. El psiquiatra Enrique Rojas recientemente ha compartido en sus redes sociales una publicación donde contrasta las características de las personas maduras con las de aquellas que son consideradas inmaduras, a través de cinco indicadores claros. Según Rojas, la madurez es más bien un «estado mental dinámico», no un destino final donde uno se establece de forma permanente, ya que la vida misma implica un constante movimiento y cambio.

Destaca que las personas maduras tienen la capacidad de enfrentar los desafíos de la vida sin desmoronarse, gracias a su habilidad para relativizar lo que sucede y mantener una perspectiva equilibrada. El psiquiatra ha utilizado una serie de imágenes visuales para representar estos cinco indicadores que definen los rasgos de una personalidad madura de manera clara y accesible, y su publicación no ha tardado en hacerse viral en Instagram.

Rasgos que definen a las personas inmaduras

En nuestra vida diaria, es común encontrarnos con individuos que consideramos carentes de madurez emocional, una cualidad que también puede aplicarse a nosotros mismos según la percepción de otras personas. La madurez, más allá de la edad cronológica, implica comportamientos y actitudes específicas que definen nuestra capacidad para manejar las situaciones de manera equilibrada y responsable.

El psiquiatra Enrique Rojas, catedrático de psiquiatría de la Universidad de Extremadura (España), a través de su perfil en Instagram, que tiene más de 400.000 seguidores, ha compartido cinco indicadores clave que caracterizan a las personalidades maduras. La comprensión y aplicación de estos principios no sólo son fundamentales para nuestro desarrollo personal, sino también para mejorar nuestras relaciones interpersonales y fomentar ambientes saludables.

Según Rojas, la madurez es considerada como «un estado mental dinámico». Este concepto sugiere que no es un destino estático al que llegamos, sino un proceso continuo de crecimiento y adaptación a lo largo de la vida.

Cuando enfrentan desafíos, las personas psicológicamente maduras no se desaniman fácilmente, ya que tienen la capacidad de mantener una perspectiva amplia y sabia sobre las situaciones difíciles. La resiliencia es una característica distintiva de quienes poseen madurez emocional, permitiéndoles enfrentar adversidades con asertividad y fortaleza.

De acuerdo con el experto, existen cinco indicadores claros que garantizan la presencia de una personalidad madura:

Lidiar con personas inmaduras

Para abordar la inmadurez emocional en alguien cercano, es crucial practicar la comunicación efectiva. Establecer límites saludables, comunicar claramente necesidades y expectativas, y fomentar el crecimiento personal son estrategias que pueden fortalecer la relación y promover el desarrollo emocional mutuo.

La inmadurez emocional dificulta la gestión adecuada de las emociones, manifestándose en conductas impulsivas, falta de empatía, evasión de responsabilidades y una tendencia a evitar enfrentar situaciones desafiantes. Interactuar con personas que exhiben este tipo de comportamientos puede ser complejo y desafiante para ambas partes de la relación.

La comunicación efectiva es fundamental para manejar la inmadurez emocional en los demás. Crear un ambiente seguro y respetuoso donde ambas partes puedan expresar sus sentimientos y necesidades libremente facilita el entendimiento mutuo y promueve una relación más saludable y constructiva.

Identificar los signos de inmadurez emocional en otros es el primer paso para abordar este desafío. Estos signos incluyen la falta de responsabilidad por sus acciones, tendencia a culpar a otros por los problemas, dificultad para expresar y gestionar emociones de manera saludable, falta de empatía hacia las necesidades del otro y falta de compromiso en la relación.