Junqueras va de farol
Oriol Junqueras salió el pasado sábado amenazando. Era el primer consejo nacional del partido tras su victoria en las primarias del pasado mes de diciembre. Esquerra Republicana ha quedado casi dividida por la mitad. Como Cataluña. El líder de ERC consiguió el 52,2% de los votos frente al 42,2% de su rival, el rovirista Xavier Godàs.
Participaron poco más de 6.500 personas, cerca de un 80% del censo. Lo cual quiere decir que, durante los últimos años, Cataluña ha estado pendiente de un partido de poco más de 8.000 militantes. Pero, como decía, tenía que salir sacando pecho. La política catalana es un permanente quiero y no puedo.
Entre otras razones, porque Junts les ha pasado la mano por la cara. No sólo en las últimas elecciones autonómicas, donde les sacaron quince diputados: 35 a 20, sino sobre todo en Madrid. El protagonismo ha sido para los de Puigdemont a pesar de los esfuerzos denodados de Rufián de marcar territorio.
Por eso, Junqueras advirtió de que no negociarían los Presupuestos del 2025. Hasta que se cumplan los acuerdos pactados, es decir, la famosa financiación singular. ERC se agarró en su día a ello para justificar el voto a Illa, tapar el papel de Junts en la amnistía y vender algo a su menguado electorado independentista
Flanqueado por su nueva número dos, Elisenda Alamany -que empezó en los Comunes, por cierto- aseguró que «no llegaremos a nuevos acuerdos hasta que se cumplan los que ya tenemos». «Exigiremos el cumplimiento -añadió- porque estamos convencidos de que es útil para la mayoría de nuestro país y de nuestra sociedad». Se da la circunstancia de que, a la misma hora, el PSC celebraba también su consejo nacional, el equivalente al comité federal del PSOE. El presidente de la Generalitat aseguró que «el PSC cumple siempre sus acuerdos», incluso añadió que «íntegramente».
Illa ha hecho, en este caso, lo que hace siempre: esperar a que amaine la tormenta y no entrar al trapo. Tampoco está en condiciones con su precaria mayoría parlamentaria. Pero estoy convencido de que Junqueras va de farol. Primero, porque tampoco está Esquerra para forzar unas elecciones, vista su situación interna.
Segundo porque todavía no puede ser candidato.
Tercero, porque en caso de bajar más ¿qué haría? ¿dimitir después de lo que le ha costado volver? Al fin ya al cabo perdieron trece escaños en las últimas elecciones. Además, para la opinión pública, ellos serían los únicos responsables.
Eso sí, Salvador Illa tampoco puede forzar la máquina y este martes mismo El Periódico, un diario considerado próximo al PSC, anunciaba en portada que El Govern pone en marcha el traspaso de la R1 de Rodalies, otra de las reivindicaciones de los republicanos. Era una previa de la reunión del Gobierno catalán de este mismo martes, o sea que la filtración debía salir de Palau.
La verdad es que Salvador Illa preside, pero no gobierna. Al menos, como decía, no hay polémicas. Acompaña al Rey siempre que hay un acto oficial. Hasta fue al Día de la Constitución para desespero de TV3, que no paraban de destacar que era la primera vez que iba el presidente en catorce años.
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