La última declaración de la mujer de Luis Lorenzo sobre la muerte de la tía Isabel: «Yo no le daba medicación»
Luis Lorenzo: "De la noche a la mañana nos han convertido en asesinos"
Luis Lorenzo: "No hemos hecho nada, esto lo resolverá la ciencia"
Luis Lorenzo: "La animadversión de la familia de Arancha ha provocado todo esto"
La última declaración de Arancha Palomino ante la juez sobre la muerte de la tía Isabel: «Yo no le daba la medicación». OKDIARIO accede al contenido de la última comparecencia de la pareja del actor Luis Lorenzo, ambos investigados por el presunto homicidio de Isabel, la tía de Arancha.
Fue el ocho de noviembre de este año. Ese día, la pareja acudió al juzgado a petición propia para «defendernos de las acusaciones que se vierten en el último informe de la Guardia Civil». Esa nueva ampliación del atestado dejaba de lado la hipótesis de que Arancha y Luis Lorenzo habían envenenado con cadmio y manganeso a la tía de la primera para quedarse con su patrimonio y herencia. Ahora, la Guardia Civil se inclina por la teoría de que los dos investigados procuraron llevar a la anciana hasta la muerte negándole los cuidados que necesitaba y suministrándole pastillas de forma incontrolada.
Eso es lo que intentaba determinar la juez durante la larga y tensa declaración de Arancha Palomino. La investigada comenzó negando que se trajera desde Asturias a su tía Isabel mediante fuerza o engaño: «Isabel ya había venido a Madrid en 2019, 2020 y 2021, venía a revisión por el principio de Alzhéimer que sufría y para financiar el caro tratamiento de sus pastillas. Se vino con nosotros aprovechando un viaje que hicimos a Asturias. No es verdad que Isabel se dejara la luz encendida, ni la nevera abierta en su casa». Arancha sí admite que la anciana vino a Madrid el 10 de marzo de 2021 tan sólo con una muda y un cepillo de dientes y terminó pasando más de tres meses en casa de su sobrina hasta que falleció el 28 de junio de 2021.
La Guardia Civil sostiene que llevaron a la anciana de médico en médico presionando para que se le diagnosticara Alzhéimer y se le recetara medicación. A esa cuestión, Arancha Palomino responde insistiendo en que sólo la llevaron a dos centros. Uno fue el centro de salud que les correspondía y otro, más especializado. «Yo no le daba la medicación a la tía Isabel, lo hacía la cuidadora. Le daba la medicación pautada por los médicos en un papel que teníamos puesto en la nevera». La declaración de Arancha coincide con la de la cuidadora que estuvo a su servicio. Elisabeth V. contó a la juez lo siguiente: «Yo compraba los alimentos, cocinaba y daba de comer a la anciana, Arancha compraba los medicamentos y yo se los daba». La cuidadora también explicó en su día que tras la muerte de la anciana siguió contratada un mes más por Aránzazu y Luis, y que son amigos. Según Arancha, la cuidadora se quedó en su casa tras el fallecimiento de la anciana porque ella misma se encontraba anímicamente mal y necesitaba apoyo.
Uno de los gerentes de la empresa que facilitaba las cuidadoras a la pareja ha declarado que la tenían abandonada y «pasaban de ella» hasta el punto que se vio obligado a comprar la medicación de la anciana de su bolsillo. Arancha lo niega. También niega lo que dijeron los hijos de la pareja, que no se preocupaban de la alimentación de la anciana y que le gritaban.
La falta de cuidados es otra de las sospechas que pesa sobre la pareja. Sobre las acusaciones de algunos de sus vecinos, al respecto de que maltrataban de palabra a la anciana a la que supuestamente obligaban a utilizar el baño del garaje, Arancha explica: «Isabel puntualmente se ponía agresiva, con esos vecinos mantenía desde antes una relación de enemistad». Arancha continúa con sus explicaciones: «Mis hijos tampoco pegaban a la anciana, tampoco es cierto que la enviáramos al baño del garaje, ni le faltaba la comida. En mi casa había comida de sobra, nunca regañé a la cuidadora por duchar a Isabel o cambiarle las sábanas. No es cierto que mi tía sufriera falta de higiene porque lo hubieran detectado en las consultas médicas».
De esta forma, Arancha responde a algunas de las acusaciones vertidas por los testigos. También explica el incidente del restaurante, cuando los empleados llamaron a la Policía porque supuestamente habían dejado allí sola a la anciana durante horas mientras ellos se iban a un parque de atracciones. «Isabel se quedó allí porque ella quiso. Lo decidimos en ese momento, ella no quería ir a la Warner, y se quedó con dinero y con el móvil». Arancha explicó a la juez que sólo dos días después de este incidente, el 19 de abril de 2021, un médico estableció que la anciana no podía vivir sola, ni manejar dinero, ni hacerse cargo de su medicación.
