Tienen que rodar cabezas en ARCO
Una feria de arte tan prestigiosa como ARCO no se puede permitir una exposición que homenajea a los golpistas de Cataluña, a los etarras de Alsasua y al matón Bódalo. Incluso el arte tiene sus límites, igual que cualquier ámbito de la vida. Especialmente cuando, como en esta oportunidad, el artista pretende enaltecer la figura de personas que inciden en la ilegalidad lejos de denunciar un comportamiento que supone un pernicioso ejemplo para la sociedad. Resulta imposible de comprender que se pueda glorificar a personas como Oriol Junqueras, Jordi Sánchez o Jordi Cuixart. No son presos políticos, como sostiene el artista Santiago Sierra en el título de su muestra, sino autores de un golpe de Estado que a punto han estado de subvertir la legalidad vigente y cuyas consecuencias están dejando unos efectos desastrosos para la economía y la sociedad catalana y, por extensión, para toda España.
Tratar de homenajearlos, por tanto, es también justificarlos. No se debe frivolizar con la ley, menos cuando el evento en sí cuenta con el sustento del dinero público. Idéntica reflexión se extiende también a los etarras que dieron una paliza a un par de guardias civiles y sus mujeres en la localidad navarra de Alsasua. Si apoyamos mediante unas fotos ese tipo de conductas es que, directamente, vivimos en una sociedad enferma. Esto no es una denuncia a través del arte, como muchos irresponsables tratan de argumentar, —entre otros, cómo no, el Ayuntamiento de Madrid— se trata de una legitimación indirecta de la delincuencia y el salvajismo. ¿Cómo se puede decir que un violento empedernido como Andrés Bódalo es un preso político?
Sea como fuere, tampoco podemos ser ingenuos. Al artista Santiago Sierra le ha tocado la lotería con toda esta polémica. Las fotografías de la exposición, con escaso mérito artístico, han sido adquiridas por 80.000 euros por el socio de Roures, Tatxo Benet, que inmediatamente las ha puesto a disposición de los independendistas. Esta publicidad gratuita se hubiera evitado si los responsables de ARCO hubieran hecho bien su trabajo impidiendo la muestra. Ahora, muchos oportunistas tratarán de sacar rédito político, pero hablar de “censura” en este caso es una inconsciencia, además de pura demagogia. Tendrán que rodar cabezas ante este grave error. Cualquier prebenda a los que delinquen es un ataque al Estado de Derecho.
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