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Restaurantes de Madrid

Es como ir a Hogwarts pero sin salir de Madrid: el restaurante con sala común de Gryffindor y menú por menos de 25 euros

Para muchos, el universo de Harry Potter no terminó con el último libro ni con la última película. La magia sigue viva en generaciones que crecieron esperando su carta de Hogwarts, practicando hechizos en el pasillo de casa o soñando con una visita a Hogsmeade. Y por fin ahora, esa experiencia puede vivirse de una manera más real y sabrosa: en pleno centro de Madrid. El barrio de Salamanca se convierte, este verano, en un portal directo al mundo mágico con la llegada de un restaurante dedicado a Harry Potter y el universo Hogwarts que no deja indiferente a nadie.

Se llama Andén 9 ¾ y ha abierto sus puertas en el número 75 de la calle Ortega y Gasset. Un restaurante que no sólo se inspira en el universo de Hogwarts creado por J.K. Rowling, sino que lo traslada con un nivel de detalle y ambientación que convierte la cena en un verdadero hechizo. ¿La sorpresa? La carta, lejos de seguir una línea británica o medieval, apuesta por una cocina asiática fusión que combina creatividad, humor y mucha nostalgia. No se trata de un sitio par niños aunque también son bienvenidos. Es más bien un refugio para adultos que no han renunciado del todo a la magia. Desde el primer paso a este restaurante de Harry Potter, el ambiente te envuelve con velas flotantes, espejos encantados, referencias a la Cámara de los Secretos y hasta una réplica impresionante de la sala común de Gryffindor. Y si te fijas bien, puede que descubras algún hechizo oculto entre los espejos o una criatura mágica en el menú.

El restaurante de Madrid que es como ir a Hogwarts

Aunque lo habitual sería encontrar este tipo de locales en parques temáticos o grandes ciudades como Londres o Nueva York, Andén 9 ¾ ha apostado por el corazón de Madrid. El restaurante está diseñado con mimo: terciopelos, vitrales encantados, una chimenea al más puro estilo Hogwarts y un coche volador estampado contra la pared. Todo en él respira magia, sin caer en lo infantil. Aquí no se viene solo a comer, sino a vivir una experiencia completa que mezcla escenografía, nostalgia y un punto sofisticado.

Los detalles no están pensados sólo para el postureo o las redes sociales (aunque el restaurante es, claramente, un imán para TikTok). Se percibe una intención real de rendir homenaje al universo literario y cinematográfico, con un diseño inmersivo que transporta al comensal sin necesidad de capas ni varitas.

Un menú mágico por menos de 25 euros

Pero si el decorado es digno de un set de rodaje, la carta no se queda atrás. El Menú Mágico del restaurante de Harry Potter en Madrid cuesta 24,95 € e incluye dos platos a elegir de una selección que mezcla sabores asiáticos con nombres sacados del imaginario Potter: desde las Croquetas del Bosque Prohibido hasta la Coliflor del Callejón Knockturn, pasando por Dim Sum de Sirena o los famosos Huevos Estrellados del Snidget Dorado, preparados con trufa negra y toque de hechizo.

El menú permite sumar un tercer plato por solo 2 euros más, aunque hay una norma encantada: todo el grupo debe hacerlo. Y aunque las bebidas no están incluidas, la relación calidad-precio resulta muy competitiva dentro de la restauración temática madrileña. En total, la experiencia ronda entre los 20 y 30 euros por persona, lo que lo convierte en una opción atractiva tanto para fanáticos como para curiosos. Hay también gyozas, yakitori de ternera, carrillera muy jugosa y algún que otro plato escondido entre espejos que susurran, literalmente.

Opiniones, reservas y viralidad

La magia ha corrido como la pólvora por redes sociales. Un vídeo de la usuaria @carmenchens en Instagram mostrando la decoración y algunos de los platos más llamativos se volvió viral en cuestión de días, y desde entonces las reservas se han disparado. No es extraño: el local ofrece un equilibrio casi perfecto entre estética, ambiente y buena comida. Según las primeras opiniones en plataformas como Google Maps, el restaurante no solo impresiona visualmente, sino que la calidad de los platos es alta, algo que no siempre ocurre en este tipo de espacios temáticos.

La carrillera se lleva muchas alabanzas por su ternura y sabor, el yakitori de ternera parece tener fans fieles desde la primera semana, y las gyozas y baos no se quedan atrás. Más allá de lo anecdótico y visual, hay un esfuerzo culinario por mantener el nivel, lo que contribuye a que la experiencia no se quede en un simple “plan para Instagram”, sino en un recuerdo que vale repetir. Y eso, en estos tiempos, es un hechizo difícil de lograr.