La gloriosa noche de Rosario Flores en el Teatro Real
Para abarcar una carrera tan larga y fructífera como la de Rosario Flores hay que abrir mucho los brazos. Un cuarto de siglo después de la publicación de su primer álbum, el inolvidable ‘De ley’, la cantante y compositora madrileña sigue en plena forma y con ganas de celebrar.
Su paso por el Universal Music Festival 2017 se planteó precisamente así, como una gran fiesta en la que Rosario repasa los numerosos hitos de su trayectoria artística rodeada por un puñado de amigos ilustres. Y cabe decir que el plan se cumplió a rajatabla el pasado viernes 28. Durante dos horas, los asistentes fueron testigos de un festejo para el recuerdo.
Las entradas para el concierto se agotaron con mucha antelación, así que el Teatro Real de Madrid lució impresionante. Rosario salió a por todas, que es lo suyo en estos casos, engarzando el cañonazo soulero “Mi piel” con “Cómo me las maravillaría yo”, popularizada por su madre Lola Flores a principios de los setenta y que sonó a ritmo del jungle acuñado por el precursor Bo Diddley.
Rosario, huelga decirlo, estuvo tan imparable como de costumbre, revisando clásicos particulares a solas –“Estoy aquí” y la versión de “Te quiero te quiero”, de Nino Bravo– o en compañía de amigos como Maui, Willy Bárcenas, de Taburete, y Pablo López, con quien cuajó una cómplice interpretación de “Yo me niego” premiada con una de las mayores ovaciones de la noche. Tras invocar a su padre, Antonio González “El Pescaílla”, ya con todo el público puesto en pie, regaló un “Al son del tambor” para enmarcar.
En el ecuador del show el Teatro Real entero vivió emociones de las fuertes. Cuando apareció por sorpresa Niña Pastori para acompañarla en “Algo contigo” ha sido una de ellas. El dúo con el jovencísimo Adrián Martín en “Pa’ querer” –al terminar tuvo que enjugar unas cuantas lágrimas– otra más. No hubo tregua. Cantó con Ana Torroja, con Bebe –en “Ay mi Dolores”, que Rosario dedicó a todas las mujeres del mundo–, con José Mercé, con India Martínez y con Marta Sánchez. Junto a esta última despachó una espectacular y muy bluesera “Quiero cantar” antes de dirigirse hacia la recta final del concierto.
Por el camino, recordó en clave rumbera a su madre Lola –“Mamasota”, adornada con metales muy calientes–, se arrimó al Caribe en “Oye mi son” e hizo sudar en pleno al Real con “Muchas flores”. Visiblemente emocionada, después de besar el suelo del escenario, decidió bajar el telón de esta noche gloriosa con “No dudaría”, uno de los muchos temas estandarte que compuso su hermano Antonio. Y a partir de ahí, el delirio. Antes de terminar, con todos sus amigos flanqueándola, aseguró que no olvidaría este día mientras viva. Nadie de los presentes lo hará.
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