La innovación en el mundo de la relojería ha experimentado muchos avances y los diferentes juegos sobre las esferas, las agujas, la pulsera, la corona e incluso la caja, son motivo de recreación por parte de los diseñadores, ya que de una colección a otra, el mismo reloj puede cambiar de aspecto radicalmente. Dentro de esa metamorfosis que está surgiendo, las marcas de moda se han apuntado al team de los relojes de alta gama y ellas han sido un generador sobre la progresión de las maquinarias suizas. Las casas de relojería tradicionales se marcan barrera de cara a los cambios, ya que el riesgo de mostrar una visión negativa a los clientes es palpable. Por ello mismo surgió la marca francesa Mad París. Los diseños que desarrollan convierten a los relojes en auténticas piezas de coleccionista aún más especiales.
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Fundada en el 2006, por Pierre Lheureux, busca implementar modelos clásicos atribuyéndoles personalidad propia. El estudio, con localización en la ciudad de la luz, está detrás de muchas de las grandes personalizaciones que el mercado admira, siempre a través de relojes de alta gama, como es el caso del Rolex Daytona, diversos modelos de Richard Mille y el ‘Grande Fleur’ de Audemars Piguet. La autoría de estos cambios es una compleja obra de ingeniería y los diseños tardan meses en llevarse a cabo, ya que el proceso cumple la norma pura de la artesanía y, además, por su compleja naturaleza. El estudio es muy discreto en cuanto a su clientela, pero algunos de ellos han salido a la luz bajo personajes reconocidos como Drake o el difunto Virgil Abloh.
Pero no es oro todo lo que reluce, ya que el problema que podemos encontrar es que una vez que el reloj es alterado, la garantía que te ofrece la casa desaparece ya que no es un diseño autorizado por el fabricante original.
La compañía comenzó a dar pasos hacia la moda y ha realizado colaboraciones con diseñadores como Matthew Williams, confundador de la marca de moda 1017 Alyx 9sm y director creativo de la casa Givenchy y, el finalista del premio LVMH 2020, Charaf Tajer, fundador de la marca Casablanca. Esta asociación creativa empleó como base piezas de la casa Audemars Piguet, sobre los que MAD París creó una edición limitada que presentan giros únicos aportados por ambos diseñadores. La revalorización de estas piezas es bastante alta, ya que con un precio de salida de 10.000 €, la customización puede multiplicar el precio por cien. El ejemplo claro es el diseño de Casablanca, con un valor de 100.000 € y el Alyx por un precio de 125.000 €, ambos modelos presentes en Browns, la boutique de lujo propiedad de Farfetch.
En comparación, un modelo Cronograph de oro blanco y rosa reglamentario directo de Audemars Piguet se vende por, más o menos, 43.000 €. Sólo existieron cinco unidades de cada estilo disponibles, 20 en total. Añadido a eso, también ha desarrollado piezas customizadas sobre la base de modelos como el Royal Oak Chronograph o el Royal Oak Grande Fleur Ghost.
Su trabajo con otras casas como Richard Mille, representa la personalización con base en el color, es algo bastante popular en esta casa y lo que buscan es restarles seriedad a las piezas. Una de sus especialidades es la caracterización “Rainbow”, con varias piedras preciosas creando un arcoíris que refleja en un brillo destacado con el reflejo de la luz.
Sus colaboraciones con otras marcas han tenido un despunte recalcable en el mercado, como ha sido con la reconocida casa Rolex, unas de las grandes personalizaciones, por las que la compañía se hizo conocida, fue el trabajo realizado sobre los modelos más icónicos de Rolex, como puede ser el modelo Daytona, el Datejust, el Submariner e incluso el clásico Explorer, transformando una esencia clásica de su imagen en diseños únicos e irrepetibles.
Esta casa es la opción perfecta para poder llevar este accesorio de muñeca, con una personalización exclusiva y con personalidad propia.
