¡Que le corten la cabeza!
“El alcohol me ha dado más de lo que me ha quitado”, decía Churchill. Imagino que es estrambótico Boris Johnson o Al, como le llaman en la intimidad se repetirá este mantra tranquilizador, cada vez que niega haber tenido conocimiento de las fiestas del vino que consistió y disfrutó.
Ya saben, tras la jornada laboral de final de semana, en Downing Street se organizaban fiestas donde no se respetaban las restricciones que ellos mismos pautaban al resto de los ciudadanos…
Personalmente, no me parece para mandar a la horca al premier, aunque él conoce la política y sabe que una incoherencia como esta puede acabar con tu posición. Especialmente, cuando continúa defendiendo su inocencia en modo “profesora el perro me ha comido los deberes”.
Lo que sí me parece de guillotina es el chivatazo, a destiempo, y con la única intención de dañar (y no de proteger la salud pública), de su ex asesor Dominic Cummings, también en el innoble papel del resentido filtrador. Gente de esa calaña, con tan torpe manejo de la rabia y el honor, no debería existir en la política.
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