Opinión

El alegato de Antonio Banderas

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Si yo fuera Antonio Garamendi, ya hubiera ordenado la preparación de algo significativo para agradecer al actor malagueño Antonio Banderas su bien determinada reivindicación del empresario/emprendedor, al señalar que «España debería mimar a los empresarios que son los que crean empleo y riqueza…».

Ha tenido que ser un actor que ha ido evolucionando desde una izquierda moderada hacia posiciones más liberales a partir de sus propias vivencias personales y colectivas de sesenta años. Con una sola declaración ha hecho más por la reivindicación del empresariado español que lo que nadie hizo en el último medio siglo de la historia del país.

En el hombre que triunfó en Hollywood como actor, director y posteriormente como empresario hay que reconocer, desde mi modesto punto de vista, tal coherencia personal que tiene su aquél tratar de extenderla como ejemplo a toda una generación a la que pertenece este malagueño amante de su tierra, su cultura y su pertenencia inequívoca a una colectividad superior que llamamos España. El alegato difundido estos días por el andaluz en favor de la libre empresa, demandando respeto y consideración hacia los protagonistas principales en la creación de empleo, resulta especialmente significativo y valiente. Al fin y al cabo, es una de las más representativas figuras del mundo del cine y el teatro de nuestro país, en un predio mayormente colonizado por la izquierda que abomina de todo lo que significa «empresa» aunque se hayan hecho millonarios y su forma de vivir no se en absoluto ejemplo de su prédica. 

Antonio Banderas es un empresario cultural y sabe lo que significa idear, montar y desarrollar una idea empresarial. Lo que hay que luchar y sufrir por mantener arriba el telón. Mientras en el Gobierno Sánchez de principio a fin –salvando en ocasiones a Calviño y al ministro Planas-, se dedican a denigrar a los hombres y mujeres que se juegan su dinero y su vida intentando permanecer en pie y sostener sus empresas, al menos, ha llegado alguien de fuera para poner un poco de sensatez ante tanto desaguisado.

Sabíamos que Banderas es una buena persona, un andaluz honrado y persona inteligente y viajado. Ahora ha dado ejemplo de moderado patriotismo, gran sentido de la realidad y enorme sensatez.