Opinión

La CEOE: sindicato con piel de patronal

  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

Si hay dios, del tipo que sea, seguramente sea empresario y, con toda probabilidad, tiene un cabreo importante con la CEOE, ese sindicato que sigue disfrazado de patronal sin defender ni un triste principio empresarial. Pensará ese dios que es lógico impulsar una reducción de jornada, o mejoras salariales, pero que las cuentas son las que son, y no quiera España verse afrontando una crisis económica.

Si hay dios, el que sea, es empresario, y está cabreadísimo con lo más alto de la cúpula de la CEOE, que vive como viven los secretarios generales de los sindicatos, con el presidente subiéndose el sueldo (379.000 euros anuales), cambiando las normas para perpetuarse en el cargo y, en última instancia, realizando la misma genuflexión ante la ministra de Trabajo que podrían realizar UGT o CCOO. Estará pensando, seguro, que hace tiempo que la productividad y el beneficio, cuando crecen, lo hacen alejados de unos costes laborales disparados. Y no entenderá que nadie diga nada. Cómo es posible, se preguntará, crear una pyme, dirigir una empresa, ¡o el universo!, si el presidente de los empresarios está obsesionado con lograr un piropo de la ministra en lugar de ayudar a sus asociados.

Si hay dios, dada su capacidad para el sufrimiento y la piedad que le podríamos suponer, tiene que ser empresario. O habría despedido hace tiempo a Antonio Garamendi. En su infinita misericordia, seguro, ese ser divino ha decidido que las empresas de este país tienen que atravesar este calvario mientras les mienten con los datos macroeconómicos.

El PIB de España crece gracias al turismo y, en los últimos años, al gasto y empleo públicos. En el cuarto trimestre de 2024, el gasto público supuso más del 20% del crecimiento del PIB. La remuneración media por asalariado rozó el 3% en 2024 y los beneficios empresariales apenas un 0,8%. Si hay dios, y es empresario, sabe que si a esta receta le metes una subida en la inflación y le subes impuestos, la quiebra empresarial está garantizada en cuanto desenchufen la máquina de gasto público.

Que el presidente de la CEOE esté centrado en colocar a sus afines en las organizaciones autonómicas y acudir a eventos para sonreírle a la ministra de Trabajo, y no tenga el cuerpo envuelto en llamas de pura rabia cuando le suben los costes laborales 14 trimestres consecutivos, no se entiende.

No hay dios que pueda entender que el salario crezca por encima de la productividad y te quieran reducir las horas trabajadas. Es imposible, por más vueltas que le dé, que ese dios comprenda a Garamendi. Le tiene paciencia, piedad o misericordia, pero es imposible que apruebe su encarnizada lucha empresarial, consistente en recibir de Yolanda Díaz un simpático «qué guapo estás hoy, Antonio».

Hoy, el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva, reúne al Comité Ejecutivo y, después, a la Junta Directiva, para anunciar la fecha de las elecciones de la patronal de la pequeña y mediana empresa, porque su mandato expira este sábado y tampoco consigue unificar del todo el apòyo de los empresarios. Cuerva no tiene la paciencia ni la misericordia de ese dios nuestro, y tiene un enfado importante con Garamendi (recíproco, por otro lado). Y Garamendi lo sabe, por lo que va a hacer todo lo posible para que Cuerva no vuelva a ser presidente de Cepyme.

Dicen las malas lenguas que el propio Garamendi ha pedido a muchos delegar su voto en CEOE, de manera que sepan de antemano los apoyos con que cuenta Ángela de Miguel, candidata de Valladolid presentada por el propio Garamendi. Así evita cambios de opinión.

Pero nuestro dios, si lo hay, no es de perseguir rumores, ni infundios que pudieran mencionar que se ha rozado el chantaje para obligar a delegar ese voto. Es paciente y piadoso. Sólo así se entiende que se perdone el bochornoso apoyo del Gobierno a la propia Ángela de Miguel.

Lo lógico sería pensar que, si el Ejecutivo te sube los costes laborales, el salario mínimo interprofesional, las cotizaciones sociales, y te reduce la jornada laboral… lo lógico sería que te alzaras en armas, como empresario, contra el Gobierno. O que tomaras las calles, o asaltaras el cielo, que diría aquel.

Qué pensará ese dios de que el director de gabinete de Pedro Sánchez, Diego Rubio, cancelase por pudor una reunión con la cúpula de la patronal el mismo día que Cepyme entregaba sus premios. Dicen que dicen que Moncloa canceló la reunión «antes de saber que habría premios», y que además, Pedro Sánchez acudió con imparcial actitud a los galardones. Dicen que dicen

Si hay dios, del tipo que sea, seguramente sea empresario, porque sino de qué iba a tener ese aguante, esa capacidad de resistir, abierto en canal, a las inclemencias de los dirigentes. Cómo, si no es empresario, iba a querer seguir adelante con lo suyo sabiendo que, haga lo que haga, vendrán a cobrarle el diezmo, que cada vez se parece más a la mitad y menos a la décima parte.

Si hay dios, del tipo que sea, es empresario. Y necesariamente autónomo. Y necesita que lo defienda la patronal, no un sindicato.