¿Deben aumentarse los límites de velocidad en España?

El debate sobre los actuales límites de velocidad en España está más vivo que nunca. ¿Por qué? Por la intención de la DGT de bajarlos de forma genérica en las carreteras convencionales a 90 km/h -cifra que los titulares de la vía podrán elevar si lo estiman conveniente-. Hasta aquí bien, pues es en este tipo de carreteras donde más accidentes se producen. Pero, ¿qué pasa con las autopistas y autovías? ¿Sigue siendo lógico que tengamos los mismos límites desde hace tantos años cuando las vías son mejores y los coches más modernos?

La respuesta clara es no. Bien haría la DGT en adecuar los límites de velocidad a los tiempos que corren. Puede que un sistema que no generalizase tanto fuese lo ideal, teniendo en cuenta cada vía por sí misma, e incluso el coche que conducimos con sus correspondientes sistemas de seguridad. Los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS) permiten reducir el riesgo de accidente, evitando o mitigando las consecuencias del mismo. Según el estudio de la DGT “Informe y análisis sobre la influencia de los sistemas de ayuda a la conducción en la seguridad vial y su aplicación para la clasificación de vehículos”, la implantación generalizada de dichos sistemas de asistencia en los vehículos nacionales reduciría la severidad de los accidentes en un 57% y evitar una cifra de 51.000 siniestros y sus consecuencias. De esta manera, aumentar los límites de velocidad no es una quimera.

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No obstante, esto es algo que no parece que vaya a pasar próximamente. Las estadísticas que maneja la DGT siguen teniendo a la velocidad -o su exceso, mejor dicho- como una de las causas más comunes de los accidentes de tráfico. Pasar la velocidad permitida o recomendada es un elemento fundamental que determina la mayor o menor incidencia en la siniestralidad vial, la gravedad y el grado de lesión de las víctimas en caso de accidente de tráfico. Además, en el caso de accidentes mortales, en un 21% de ellos, la velocidad fue un factor concurrente.

En 2016 (último año con datos consolidados) más de 350 personas fallecieron en las carreteras en accidentes en los que la velocidad fue uno de los factores concurrentes. De esta manera, por mucho que tanto los vehículos como las carreteras sean mucho mejores que los de hace años, las autoridades en ningún caso se plantean un aumento de los límites de velocidad.

¿Cómo influye la velocidad en los accidentes realmente?

Según diversos estudios, una disminución del 1% de la velocidad media de una carretera produce una reducción del 4% en las colisiones mortales. También se ha demostrado que reducir 10 km/h el límite de velocidad implica una rebaja de 2,5 km/h en la velocidad media. Teniendo en cuenta ambas cosas, se podría afirmar que rebajar 10 km/h el límite de velocidad implicaría una disminución de la mortalidad en torno al 10%.

A pesar de todo esto, bien harían en la DGT en analizar correctamente los accidentes que se producen. Sí, en muchos la velocidad es un factor concurrente, pero también habría que mirar el estado de las carreteras y demás factores que podrían haber influido en cada siniestro. Los excesos son malos, sí, pero hay problemas que son al menos tan importantes como la velocidad cuando se produce un accidente.