Santa Eulària pedirá que se reconozca a los vecinos que rescataron a los tripulantes del Vapor Mallorca
En 1913 los 150 ocupantes que iban a bordo del Vapor Mallorca III quedaron atrapados a causa del temporal
Piden que se reconozca la gesta de estos vecinos que salvaron a los náufragos de la embarcación hundida
La labor de los marineros y pescadores, así como de sus familias, fue clave para culminar el rescate con éxito
El Ayuntamiento de Santa Eulària ha aprobado en el pleno celebrado este jueves -el último pleno del año 2024- solicitar al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible que se lleve a cabo un expediente de reconocimiento de la labor de los marineros y pescadores y de sus familias en el rescate de los tripulantes del Vapor Mallorca III, que fue hundido frente a las costas de la localidad en 1913.
Según ha informado el Consistorio, a fin de que su valentía sea recordada y valorada en la historia local de este municipio, se solicitará a la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima (Sasemar) llevar a cabo un expediente que reconozca la gesta de estos vecinos para salvar a los náufragos de la embarcación hundida.
A modo de curiosidad, durante la lectura de la declaración, familiares de los marineros y pescadores han podido escuchar en primera persona cómo se ha aprobado esta declaración, informa Europa Press.
El Ayuntamiento de Santa Eulària des Riu ya organizó en el año 2013 un programa de actividades para conmemorar entonces el centenario del salvamento de los cerca de 150 ocupantes del Vapor Mallorca III por parte de pescadores del pueblo. La embarcación encalló la noche del 17 de enero de 1913 en la Llosa de Santa Eulària.
El objetivo de todas las actividades organizadas hace ahora más de una década fue la de ayudar a difundir unos hechos que todavía se encuentran muy presentes entre los más mayores de la localidad e impulsar los valores que llevaron a los pescadores a salir a la mar arriesgando de sus propias vidas.
Qué fue el Vapor Mallorca III
«Había temporal. Algunos barcos retrasaron su llegada o aplazaron su salida. Incluso hubo barcas de pescadores que tuvieron que refugiarse en puertos. Cuando el Vapor Mallorca III, capitaneado por Joan Sabater Ripoll y pilotado por Marià Massot, llegó a la costa noreste de la isla, de Tagomago abajo, el temporal había calmado un poco». Así relata David Ribas su el libro Sa darrera travesia del vapor Mallorca, lo sucedido en 1913.
«Al parecer estaba muy oscuro, lloviznaba de forma intermitente y la visibilidad era muy mala», señala el autor. El barco viró su habitual ruta, se acercó demasiado a la costa y como no tenía buena visibilidad. Dado que el bajo no estaba entonces señalizado encaramó su mole sobre las rocas. Sus 68,27 metros de eslora, 8,97 metros de manga y 6,42 metros de puntal quedaron atrapados con 73 pasajeros dentro, amén de sus 42 tripulantes.
Se cuenta en dicho libro que la mayor parte del pasaje estaba formado por la compañía catalano-italiana de ópera que acompañaba a la soprano de coloratura María Barrientos, una estrella en esa época. La mujer logró salvarse sólo tres años después de aquello, el 31 de enero de 1916, pudo debutar en el Metropolitan Opera House de Nueva York.
También en gran parte gracias al arrojo de los pescadores de la zona salieron indemnes tripulación y pasaje. Pese al temporal y la oscuridad, las barcas La Teresa, Agustineta, Las dos Marías y Los dos amigos no dudaron en salir de es Canar, de es Racó des Pouet y de Cala Pada rumbo al bajo. Les acompañó entonces el falucho palmesano La beata, que faenaba en las cercanías, y los remolcadores ´Formentera´ y ´Salinas´. «Se la jugaron. Tuvo mérito y valor que aquellas personas salieran al mar en esas condiciones, con el frío que debía de hacer, con temporal y a oscuras», indica Ribas en Sa darrera travesia del vapor Mallorca.
Incluso la correspondencia se pudo salvar, «aunque las fuentes hablan de que la compañía de ópera, que esa misma noche tenía que estrenar la nueva temporada de ópera en el Teatro Principal de Alicante, tuvo que cambiar esa primera función porque los papeles, se supone que las partituras, se habían quedado dentro del barco. Llegaron un día después en el vapor Balear», que también era de Isleña Marítima, detalla Ribas.