Sociedad

Felipe de Borbón de Príncipe abanderado en Barcelona 92 a Rey comprometido con el deporte español

El joven abanderado que simbolizó la ilusión olímpica española en los Juegos de Barcelona 92 ha presidido este martes las conmemoraciones de aquel momento de euforia, conserva 25 años después su afición por la vela y es el máximo valedor del deporte español en el mundo desde su condición de jefe del Estado.

El entonces Príncipe de 24 años y hoy Rey, casado y con dos hijas -una de ellas heredera de la Corona-, Felipe de Borbón y Grecia no ha dejado de implicarse personalmente en favor de los deportistas españoles de cualquier disciplina que participan en competiciones internacionales y siempre ha ofrecido su apoyo a las aspiraciones olímpicas de España.

En todos estos años, ha sido constante su cercanía a los representantes olímpicos españoles en todo tipo de especialidades deportivas y en las sucesivas ediciones de los Juegos (a partir de 2004 acompañado por su esposa, doña Letizia), sin olvidar su celebrada contribución al impulso final de la candidatura de Madrid 2020, que permitió soñar con un triunfo al tercer intento.

El Rey de España, Felipe VI, entre su madre la Reina Sofía y su mujer, la Reina Letizia animando a la selección española de fútbol.

«Toda España quiere los Juegos; ahora más que nunca, Madrid tiene sentido», proclamó «como participante olímpico y orgulloso padre de dos niñas» en aquella intervención de 2013 en Buenos Aires ante la Asamblea del COI, que se sumaba a la defensa de las candidaturas madrileñas de 2012 y 2016 que habían protagonizado años antes el Rey Juan Carlos y la Reina Sofía.

Orgullo patrio desfilando en Barcelona 92

El todavía Príncipe lideró entonces el último esfuerzo para intentar que España volviera a acoger unos Juegos, con el recuerdo aún vivo de aquel 25 de julio de 1992 en el que, bandera en mano y sonriente bajo un ya mítico sombrero blanco, encabezó el desfile del equipo olímpico español por el tartán del estadio de Montjuic entre el clamor del público y la emoción de sus padres y hermanas.

El entonces Príncipe Felipe de Borbón ejerciendo de abanderado de la selección olímpica española.

Diez días después, logró lo que él mismo define como «un honroso diploma olímpico» en la modalidad «Soling» de Vela junto a Fernando León y Alfredo Vázquez por su sexto puesto al frente de la embarcación «Aifos», bautizada con el nombre de Sofía al revés en honor de su madre.

Ni la progresiva acumulación de responsabilidades como heredero de la Corona ni la llegada a la Jefatura del Estado en junio de 2014, tras la abdicación de su padre, han impedido a don Felipe mantener un contacto directo con el mundo de la vela, al que se incorpora cada verano, aunque sea por unos días, con ocasión de la Copa del Rey que se disputa en aguas de la Bahía de Palma.

Felipe VI capitaneando su barco «Aifos», por el nombre de su madre al revés, durante una travesía.

Precisamente su compañero de tripulación en Barcelona’92 Fernando León, más tarde campeón olímpico, ha compartido su pasión por esta disciplina durante más de 10 años a bordo de los veleros que el Príncipe patroneó bajo el nombre de «CAM» -rebautizado «Hispano» tras la quiebra del patrocinador- antes de volver a competir desde 2012 con embarcaciones de la Armada, como en las primeras ediciones.

Así, una de las imágenes habituales de la Familia Real durante sus veraneos en Mallorca es la de don Felipe en el Club Náutico de Palma, a punto de embarcar o recién llegado del campo de regatas, a veces acompañado de doña Letizia y sus hijas, sometidas cada año al interés de la prensa sobre si seguirán la tradición familiar y, como su padre, aprenderán los secretos de este deporte en la escuela de Calanova.

Leonor y Sofía parecen no estar muy interesadas en la vela deportiva

Recibirán clases de vela «si ellas quieren», fue su respuesta en el último encuentro con periodistas en el Palacio de Marivent, un razonamiento ante el que la infanta Sofía asintió y que su madre refrendó antes de añadir, sonriente: «Algún día».

Lo cierto es que don Felipe, que se inició en la vela de alta competición por expreso deseo de su padre, no ha conseguido hasta ahora contagiar a Leonor y Sofía la pasión por esta disciplina, algo que sí ha logrado con el esquí, que doña Letizia y sus hijas practican con soltura, como se pudo ver por última vez el pasado febrero en la estación invernal de Astún, en el Pirineo de Huesca.

Los Reyes de España Letizia y Felipe VI junto con sus dos hijas Leonor y Sofía en una estación de esquí.

Después de haber viajado con su esposa, como Príncipes, a Atenas en 2004, a Pekín en 2008 y a Londres en 2012 para animar y felicitar personalmente a los deportistas, el ya Felipe VI despidió en Barajas a los representantes españoles en Río 2016 como «los mejores embajadores de un país que sabe superar las dificultades», pero el bloqueo político que vivía España le impidió acudir a los Juegos.

En todo caso, ambos siguieron por televisión las pruebas en que competían españoles y recibieron a su vuelta a todos los olímpicos y paralímpicos que lograron medalla o diploma, a quienes él agradeció su «ejemplo magnífico» con valores como la búsqueda del triunfo con honestidad y juego limpio, el respeto al adversario sin enemistad y «saber luchar hombro con hombro» por el éxito de España.

Y es que, además de promover los objetivos de «mayor inclusión, formación y prestigio» en la que ya es «una potencia deportiva mundial», don Felipe, que recibió en 2013 la Orden Olímpica de Oro, tiene muy presente, como jefe de Estado, la necesidad de aprender de los valores olímpicos – sacrificio, solidaridad, espíritu de equipo…- para superar los desafíos que afronta el país.