Un Gobierno infame, una oposición inane

presos ETA

La polémica desatada a raíz de conocerse que PP y Vox votaron por error a favor de una reforma pactada entre Sánchez y Bildu que rebaja las condenas a sanguinarios presos etarras crece a medida que se van conociendo nuevos datos: las mentiras del número 2 del Ministerio de  Justicia sobre la denominada reforma Txapote -negando que fueran a beneficiar a los terroristas- es la apoteosis de la infamia, lo que añade aún más gravedad, si cabe, a la desidia de PP y Vox, que fueron miserablemente engañados por el Ejecutivo. Ciertamente, perderse en disquisiciones sobre qué es peor, si la maldad o la estupidez, provoca melancolía en un momento en que nos enfrentamos a un escenario deprimente.

Tenemos un Ejecutivo que ha hecho cumbre en la abyección política y una oposición que ha quedado retratada por una descomunal pifia. Es verdad que la reforma hubiera sido aprobada aún en el caso de que PP y Vox la hubieran rechazado, pero la imagen de la formación de Feijóo y Abascal sale triturada por mucho que, en efecto, sea mucho grave la perversión moral del Gobierno que la inoperancia de la oposición.

PP y Vox podrían haber sido derrotados parlamentariamente, pero su oposición a la reforma Txapote les hubiera conferido un marchamo de indiscutible dignidad frente al oprobio. Ahora, pese al perdón de Feijóo, esa batalla moral es políticamente compleja, porque la opinión pública es especialmente sensible a la impericia. Fue el Gobierno de Mariano Rajoy el que impidió que los presos etarras se beneficiaran de la rebaja de penas, al blindar por ley que los terroristas no se fueran de rositas. Y es el Gobierno de Pedro Sánchez el que quita ese blindaje para favorecer a Txapote y compañía. Es verdad, pero la memoria es frágil y es el día a día el que mueve a la opinión pública. Y hoy los españoles tienen delante una triste realidad: un Gobierno infame y una oposición inane.

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