La importancia de un equipo multidisciplinar en la infección de prótesis para evitar males mayores
Las prótesis han cambiado la vida a millones de personas. Han permitido que recuperen la movilidad y funcionalidad de algunas partes de su cuerpo, además de, en muchos de los casos, aliviar dolores que se habían convertido en una dolencia crónica.
No obstante, como casi cualquier aspecto de la medicina o avance científico también puede presentar una cara B en forma de infección que debemos contemplar, aunque las cifras son bajas al ser una opción poco habitual. Sólo se suelen producirse infección entre el 1% y el 3% de las cirugías.
El tratamiento de esta infección debe tratarse de inmediato, según apuntan los especialistas. Por ello, el Hospital Quirónsalud Barcelona cuenta con una Unidad de Patología Séptica donde tratarlo de manera multidisciplinar, ya que trabajan de forma conjunta especialistas de Traumatología, Infectología y Cirugía Plástica y el laboratorio de Microbiología para dar respuesta a estos pacientes.
En este sentido, el Dr. Lluís Puig, cirujano ortopédico en el Hospital Quirónsalud Barcelona y miembro de la Unidad de Patología Séptica, ha explicado que «es muy importante el trabajo multidisciplinar en estos casos. Solo así es posible que los pacientes puedan recuperar su calidad de vida y no haya que recurrir a soluciones drásticas como puede ser la amputación del miembro. Gracias a esto, el centro hospitalario logró un 90% de éxito en la recuperación de pacientes con infección protésica durante los últimos tres años».
Cuidado con las infecciones de prótesis, sobre todo con aquellas poco evidentes
Esta unidad barcelonesa cuenta, además, con una amplia y reconocida experiencia en el manejo de las complicaciones más graves por infección de prótesis. De hecho, hasta allí llegan casos derivados de otros centros que no se ven capacitados para afrontar los casos más complejos. Entre el año 2020 y el 2022 esta unidad ha atendido a 23 pacientes con infección protésica y en todos ellos, excepto en uno, se consiguió erradicar la infección con recuperación funcional satisfactoria.
«Hay que valorar que muchas veces el paciente, ya que cuando llega hasta nosotros se encuentra en un estado muy precario. En esta línea, nuestro objetivo será siempre el de intentar el tratamiento más conservador posible. Gracias a nuestra experiencia en el manejo de estas complicaciones conseguimos muchas veces salvar el miembro de la amputación. Más del 90% de los casos nos fueron remitidos de otros centros hospitalarios, ya que no disponen de la infraestructura ni del equipo de profesionales para tratar estos pacientes de alta complejidad», añade el Dr. Puig.
El primer punto para el abordaje de esta complicación es lograr un buen diagnóstico. En algunos casos este es sencillo, cuando se presenta una infección aguda que no deja dudas sobre el problema. Sin embargo, en no pocas ocasiones esto no es así.
La importancia de un buen diagnóstico
El Dr. Puig ha detallado que «hay pacientes en los que la infección no es evidente, que presentan un dolor persistente, pero nadie es capaz de llegar a un diagnóstico. En ellos se realizan pruebas y cirugías –muchas veces innecesarias– que pueden prolongar esta situación durante meses, lo que se traduce en una pérdida importante de la calidad de vida del paciente y en un incremento de su angustia, así como un empeoramiento progresivo de la situación»,
Ha precisado el especialista que cuando existe la sospecha fundada de que un paciente puede estar sufriendo una infección de su prótesis, entra en juego el laboratorio de Microbiología. «Su trabajo es muy importante, ya que no sólo ayudarán en el diagnóstico, sino que también es fundamental para la decisión sobre qué antibióticos administrar para que se produzcan los menores efectos secundarios posibles y se consiga la recuperación más eficaz», apunta.
Una vez que al paciente se le ha diagnosticado y se han identificado los agentes microbianos implicados, el siguiente paso de la unidad consiste en conseguir eliminar la infección, en donde es importante el trabajo de los especialistas en Infectología. En este sentido, la Dra. María Luisa Sorli, especialista en enfermedades infecciosas del Servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Barcelona, que forma parte también de la Unidad de Patología Séptica, ha señalado que «sobre todo hay que informar al paciente que se enfrenta a un tratamiento prolongado, de unas ocho semanas como mínimo, y que en ciertos casos requiere una hospitalización larga, ya que algunos de los antibióticos usados pueden ser intravenosos».
También ha destacado que el uso de los antibióticos es complejo y puede producir además efectos secundarios que requieren la realización de analíticas frecuentes que ayuden a monitorizar la respuesta. «Un reto añadido en los últimos años es además el de las resistencias microbianas, cada vez más frecuentes. Todo esto se traduce en un tratamiento complejo en el que no es extraño combinar dos antibióticos, que requiere además tener en cuenta las posibles interacciones con otros tratamientos», ha añadido la especialista en enfermedades infecciosas.
El papel del especialista en Traumatología
En la eliminación de la infección el especialista de Traumatología también tiene un papel, ya que es preciso eliminar el tejido necrótico que pueda haber ocasionado la infección. «En esto hemos de ser muy agresivos para poder hacer una limpieza completa de la zona. Y una vez estamos seguros de que la infección está erradicada, nos toca hacer el recambio de la prótesis, que puede llegar a ser una intervención compleja, ya que al haber sido agresivos en la limpieza del tejido nos podemos encontrar con cavidades que es necesario rellenar», comenta el Dr. Puig.
Aquí es donde participa el especialista en Cirugía Plástica, que ha de estar versado en la cirugía reconstructiva. Ellos son los encargados de valorar qué tipo de cobertura del tejido epidérmico es necesario hacer y cómo abordar el relleno de las cavidades ocasionadas por la infección. «Normalmente optamos por un colgajo, es decir, una masa de tejido que se trasplanta de una zona a otra del cuerpo. En estos casos solemos preferir los colgajos musculares, ya que tienen un aporte sanguíneo extra que permite que llegue más fácilmente el antibiótico a la zona», apunta la Dra. Mireia Ruiz, jefa del Servicio de Cirugía Plástica y Reparadora del Hospital Quirónsalud Barcelona y miembro de la Unidad de Patología Séptica.
Mejorar la calidad de vida del paciente
Los pacientes que se someten a una intervención para implantar una prótesis lo hacen porque su calidad de vida está afectada, con una movilidad reducida que en algunos casos dificulta su desempeño cotidiano. Con esta operación esperan mejorar y, por eso, cuando se produce la complicación de una infección pueden verse muy afectados.
«Ellos esperaban mejorar y se encuentran con que tienen más dolor y que incluso su movilidad está más reducida por la inflamación. Es una situación compleja en la que es necesario hacer un buen trabajo de información para que entiendan todo el proceso que tienen que pasar y de esta forma conseguir una buena adherencia», apunta la Dra. María Luisa Sorli.
«La infección de la prótesis es una complicación grave, pero tratada de una forma multidisciplinar se puede curar. Esto también es importante que lo sepan los pacientes», ha terminado el Dr. Puig.
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