Ejercicio: ¿Sabías que caminar rápido alarga la vida?
El ejercicio físico debe ser una constante en nuestra vida. Pero si caminas (algo que va estupendo para nuestro físico y mente) entonces hazlo cada vez a paso más rápido. Pues ¿sabías que caminar rápido alarga la vida? Descubrimos porqué.
“Nuestro nivel adecuado de ejercicio debería estar en ese punto que se encuentra entre poder mantener una conversación fluida sin esfuerzo (demasiado bajo) y sentirnos con falta de respiración (demasiado alto); lo que corresponde a un nivel moderado de ejercicio”, explica el Dr. Javier Cortés, cardiólogo del Hospital Vithas Medimar
El experto comenta que la realización de ejercicio físico de forma regular se asocia a una mayor expectativa de vida y también a una mayor calidad de la misma.
Mayores beneficios
Caminar rápido es más beneficioso que si lo realizamos de forma rápida, ya que se asocia con más beneficios para un incremento de la expectativa de vida. Y con ello conseguimos reducir el sobrepeso.
Una forma fácil al alcance de todos
Entre los beneficios de andar cada día está que es una actividad realmente fácil y al alcance de todos. Lo puedes hacer yendo o viniendo de la ofi, o bien dando un paso por la ciudad.
El doctor responde que ahora la novedad es conocer a qué ritmo debemos hacerlo para maximizar sus efectos en nuestra salud.
Cuánto caminar más rápido
Todos sabemos que apostar por el ejercicio físico moderado mejora la presión arterial, el colesterol plasmático, aumenta la energía y la resistencia física, mejora el estado de ánimo, aporta sensación de bienestar, entre otros.
Pero, ¿cuánto tiempo debemos caminar más rápido? Javier Cortés responde que la forma más fácil para saber si realmente estamos realizando un ejercicio moderado, sería dejando guiarse por nuestras sensaciones.
Nuestro nivel adecuado de ejercicio debería estar en ese punto que se encuentra entre poder mantener una conversación fluida sin esfuerzo (demasiado bajo) y sentirnos con falta de respiración (demasiado alto); lo que corresponde a un nivel moderado de ejercicio.
Esto también se puede medir con una ergoespirometría. La variación entre individuos es importante y la edad no es un método fiable para saber en qué frecuencia cardiaca es nuestro umbral aeróbico o anaeróbico.
Pues esto depende de numerosos factores: condición física, los ejercicios que realizamos, temperatura, problemas de salud, etc.
Además el cerebro es capaz de integrar de forma inconsciente numerosos datos proporcionados desde todas las partes del cuerpo y nos proporciona una sensación de fatiga (percepción de la intensidad del ejercicio) más o menos elevada.