Septiembre cierra un año hidrológico especialmente seco con un 11% menos de precipitaciones
Las cantidades acumuladas se encuentran por debajo de sus valores normales en la mayor parte de la Península y archipiélagos
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Septiembre cierra un año hidrológico especialmente seco y cálido situado en el nivel 3, con un volumen total trasvasado de 218 hm³ y deja la reserva hídrica española al 36,5% de su capacidad total.
Es el alarmante balance que nos deja la climatología a finales del mes de septiembre de 2022 según los datos aportados por la AEMET y el Ministerio para la Transición Ecológica, resumen que el presente año hidrológico 2022-2023, que comenzó el pasado 1 de octubre de 2022 y finalizará este próximo 30 de septiembre de 2023, no ha sido muy favorable.
En la actualidad el agua en los embalses sigue bajando en España a pesar de las fuertes lluvias de las últimas semanas. En concreto actualmente almacenan 20.482 hectómetros cúbicos (hm³) de agua, disminuyendo en la última semana en 141 hectómetros cúbicos (el 0,3% de la capacidad total actual de los embalses).
Cerca del nivel 4
El Ministerio para la Transición Ecológica reseña que «esta cifra de 20.482 hectómetros cúbicos, nos deja lejos de la media de los últimos diez años que está fijada en 27.530 cuando la capacidad de los embalses españoles es actualmente de 56.000 hectómetros cúbicos, en total se habrá autorizado el trasvase de 218 hm³ desde la cuenca del Tajo hacia las cuencas del Guadiana y del Segura».
Analizando, prosigue la nota ministerial, «los últimos diez años hidrológicos, a través del acueducto Tajo-Segura se habrá autorizado la derivación de un total de 2.647,2 hm³, si bien cada uno de los trasvases aprobado a lo largo de estos años se ha hecho en función de la situación hidrológica existente».
Esta situación se valora mediante los criterios definidos en las denominadas «reglas de explotación», que, en función de los volúmenes embalsados en Entrepeñas y Buendía a comienzos de cada mes y las aportaciones recibidas en los mismos durante los 12 meses anteriores, permite definir 4 niveles distintos que condicionan los volúmenes máximos autorizables en cada uno de ellos Es importante saber que «en el nivel 4 no cabe aprobar trasvase alguno según los responsables estatales.
Un 11% menos de precipitaciones
La AEMET describe en su balance sobre las precipitaciones en el año hidrológico que «el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas desde el pasado 1 de octubre de 2022 hasta el 26 de septiembre de 2023 se cifra en 561 mm, lo que representa alrededor de un 11 % menos que el valor normal correspondiente a dicho periodo (632 mm)».
Sigue el organismo meteorológico desgranando cifras, centrándose en las cantidades acumuladas se encuentran «por debajo de sus valores normales en la mayor parte de la Península y archipiélagos».
En algunas zonas no se llega al 75 % respecto de ese valor normal tal y como ocurre en puntos de los cuadrantes noreste y suroeste peninsulares, en zonas más aisladas de Asturias, Cantabria o País Vasco y en la mayoría de las islas Canarias, principalmente en las más orientales, salvo en La Palma y en la mitad sur de Tenerife.
Andalucía, al 20% de capacidad
Por otra parte, las precipitaciones superan los valores normales para el periodo 1991-2020 en Galicia, en la mitad oeste de Castilla y León junto con Soria, en la Rioja y mitad sur de Navarra, en las provincias de Madrid y Toledo y en la mitad oeste de Cuenca, en la mitad norte de Extremadura, de manera más dispersa en el levante que va desde Almería hasta el valle del Ebro, en las islas de Mallorca y Menorca y en la mitad sur de la isla de Tenerife.
La situación no es igual en todo el territorio, la peor parte se la lleva Andalucía donde sus embalses están al 20% de su capacidad, una situación hidrológica que no se sufría desde 1995. Destacan, por su situación de escasez de agua, la cuenca del Guadalquivir que se encuentra al 18,5% de su capacidad, y la del Guadalete-Barbate al 16,5%.
Según Greenpeace, «el año hidrológico ha dejado cifras de récord pero el cambio climático hará que sean superadas en adelante» y recuerda que «actualmente hay decenas de pueblos con restricciones por falta de agua».
Un suelo seco que no absorbe lluvias
La organización ecologista detalla que «con la falta de lluvia, conviven aguas torrenciales que no sirven para paliar la sequía, porque el suelo seco es incapaz de absorber suficientemente».
Greenpeace advierte que hay medidas urgentes que deben tomarse porque «España sufrirá cada vez más eventos climáticos adversos» y que «para luchar contra la desertificación, sequía, y otros eventos extremos que maximizan su impacto, es vital frenar el cambio climático».
Para ello hay que reducir, con urgencia, la emisión de gases de efecto invernadero provocados por los combustibles fósiles y adaptar los territorios a la meteorología extrema, que será cada vez más frecuente, especialmente en la región Mediterránea”, ha declarado Julio Barea responsable de la campaña de agua de Greenpeace.
Un septiembre más lluvioso
A pesar de que el mes de septiembre ha sido más lluvioso de lo habitual en general, las reservas de agua no han aumentado de forma significativa ni suficiente. Desde la entidad ecologista se describe que «estamos viendo lluvias pero están siendo torrenciales, sobre puntos muy focalizados y son destructivas ya que caen sobre un suelo seco que no permite la absorción y no sirven para aliviar la sequía».
Se recuerda que las precipitaciones torrenciales crean importantes destrozos materiales y pérdidas de vidas humanas, tal y como ha pasado en Castilla La Mancha o en la Comunidad de Madrid en este mes de septiembre.
