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Los agricultores andaluces acusan a Marruecos de exportar alimentos que «provocan cáncer de mama»

Aceitunas
Aceitunas.
David García de Lomana

El secretario general en Andalucía de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG-A), Miguel López, ha criticado este viernes la «hipocresía» de la Unión Europea ante la entrada de alimentos procedentes de Marruecos y otros terceros países que están contaminados con el insecticida clorpirifos, prohibido por la UE ya que está «demostrado científicamente que provoca cáncer de mama».

La organización agraria se ha pronunciado de este modo con motivo del Día Mundial de la lucha contra el cáncer de mama, alertando de que la normativa de seguridad alimentaria «no está garantizada en Europa» por «la falta de control de las importaciones de terceros países». Consideran que esta situación es «una vergüenza» y exigen responsabilidades, «incluso penales», porque se trata de un «atentado contra la salud pública».

Según explica COAG-A, el pasado verano se corroboró la «hipocresía» de la UE con una partida de aceitunas marroquíes llegadas a España. El Rasff (Rapid Alert System Feed and Food), mediante su notificación número 2023.6060 del 5 de septiembre, alertó sobre la distribución en nuestro país de aceitunas importadas de Marruecos con un alto nivel de clorpirifos.

El 18 de agosto se llevó a cabo un control fronterizo al producto, siendo liberado el envío para su distribución sin esperar los resultados de la analítica que, finalmente, demostró una presencia del citado insecticida en una proporción de 0,067 mg/kg- ppm, cuando su límite máximo de residuos (LMR) está fijado en 0,01 -el mínimo detectable en laboratorio-, lo que ha sido calificado como un hecho grave.

Este lote de aceitunas marroquíes es «sólo son un ejemplo de lo que está ocurriendo con la connivencia de las autoridades», explica el secretario general de COAG-A. «Fueron al mercado, han sido consumidas y son perjudiciales para la salud. Estamos hablando de un insecticida organofosforado, con un amplio grado de control y alto poder de penetración, que el 6 de diciembre de 2019 fue prohibido totalmente por la Comunidad Europea por su peligrosidad», ha subrayado.

En este sentido, COAG-A indica que existen estudios de las facultades de Farmacia y Bioquímica y de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), junto con científicos de la Universidad Nacional de Comahue (Argentina), que han comprobado que la exposición a bajas dosis de clorpirifos produce cáncer de mama. «No es un proceso de gripe inmediata cuando tomas el alimento, sino un cáncer un tiempo después», remarca López, y está «demostrado científicamente».

«Falta de transparencia» de la UE

Desde el pasado mes de enero, y como resultado de diversos controles aleatorios, se han notificado en el Rasff 199 alertas sanitarias por clorpirifos. Las alertas por esta sustancia ascienden a 827 desde 2020, año en que se prohibió este químico en Europa.

López apunta que algunos de estos alimentos contaminados se pudieron retirar a tiempo, según la información que ofrece el Rasff, pero otros se liberaron antes de que se obtuvieran los resultados de las analíticas, es decir, «llegaron al mercado y fueron consumidos». «Un hecho muy grave del que no aporta información suficiente y clara, y que responde una vez más a la falta de transparencia que la UE mantiene sobre este asunto, que supone un atentado contra la salud pública», ha recalcado.

Ante esta situación que «se sigue produciendo de manera constante,
aunque no trasciende para evitar la alarma social», el responsable agrario afirma que «mientras la UE no tenga una frontera única y una política aduanera común, con un reglamento estricto, riguroso, que penalice y que controle todos los puertos europeos, seguirán entrando en el mercado europeo productos alimentarios con exceso de sustancias perjudiciales para la salud que en Europa están prohibidas».

«Y de toda esta situación salen beneficiados unos pocos, por lo que además de atentar contra la salud pública permitiendo la entrada de productos con veneno, la UE beneficia a la especulación, a las grandes multinacionales que compran a precio muy barato en países donde, en muchos casos, las sustancias peligrosas para la salud están permitidas y donde no se respetan los derechos laborales, para venderlos en Europa a precio europeo, e incurriendo en competencia desleal a los agricultores y ganaderos de aquí, que sí cumplen con las normas y cultivan productos de calidad y saludables», zanjan desde COAG-A.

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