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Damián Ramis expone ‘Ocean-En mis profundidades’ en Rialto Living: puro éxtasis de los sentidos

La búsqueda de la belleza constituye el reto de esta muestra, que se compone de 22 maravillosas piezas

Las obras son puro mediterráneo, puro éxtasis de los colores y de las texturas, joyas para la contemplación y el disfrute

En el maravilloso espacio habilitado para exposiciones temporales en la planta alta del Rialto Living de la calle Sant Feliu de Palma puede disfrutarse hasta fin de mes de la exposición de los últimos trabajos de Damián Ramis (Palma, 1954). Titulada Ocean–En mis profundidades, se centra en unas muy trabajadas imágenes de animales marinos, ejecutadas en técnica mixta usualmente sobre lienzo, aunque también hay alguna pieza ejecutada sobre tabla de madera.

Pulpos, peces de distintas especies, langostas componen este sugestivo despliegue de formas y transparencias en una búsqueda y alcance (doy fe de ello) de la belleza. Porque lo primero que debe certificarse ante la visión de estas obras sutiles es que ese mantra postmoderno que parece dictar que el feísmo, lo desamable y obsceno, lo intranquilizador, lo morboso y enfermizo y lo doliente constituyen los parámetros básicos por los que debe transitar toda acción artística que se quiera entender como contemporánea es puro accidente, algo circunstancial que sólo puede justificarse en cada caso concreto y que para nada debe entenderse como norma universal de los tiempos.

De hecho, buena parte del arte contemporáneo que viene de Asia, del cada vez más pujante mundo chino, japonés y surcoreano, aboga por la búsqueda, por otro lado bien difícil de acometer a la altura del partido en que nos encontramos, de estadios de la belleza que puedan permanecer inexplorados. Damián Ramis se ha planteado este duro reto y lo ha conseguido alcanzar con nota de excelencia.

Pulpos, peces de distintas especies y langostas componen la muestra. C. J.

En las piezas de Ocean–En mis profundidades se percibe no sólo la maestría en la utilización de los pigmentos, las aguadas y transparencias, los perfiles sugerentes de formas que manifiestan un movimiento lento y equilibrado pese a que figuran aparentemente quietos en la pintura, sino también una emoción, un sentimiento de devoción hacia el medio. No en balde, además de artista, Damián Ramis es navegante mediterráneo y pescador consumado. Y, como él mismo ha manifestado en alguna entrevista, si bien el cuerpo de la mujer es su principal leit-motiv en su obra, las formas que pueblan las profundidades del mar constituyen su pasión cuasi secreta. Llega a decir que si bien el cuerpo de la mujer es como una esposa a la hora de contemplar las querencias, el mar es como una amante de fuego que lo desborda y consume.

Cada figura aparece como en suspensión, moviéndose de manera suave y armónica.

La exposición se compone de 22 maravillosas piezas, en general de tamaño mediano o pequeño, joyas para la contemplación y el disfrute. Puro mediterráneo, puro éxtasis de los sentidos, de los colores, de las texturas. Son tan bellos estos peces que no llegan nunca a transformarse en pescados; permanecen, así, lejos de todo apetito gastronómico (yo mismo, tan poco escrupuloso a la hora de marcar con una dentellada el ámbito de mi territorio, he quedado extasiado en la mera contemplación, sin necesidad de ninguna otra cocina), como formas de alta sofisticación, elixir puro de belleza.

Por último, quisiera destacar una característica que afecta a todas las obras de esta muestra y que tal vez marque su perfil más propio: el ámbito de la profundidad que todo lo envuelve. Cada figura aparece como en suspensión, moviéndose de manera suave y armónica, en un fluido inconsútil que es el verdadero protagonista de la exposición. En mis profundidades, como se titula la muestra. Porque en ese misterio sabio y hermoso en el que se desarrolla toda la obra expuesta se esconde el espíritu del artista y poder acercarse a él es el verdadero regalo que aquí se nos ofrece.