Cómo tratar la patología del ojo seco que afecta a alrededor del 30% de la población
El ojo seco es una patología compleja, multifactorial y crónica que puede producir, además de síntomas molestos, alteraciones visuales o lesiones en la córnea, entre otros problemas. La dolencia viene dada por un déficit de lágrima, bien porque es escasa o bien porque la que se produce no es de buena calidad debido a la falta o alteración de los lípidos que componen la lágrima, causada por la inflamación de los párpados (conocida como blefaritis). Los problemas de ojo seco son más comunes de lo que podemos pensar, ya que se trata de una dolencia que afecta al 30% de la población general, aumentando la prevalencia en personas de edades avanzadas.
Aunque la causas que pueden provocar esta dolencia son varias, hay que poner el foco en diversas situaciones desencadenantes y agravantes, como la exposición de manera directa a espacios secos y contaminantes, estar sometido a radioterapia y quimioterapia, seguir tratamientos con antidepresivos y antihistamínicos, haber sido sometido a una cirugía ocular o tener una alimentación deficitaria. Pero, además, en este último año de pandemia del Covid-19 la dolencia de ojo seco se ha elevado con respecto a un año antes debido tanto al permanente –y obligatorio– uso de la mascarilla como al exceso de trabajo con pantallas y ordenadores.
La importancia de la los factores modificables
Lo más adecuado es acudir al oftalmólogo cuando aparecen los primeros problemas visuales o molestias en los ojos. Si se confirma el diagnóstico, además de comenzar con el tratamiento que se prescriba, es importante tomar otra serie de medidas para poder mejorar la dolencia como, por ejemplo, elevar el consumo de los ácidos grasos Omega 3 para mejorar la calidad de la lágrima, extremar la precaución en caso de usar lentes de contacto, hacer descansos visuales cada 20 minutos de trabajo con pantallas, o evitar los ambientes muy secos con altas/bajas temperaturas artificiales debidas a calefacciones y aires acondicionados.
Ahora, con el fin de dar unos tratamientos óptimos a la problemática del ojo seco, la Fundación Jiménez Díaz, que acaba de convertirse en el primer hospital del mundo en recibir el EFQM Global Award, Premio a la Excelencia en Gestión de mayor Prestigio Internacional, ha impulsado una Unidad de Ojo Seco con oftalmólogos expertos que, además, tienen en sus manos la última tecnología en diagnóstico y tratamiento. En este sentido, «son necesarias unidades subespecializadas como ésta para realizar un seguimiento personalizado y, por ende, mejorar la calidad de vida del paciente», según defiende el Dr. Ignacio Jiménez-Alfaro Morote, jefe del Servicio de Oftalmología de dicho centro.
Por su parte, el Dr. Nicolás Alejandre Alba, jefe de la Sección de Córnea y Superficie Ocular del citado servicio, la unidad cuenta con personal auxiliar especializado en el seguimiento de este tipo de patología. «Es imprescindible que el equipo humano sea consciente de la trascendencia que tiene esta enfermedad para los pacientes», explica.
En la misma línea detalla que, aunque el ojo seco no es habitualmente una amenaza grave para la visión, sí tiene un enorme impacto en la calidad de vida, limitando notablemente numerosas actividades del día a día. De hecho, este grupo de población tiene una prevalencia de depresión más alta.
Un paciente, un diagnóstico
Para la realización de un correcto diagnóstico, cada paciente debe ser valorado de forma individual. Por ello, explica el Dr. Jiménez-Alfaro Morote, «lo primero es clasificar correctamente el tipo de ojo seco para personalizar su abordaje, descartar enfermedades asociadas, fármacos o hábitos que empeoren su condición, analizar las estrategias y fármacos empleados hasta el momento, valorar con el paciente sus preferencias de tratamiento, etc. De este modo, consensuaremos y pautaremos el abordaje más adecuado para cada caso», comenta el Dr. Jiménez-Alfaro.
Para tratar esta patología, la Fundación Jiménez Díaz está dotada de la última tecnología disponible como, por ejemplo, “el Keratograph 5M, uno de los dispositivos más avanzados para el estudio de pacientes con ojo seco», detalla. Concretamente, este topógrafo corneal reúne en un solo equipo todas las exploraciones objetivas necesarias, como el estado de la superficie ocular, el menisco lagrimal o el tiempo de ruptura de la película lagrimal, entre otros, con el fin de evaluar cada caso en profundidad.
Última tecnología disponible
Pero, además, señalan ambos especialistas, «también disponemos del TearLab, tecnología capaz de cuantificar la osmolaridad de la película lagrimal que, según el consenso de los expertos internacionales, es fundamental para el diagnóstico y seguimiento del ojo seco, y la plataforma modular multiaplicación Lumenis M22, el equipo más sofisticado de luz pulsada (IPL, Intense Pulsed Light), con el que se puede suministrar una amplia variedad de potencias con terminales específicos para el tratamiento de la disfunción de las glándulas de meibomio, alteración clave en el 90% de los pacientes con enfermedad de ojo seco en nuestro medio».
Generalmente, “los pacientes con ojo seco tienen sensación de sequedad y de cuerpo extraño, acompañada en algunos casos de dolores, pinchazos, sensación de escozor y quemazón o necesidad de parpadear. En muchos pacientes, sin embargo, «prevalecen más los síntomas visuales», relata el Dr. Alejandre Alba. Y añade: «Son personas que presentan buena agudeza visual, pero esta disminuye drásticamente cuando llevan un tiempo realizando actividades en las que necesitan fijar la vista».
El teletrabajo y el uso de las mascarillas dispara el número de pacientes
En este momento, además, el teletrabajo y el uso de mascarillas ha disparado el número de pacientes que presenta síntomas de sequedad ocular. Según el especialista, esto se debe a que «cuando fijamos nuestra atención en las pantallas, la frecuencia de parpadeo disminuye mucho, aumentando la evaporación de la lagrima. Y el aire que sale por la parte superior de la mascarilla también contribuye a resecar la superficie ocular”. También estamos viendo pacientes que, tras pasar la Covid-19, acuden a consulta por la aparición brusca de estos síntomas».
La Unidad de Ojo Seco de la Fundación Jiménez Díaz, además de participar en ensayos clínicos de nuevos tratamientos, tiene en marcha en la actualidad diferentes líneas de investigación. La principal de ellas busca conocer cómo optimizar los tratamientos de luz pulsada intensa en cada paciente. Aunque es una tecnología que lleva ya algunos años desarrollada, «en el campo del ojo seco estamos seguros de que podemos llegar a un gran nivel de personalización», afirma el Dr. Alejandre.
Y concluye: «Además, estamos realizando estudios enfocados a comprender mejor el ojo seco en la población oncológica y cómo influyen los tratamientos en la superficie ocular de nuestros pacientes», avanza el especialista. «También tenemos un proyecto para estudiar en qué momento del proceso de cada paciente es más eficaz medir la osmolaridad de la película lagrimal», explica.
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