Ante la juez, Arancha confirmó que, sobrepasada por la situación, llegó a consultar con una asistente social la posibilidad de reenviar a la anciana a Asturias. Luego se arrepintió: «Es verdad que luego la asistente me llamó y no cogía sus llamadas, pero estaba intentando resolver todo el problema y tenía muchas llamadas».
Les acusan de mantener a la anciana aislada del resto de la familia y no permitir que la Guardia Civil confirmara que Isabel se encontrara bien tras la denuncia de la familia asturiana. «No es verdad que la mantuviéramos aislada. Era mi tía Isabel la que no quería hablar con ellos, sobre todo porque a veces la amenazaban. Es verdad que no quisimos que pasara la Guardia Civil a casa cuando nos enteramos de que en Asturias habían denunciado su desaparición y nos acusaban de tenerla aislada. Nos pareció bien que no dejara pasar a los guardias por mi tía, que ya se encontraba muy mal, y por los niños. Sí fuimos al cuartel de Rivas-Vacíamadrid a dar explicaciones». Arancha y Luis mantienen que todo el problema lo desencadenó la familia asturiana debido a su obsesión por el dinero. La familia, antes del fallecimiento de Isabel, llegó a denunciar en Asturias ante la Guardia Civil que desconocían el paradero de la anciana y que probablemente estaba en Madrid con Arancha.
Sobre las acusaciones de apropiarse de la herencia y las visitas a los notarios. Otro de los movimientos sospechosos de Arancha es el cambio de testamento de la anciana a su favor, y las visitas para obtener poderes sobre sus cuentas. «Ella me incluyó en la herencia porque decía que lo merecía. Es cierto que el día antes de ir al notario estuvo hospitalizada, pero ella pidió el alta voluntaria». Los notarios han declarado que durante el acto del testamento y del primer poder sobre las cuentas de la anciana, todo fue correcto y la anciana decidió ella sola en plenitud de facultades, no así cuando en una tercera visita intentaron ampliar el poder y el notario lo rechazó por el estado de la anciana. Arancha continúa: «El 1 de junio íbamos a ampliar el poder pero sufrió unos síntomas de ictus. El motivo de ampliar el poder no era para tener acceso a su fondo fijo, era para saber con cuánto dinero contábamos para gastarlo en sus cuidados».
La Guardia Civil les acusa de «vaciar» las cuentas de la anciana, y el fiscal de inflar los gastos para su cuidado. «Los suministros no se pagaban con el dinero de Isabel, siempre que se hicieron pagos con su dinero fue para hacer frente a sus cuidados, sí que le comprábamos mucha ropa». El sumario refleja que durante los más de tres meses que la anciana estuvo en casa de la pareja en Madrid, se gastaron cerca de 23.000 euros de sus cuentas. La Guardia Civil también encontró 140.000 euros en metálico en la vivienda, pero Luis Lorenzo sostiene que eran de un fondo que canceló por su falta de rendimiento y que puede demostrarlo.
La juez le acusa de estar de acuerdo con la cuidadora para no estar en casa en el momento del fallecimiento de la anciana. «No es cierto que nos pusiéramos de acuerdo. Ese día, Luis y yo habíamos tomado un tren a Asturias para llevar la documentación a la Guardia Civil que demostraba que Isabel no estaba por la fuerza en casa como había denunciado su hermano. Teníamos cita en el cuartel, pero no recuerdo con quién. Nos enteramos del fallecimiento de Isabel a mitad de camino y volvimos. No sé porqué Elisabeth (la cuidadora) no llamó al 112. Ella sabía que estaba muerta porque tenía experiencia con fallecimientos de otras personas, nos avisó y nos dijo que no sabía qué hacer». Horas después de la muerte de la anciana Luis Lorenzo llamó al médico para que certificara el fallecimiento, y éste último tardó tres horas más en llegar.
Respecto al resultado de la autopsia que halló cadmio y manganeso en el cadáver de Isabel. «Yo no puedo explicarlo porque no tengo conocimientos, pero creo que los especialistas ya han dado respuesta a esas preguntas». Arancha se refiere a los dos últimos informes de los especialistas en toxicología en los que se advierte que no hay pruebas suficientes para determinar que la anciana fuera envenenada, y existe la posibilidad de que los tóxicos hallados fueran producto del proceso natural de descomposición del cuerpo.
Ahora, Arancha y Luis Lorenzo tienen depositadas sus esperanzas en un segundo informe de la autopsia solicitado por el fiscal para terminar de aclarar los motivos de la muerte de la tía Isabel.
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