En agosto, Greenpeace denunciaba que más de 600 municipios, sólo en Andalucía y Cataluña, sufrían ya algún tipo de restricción en el uso del agua por la sequía. Este listado no ha hecho más que incrementarse y 14 nuevos municipios de la Costa Brava han entrado en emergencia.
La cuenca del Guadiana, que se encuentra en gran parte ya en situación de emergencia, es también otra de las más afectadas. Pero de esta situación de sequía no se libran tampoco las cuencas del Torío-Bernesga, al norte de León, o el Pisuerga, al norte de Valladolid.
Sequía y altas temperaturas
En este repaso al año hidrológico no se puede olvidar hechos como que la laguna más grande del Parque Nacional de Doñana, la laguna de Santa Olalla, se secaba completamente, a pesar de ser una laguna que se alimenta por las aguas subterráneas.
Desde Greenpeace se relata que los eventos extremos están relacionados y se nutren unos de otros, se retroalimentan, repasando que la falta de lluvias, el aumento de las temperaturas en tierra firme y en las aguas marinas son escenarios conectados.
En el caso de la sequía, unida al calor extremo, favorecen que la vegetación de los montes se encuentre cada vez más seca, proporcionando más combustible para los incendios y permitiendo que avancen con mayor rapidez. Los suelos secos (por la sequía, el calor y/o los incendios) no absorben el agua, por lo que favorece la escorrentía del agua en los eventos de grandes precipitaciones, aumentando su impacto.
Las aguas marinas tampoco han escapado al calor y durante el verano de 2023 se han batido récords en la media de temperatura global de los océanos, que se ha superado en más de 1ºC.
En el Mediterráneo, se han sucedido las olas de calor marinas desde el verano de 2022 hasta el verano de 2023, con episodios de más de 30 días por encima de los 27 ºC. Esta agua marina caliente sirve de reserva de energía para los temporales y tormentas costeras posteriores, que elevan su intensidad y desencadenan precipitaciones y episodios de inundaciones, que caen sobre una región Mediterránea azotada por la sequía.
Medidas a tomar
Entre las medidas a tomar para no sufrir más eventos climáticos adversos y paliar los episodios de sequía y de calor extremo, se pide a los gobiernos central y autónomos que «se abandone la quema de combustibles fósiles y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero» y que se acelere «una transición justa hacia un sistema energético 100 % renovable y en manos de las personas».
También se insta a «establecer un plan para la reducción de la superficie de regadío, principalmente el intensivo e industrial, primando el agua para consumo humano, los caudales ecológicos y los cultivos para consumo directo humano y revisar la conversión de cultivos de secano a regadío».
Además, se solicita, entre otras medidas, el no permitir proyectos que demanden mucha agua en las zonas más afectadas por la falta de suministro, controlar su uso ilegal, descartar más infraestructuras hidráulicas y utilizar las desaladoras en situaciones excepcionales.
Reducir la ganadería al 50%
También apunta a que no se debe «conceder ninguna concesión ni autorización a nuevas instalaciones de ganadería intensiva o a la ampliación de las existentes y reducir, empezando ya en 2023», por lo que la solución pasa por «reducir la cabaña ganadera al 50% para 2030».
Por otro lado, se requiere que el Estado aumente «el presupuesto destinado a la gestión forestal, que debe centrarse en la planificación y protección de los recursos hídricos para avanzar en la adaptación de los bosques mediterráneos al cambio climático y, por tanto, en la protección del suelo y del agua».
Un otoño más cálido
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica se ha dado también una predicción para este otoño informando que «hay una alta probabilidad (superior al 60 % en la Península y al 70 % en los archipiélagos) de que el otoño meteorológico sea más cálido de lo normal». En cuanto a las precipitaciones, existe un 50 % de probabilidad de que sea más lluvioso de lo normal, frente a un 20 % de que sea más seco.
Para estos meses de octubre, noviembre y diciembre, se describe como que «lo más probable es que sea muy cálido (hay entre un 50 y 70 % de probabilidades)» y advierte que «podría ser más lluvioso de lo normal, aunque en este caso hay mayores incertidumbres ya que hay una probabilidad de entre el 40 y el 50 % de que sea un trimestre lluvioso frente al 20 a 40 % de que sea seco».
Madrid, dentro de la normalidad
Por su parte, los trece embalses con los que Canal de Isabel II abastece a la Comunidad de Madrid han empezado el año hidrológico al 51,1% de su capacidad máxima, 10 puntos por debajo de la media de los últimos 30 años. A 1 de octubre, las reservas almacenaban 482,5 hectómetros cúbicos, un valor inferior al registrado justo hace un año, cuando se encontraban al 55,7% de su capacidad con 525,3 hectómetros cúbicos acumulados.
A pesar del menor volumen de agua almacenado, la situación hidrológica con la que se afronta el nuevo año hidrológico en la región es de normalidad. En todo caso, y como siempre hace independientemente de la situación hidrológica y climatológica, Canal de Isabel II insiste en la importancia de ahorrar agua y realizar un consumo eficiente y respetuoso del recurso en hogares y empresas.
En la totalidad del año hidrológico, el consumo en la Comunidad de Madrid ha sido muy parecido al del curso anterior, con un ligero descenso del 0,1 %. Desde el 1 de octubre de 2022 hasta el 30 de septiembre de 2023, se derivaron 492,2 hectómetros cúbicos de agua desde los embalses hasta los millones de puntos de consumo repartidos por la región. El día de mayor consumo de agua fue el 15 de julio, mientras que la jornada en la que se derivó menor volumen de agua para consumo correspondió al 30 de diciembre de 2022.
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