El espejismo del mercado laboral
Como vengo diciendo, la economía se encuentra anestesiada por el gasto público ingente, que mantiene el empleo gracias al empuje de dicho gasto no productivo, que empeora estructuralmente a la economía y mercado laboral españoles.
Adicionalmente, la estacionalidad propia de las fechas del año, camuflan un dato malo de paro y afiliación, pues los registros de ambos, tanto en términos intermensuales como interanuales, son de los peores datos de un mes de diciembre.
Así, el empleo sigue siendo precario -cada vez hay más proporción de fijos-discontinuos entre los indefinidos-, mucho a tiempo parcial y se destruye más empleo el último día del mes del que se crea en términos intermensuales.
El paro baja intermensual es el peor dato de un mes de diciembre, junto con el año de la pandemia, desde 2011, con importante componente estacional de la campaña de Navidad. Del mismo modo, el paro interanual es el cuarto peor dato de un mes de diciembre desde 2013.
Del mismo modo, el dato intermensual de afiliación a la Seguridad Social es el quinto peor de un mes de diciembre de los últimos doce años y el dato interanual de afiliación es el cuarto peor de los últimos diez años.
Todo ello, cuando España tiene la mayor tasa de paro de la UE, con un 11,2%, y la mayor tasa de paro juvenil de la UE, con un 26,7%. Así, el empleo que se creó en los últimos meses no fue sólido, porque no se creó realmente, sino que se repartió y, ahora, tiene uno de los peores registros de un mes de diciembre, después de haberse destruido en noviembre.
Además, más de la mitad (un 61,34%) de los contratos indefinidos del mes son o a tiempo parcial o fijos-discontinuos. Se incrementa tres puntos esta precariedad sobre el dato de noviembre.
En 2022 hubo, al menos, un artificio de más de un millón y medio de este tipo de contratos fijos-discontinuos acumulado en el año, con muchos trabajadores que firman varios contratos indefinidos a lo largo del mes al haberse prohibido la contratación temporal y no optar algunas empresas por la figura del fijo-discontinuo, sino por breves contratos indefinidos. En enero, febrero y marzo de 2023, prosiguió el efecto del artificio normativo, que empezó a corregirse, por comparación estadística, en abril de 2023 y continúa, por los mismos motivos, desde entonces.
Cuando dichos contratos, antes temporales, acababan, engrosaban las listas del paro. Al pasar a fijos discontinuos, cuando cesan actividad no son considerados parados (de hecho, el incremento de los demandantes de empleo ocupados en la suma global de los últimos meses indica la merma en los datos de paro que antes se contabilizaban por este motivo y que por los propios datos que dio el ministerio en una respuesta parlamentaria a una pregunta escrita cifró en casi medio millón de parados no contabilizados) y que nunca más han vuelto a dar. La UE considera que hay casi un millón de personas (985.000) que no trabajan en España y que no están incluidas en las listas del paro. El aumento de estos faltos indefinidos desde 2022 es palpable.
Por tanto, nada que celebrar en cuanto a los datos del mercado laboral, que son reflejo de una economía sostenida artificialmente por el gasto público, con daños estructurales importantes provocados por la deuda y el déficit, así como por la expulsión que el intervencionismo está provocando en la inversión productiva.
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