Opinión

Ayuso resiste la embestida de Sánchez y desmonta su sectaria estrategia de acoso

La pregunta es sencilla: si el Gobierno acepta ahora fijar criterios unificados a la hora de imponer medidas restrictivas por el coronavirus -como reclamaba la Comunidad de Madrid-, ¿por qué el ministro de Sanidad lleva días generando miedo e incertidumbre a millones de madrileños? ¿Por qué el Ejecutivo socialcomunista ha trasladado la idea de que la situación en Madrid era crítica y obligaba a intervenir, provocando una inseguridad gratuita a los ciudadanos de la comunidad? ¿Cómo es posible que el pasado 17 de septiembre avalara las medidas de restricción de movimientos en determinadas zonas acordadas por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso y una semana después saliera a exigir el confinamiento?

Parece evidente que el Gobierno socialcomunista se ha lanzado a una miserable campaña de deslegitimación del Gobierno regional con el objetivo concreto de doblegar políticamente a su presidenta. Y lo ha hecho de forma tan obscena y descarada que ha tenido que recular ante la evidencia de que estaba imponiendo a una comunidad criterios sanitarios que ni antes ni ahora había impuesto a otros territorios. Lo que ha pretendido el ministro de Sanidad es discriminar a una comunidad por estrictos criterios de sectarismo político. Ha pretendido que Isabel Díaz Ayuso claudicara y, al final, ha terminado por rendirse a la evidencia y asumir que su intención de confinar Madrid no venía avalada por criterios sanitarios o científicos homogéneos. Al final, todas las ciudades de más de 100.000 habitantes serán evaluadas con los mismos criterios epidemiológicos.

Sánchez quiso confinar Madrid para acabar políticamente con Isabel Díaz Ayuso, que ha aguantado el feroz ataque socialcomunista. Sus medidas para hacer frente a la segunda oleada del coronavirus empiezan a dar resultados y desmontan la mezquina estrategia de un Gobierno que no ha dudado en servirse de la mentira y la mala fe para intentar rentabilizar políticamente una tragedia sanitaria.

Ayuso ha aguantado el tipo contra viento y marea, pero que no se confíe: Pedro Sánchez no parará hasta verla fuera de la presidencia de la Comunidad de Madrid.