La ‘cara b’ de la reaparición más esperada de Kate Middleton
La princesa volvió a ponerse tiara en una cena de gala en Windsor
Una velada cargada de guiños a los invitados, el matrimonio Macron

Más de año y medio después de su última aparición pública en una cena de gala, Kate Middleton no ha querido faltar al banquete de Estado que el rey Carlos III ha ofrecido en honor del presidente francés y su esposa, que se encuentran de viaje oficial en el Reino Unido. Una velada que se ha celebrado en el Castillo de Windsor debido a que en estos momentos el Palacio de Buckingham se encuentra en pleno proceso de reforma y en la que, como era de esperar, ha sido la princesa de Gales la que ha acaparado todas las miradas, por encima de la reina Camila y de la esposa del presidente francés.
Si a la llegada del matrimonio Macron, Kate Middleton apostó por un impecable conjunto de Dior al más puro estilo del New Look que definió el modista francés -uno de los máximos exponentes de la moda del país-, en la cena de gala, Kate Middleton también ha querido hacer un guiño a los invitados del rey Carlos III. Esta vez lo ha hecho con un precioso diseño con capa de Sarah Burton, la misma que diseñó su traje de novia cuando trabajaba en la marca Alexander McQueen. Sin embargo, ahora Burton es directora creativa de la firma francesa Givenchy. Una bonita manera de unir la moda francesa con la inglesa, de la misma forma, por cierto, que hizo su cuñada, Meghan Markle, en su boda. La esposa del príncipe Harry también apostó por Givenchy y la británica Clare Waight Keller, que era en 2018 la directora artística de la marca.
Kate Middleton y el príncipe Guillermo en Windsor. (Foto: Gtres)
No ha habido sorpresas en cuanto a las joyas que ha escogido la princesa, al menos, no de forma llamativa. Kate Middleton ha apostado una vez más por la que, sin duda, es su diadema preferida. La de perlas y diamantes que tantas veces llevó a lo largo de su vida la princesa Diana y que ya ha lucido en multitud de ocasiones. No obstante, esta vez ha llevado unos llamativos pendientes de diamantes de Cartier que originalmente pertenecieron a Margaret Greville. La aristócrata se los regaló a la reina madre, junto con otras piezas. La Reina Isabel los heredó en los años 50. No es la primera vez que la princesa recurre a ellos.


La reina Camila en Windsor. (Foto: Gtres)
Al margen de las joyas, uno de los detalles más relevantes es que, por primera vez, la esposa del príncipe Guillermo ha llevado la Orden Familiar de Carlos III, que ya le hemos visto a Camila. Esta orden es una distinción personal que el monarca concede a mujeres de la familia real como muestra de aprecio y reconocimiento e incluye un retrato del rey realizado por Elizabeth Meek rodeado de diamantes y montado sobre un lazo azul claro. La princesa llevó también la Orden Familiar de Isabel II y la banda de la Real Orden Victoriana, que recibió en 2019.
De las joyas a los colores
La cena se ha convertido en una suerte de guiño constante a los colores que comparten las banderas de ambos países: el rojo, el azul y el blanco. Mientras que la princesa de Gales ha apostado por el más vibrante de todos, Brigitte Macron se ha decantado por el azul, con un diseño con capa de Nicolas Ghesquière para Louis Vuitton, una de sus firmas de cabecera.


Los reyes con el matrimonio Macron. (Foto: Gtres)
Más discretas han sido el resto de royals. La reina Camila, la princesa Ana y las duquesas de Gloucester y de Edimburgo han elegido vestidos en tono blanco o crudo, como si alguien les hubiera indicado que debían apostar por esta gama cromática. La esposa del monarca y la duquesa de Gloucester han sido las únicas que han puesto un toque de color con las joyas. En el caso de Camila con un precioso aderezo de zafiros, mientras que la duquesa ha elegido uno con turquesas. Sophie Rhys-Jones ha rescatado una tiara con una gran aguamarina central que, sin embargo, no llamaba especialmente la atención. Es una pieza que la mujer del duque de Edimburgo utiliza con frecuencia porque es muy versátil y ofrece muchas posibilidades.