La abstención que tocaba con Abascal, Casado se la regala a Sánchez
El PP se abstendrá en la votación sobre el estado de alarma que permitirá a Sánchez hacer uso de este instrumento excepcional durante seis meses, un plazo a todas luces excesivo para un Gobierno que se ha caracterizado por el empleo torticero del poder para dinamitar las instituciones del Estado.
El PP se abstendrá al tiempo que denunciará a la Comisión de Venecia del Consejo de Europa mal uso que el Ejecutivo socialcomunista hace de este instrumento constitucional. Es difícil de entender que el PP no se oponga de manera rotunda a un estado de alarma que confiere a Sánchez poderes absolutos durante medio año en el que la democracia estará secuestrada.
O sea, la abstención que debió emplear en la moción de censura de Vox se la regala ahora a Pedro Sánchez, que a esta hora debe estar celebrando la pusilánime reacción del partido de Pablo Casado, que parece haberse confundido de enemigo.
El PP tendría que haber dicho “no” a este estado de alarma que permitirá al presidente del Gobierno saltarse a la pídola los controles del Parlamento y debió abstenerse en la moción de censura de la formación de Santiago Abascal. Parece que de un tiempo a este parte, Casado ha errado el tiro y anda echo un lío a la hora de elegir adversario.
El estado de alarma de seis meses es una amenaza para la democracia, porque un plazo tan largo otorga a Sánchez un salvoconducto para hacer hacer y deshacer a su antojo. Si el PP recurrirá al Consejo de Europa para denunciar lo dilatado del mismo no se entiende la abstención.
Parece que le cuesta decir “no” al socialcomunismo y disfruta diciéndoselo a Vox, lo que no deja de ser una extraña paradoja. Eso de dar aire a los adversarios y puerta a los afines es para hacérselo ver. Regalarle una abstención a Sánchez para que haga de su capa un sayo y negarle el pan y la sal a la formación de Abascal es una estrategia indigesta para la inmensa mayoría de sus votantes. Casado sabrá, pero sus dos últimos movimientos habrán causado estupor entre los propios y aplausos de los extraños.
España no puede estar seis meses sometida a un Gobierno que tiene una querencia natural a invadir todos los poderes del Estado. La abstención de Casado es, sencillamente, inexplicable. Debió utilizarla en la moción de Vox y ahora, dadivoso, se la regala a Pedro Sánchez.
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