Aragón
CASTILLA Y LEÓN

La ex abadesa de Belorado denuncia al arzobispo de Burgos tras declarar ‘okupa’ al falso obispo

El arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha tomado el control absoluto por mandato de la Santa Sede

En plenas celebraciones del Corpus Christi, la polémica por las monjas clarisas rebeldes de Belorado (Burgos) no ha hecho más que acrecentarse después de que tanto el obispo como el cura fake hayan sido declarados okupas. Un hecho que se deduce de lo sucedido este miércoles, y que ha desatado la cólera dentro del convento, absorbido por la secta de la Unión Pia de San Pablo Apóstol.

Hasta el punto de que la ex abadesa de Belorado ha denunciado al arzobispo de Burgos, D. Mario Iceta, por «violar el derecho fundamental de asociación y el principio de separación», así como por «usurpación de representación legal». Una denuncia que interpuso nada más y nada menos que en Logroño, y que «tiene unas 100 páginas», según ha expresado el cura falso, José Ceacero, en la rueda de prensa a las puertas del convento (en la que ha empezado tranquilo y ha ido perdiendo los nervios conforme los periodistas le cuestionaban sus acusaciones). Pero, ¿a qué se debe esta denuncia?

Roma y las monjas clarisas

Este miércoles fue un día crucial para el devenir de las monjas clarisas, no sólo las de Belorado, sino para todas las de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu, de las que aquellas forman oficialmente parte (puesto que no han sido todavía expulsadas).

Por mandato de Roma, el arzobispo de Burgos, D. Mario Iceta, tomó el control de los monasterios de Belorado, Orduña y Derio, al ser nombrado este miércoles comisario pontificio ad natum (es decir, hasta que la voluntad de la Santa Sede sea otra), tras la petición de ayuda por parte de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu a la Santa Sede para poder lidiar con el cisma de Belorado.

Además, el nombramiento del arzobispo de Burgos, como comisario pontificio, que otorga poder total (superior al de abadesa y al consejo del monasterio respecto a todas sus competencias y atribuciones) se hizo público precisamente el mismo día en que expiraba la responsabilidad de sor Isabel como abadesa del monasterio, un hecho que se le comunicó por burofax.

Sin embargo, este hecho ni lo acepta la ex abadesa ni la secta del falso obispo, que tachan de «usurpación de poder» y de no respetar el derecho civil «en un estado laico».

La secta deberá salir del convento

Por lo pronto, en nombre del Papa Francisco, D. Mario Iceta, como comisario pontificio, prohibirá expresamente «el acceso y permanencia en los monasterios y todos sus inmuebles de los Sres. Pablo de Rojas y José Ceacero y cualquier otra persona vinculada a la Pía Unión de San Pablo Apóstol», según ha expresado en un comunicado la Archidiócesis de Burgos. Lo que pondría en la diana a todas las religiosas de Belorado que hayan decidido romper con la Iglesia Católica, pues tendrían así mismo que abandonar el convento.

Además, la archidiócesis de Burgos lanza un aviso de navegantes, en dicho comunicado, «los monasterios, sus propiedades y bienes son bienes eclesiásticos y pertenecen a la comunidad como entidad jurídica, no a sus miembros en cuanto personas físicas». A tal efecto, «si se llegara a decretar la supresión de los monasterios, por no poder cumplir lo establecido en la Instrucción sobre la vida contemplativa (denominada Por Orans) todos sus bienes quedarían en el ámbito de la Federación de las Hermanas Clarisas de Nuestra Señora de Aránzazu, conforme a sus estatutos», añaden.

Paciencia para con las monjas

Eso sí, si la expulsión tanto del obispo falso, Pablo de Rojas, como del también cura falso, José Ceacero, está clara, todavía está por ver la de las monjas. El arzobispo, y ahora también comisario pontificio, D. Mario Iceta, ha insistido que la excomunión latae sententiae (pena ya impuesta) se producirá consecuentemente si las religiosas de forma libre y personal expresan su voluntad de no continuar perteneciendo a la Iglesia.