La Ertzaintza halló en la agenda de Amedo la lista de policías franceses que trabajaban para los GAL
La Ertzaintza encontró en la agenda de José Amedo los nombres de los policías franceses que trabajaban para los GAL. El subcomisario de Bilbao disponía desde los años 70 de una vasta trama de colaboradores y confidentes en el sur de Francia para combatir a ETA.
Esa misma red fue aprovechada y ampliada en 1983 con dinero de los fondos reservados por sus jefes de Bilbao -Julián Sancristóbal, Francisco Álvarez y Miguel Planchuelo- para organizar los comandos de mercenarios que combatieran a los terroristas de ETA con sus propias armas: el secuestro, el tiro en la nuca y el coche bomba.
OKDIARIO ha conseguido la agenda con los nombres de los colaboradores policiales galos que Amedo guardaba en un maletín, que desapareció durante tres horas mientras se recuperaba en el hospital tras sufrir un accidente en la autopista Bilbao-San Sebastián. Durante la confusión del accidente los agentes de la Ertzaintza dispusieron de tiempo para hacer una copia de los documentos de los GAL que el subcomisario ocultaba en su portafolios.
Amedo, que comenzó a trabajar en la lucha antiterrorista en 1968 tras los asesinatos de sus compañeros José Pardinas y Melitón Manzanas y solicitar el destino de Información Pura en Bilbao, se movía por el territorio francés con plena libertad -“como por mi propia casa”, utilizando sus propias palabras-. En un tiempo récord logró tejer toda una red de colaboradores y confidentes en el sur de Francia.
Muchos de ellos eran comisarios e inspectores de la Gendarmería de Bayona y Biarritz como Guy Metge, Jacques Castets o un personaje misterioso, clave en la lucha antiterrorista, conocido por el sobrenombre de “Jean-Louis”, de quien sigue desconociéndose su verdadera identidad. También ex policías como René Itoiz y Jean Philippe Labade, militares legionarios como Gerard Manzanal o Pedro Sánchez o el sargento paracaidista francés Patrick Noel de Carvalho. O el ex miembro de los servicios secretos portugueses, Mario Correira da Cunha.
El colaborador “Jean Louis” estaba destinado, según Amedo, en la Comisaría Central de Pau y había sido apartado por Roger Bosslé, jefe de antiterrorismo en el Departamento de los Pirineos Atlánticos, tras los métodos utilizados para detener e interrogar a un miembro de Iparretarrak, la franquicia francesa de ETA en Francia.
Los documentos en poder de la Ertzaintza
Todos esos nombres y una larga lista de mercenarios figuraban en la agenda y en las notas de Amedo que cayeron en poder de la Ertzaintza y que, sorprendentemente, no levantaron ningún interés en los expertos de la Consejería de Interior del Gobierno vasco. Sobre todo, porque los GAL entraron en acción en la lucha antiterrorista apenas dos meses después del accidente del subcomisario de Bilbao.
Según un ex alto cargo del Ministerio del Interior socialista, la actitud de los responsables de la policía autonómica de Vitoria es “un alarde de hipocresía” porque mientras acusaba a Barrionuevo y su equipo de ser los progenitores de los GAL “ocultaban los documentos de la guerra sucia que tenían en su poder”.
En uno de los folios de la agenda aparecían anotados, entre otros, los nombres de “Guy Metge”, “Manzanal”, “René” y “Pedro”.
Guy Metge era un inspector de la PAF, la Policía del Aire y Fronteras, de Hendaya, que colaboraba con Amedo desde hacía años a cambio de una asignación económica de los fondos reservados. En la agenda aparecen hasta tres teléfonos: dos de la oficina y uno de su domicilio privado -un espacioso chalet en la calle W.D- al que sólo podían llamarle de 12 a 2 y después de las 8 de la tarde, como queda recogido en la anotación. El horario daba a entender que el policía practicaba una vida muy familiar.
Según cuenta Amedo en su libro “Cal Viva” (página 72), el Ministerio del Interior llegó a entregar a Metge hasta 500.000 francos franceses de fondos reservados -12 millones de las antiguas pesetas-, por orden de Julián Sacristobal. Era el pago por facilitar los domicilios del etarra Larretxea Goñi, a quien pensaban secuestrar. El objetivo era intercambiarlo por el capitán de Farmacia, Martín Barrios, que ETA tenía en su poder y amenazaba con matar. Después, según Amedo, facilitó la residencia de Mikel Lujúa, pero el comando se confundió y secuestró por error al comerciante francés, Segundo Marey.
Metge, según Amedo, disponía de un DNI operativo, con una identidad falsa, pero registrado legalmente en el Ministerio del Interior. Así podía abrir una cuenta en una entidad bancaria de Irún e ingresar las ganancias de los fondos reservados.
El policía francés perdió la vida de manera extraña en un accidente de circulación mientras conducía en una recta un Audi que se acaba de comprar. El socio de Metge, el también policía Jean Louis, le contó a Amedo que había sido una operación de los servicios secretos franceses.
Metge era el puente entre Amedo y los jefes de los mercenarios. Por ejemplo, cuando los gendarmes galos detuvieron a Jean Philippe Labade encontraron una nota con el número de teléfono del agente de Hendaya. Metge. Aquella anotación sirvió para la apertura de una investigación. Muy distinto a lo que hizo la Ertzaintza cuando tuvo en su poder la agenda de Amedo con sus contactos de los GAL en Francia.
El jefe de reclutamiento de la Legión Extranjera
Gerard Manzanal, que figuraba en la agenda como “Manzanal” era otro de los personajes claves en el organigrama de los GAL. Era el jefe de reclutamiento de la Legión Extranjera en Bayona. Nacido en 1944 en Garbajosa del Campo, en Salamanca, había conseguido el grado de oficial en Francia. Después de un largo historial militar obtuvo las medallas de Ultramar y la de la Defensa Nacional. Fue quien recomendó a Amedo a Pedro Sánchez, el jefe del comando que secuestró a Marey.
El nombre de “Pedro” en la libreta correspondía al miembro de la Legión Extranjera Pedro Sánchez. Nacido en España, pero con nacionalidad francesa, participó directamente en el secuestro del comerciante francés, la primera acción reivindicada por los GAL.
Fue detenido en Francia el mismo día que liberaron a Marey al cruzar la frontera con el país vecino por Dantxarinea (Navarra). Los gendarmes le encontraron un archivo con fotos de etarras, entre ellas la de Oñederra, que fue asesinado más tarde por los GAL. Algunas pertenecían a archivos policiales españoles. También llevaba anotado el teléfono del jefe Superior de Bilbao, Francisco Álvarez.
Sánchez falleció en una cárcel francesa, en diciembre de 1986, sin que desvelar los secretos de los GAL. Uno de sus mercenarios e integrante del comando que secuestró a Marey, el magrebí Mohand Talbi, declaró que su jefe había sido envenenado por un funcionario de prisiones.
Otro de los colaboradores de Amedo que aparecía como “René” en la agenda en poder del Gobierno de Vitoria era el policía de Biarritz René Itoiz, a quien el subcomisario de Bilbao también señala como otro de los intermediarios en su libro “Cal Viva”. El gendarme colaboraba con ex miembros de la OAS (Organización del Ejército Secreto, en español) y controlaba a uno de los comandos con base en Andorra.
Según Amedo, Itoiz junto con Patrick Bordou llegaron a alquilar taquillas en las estaciones ferroviarias de Bayona, Biarritz, San Juan de Luz y Hendaya para depositar las armas a utilizar en los atentados: pistolas de 9 mm parabellum con abundante munición, metralletas, granadas y artefactos explosivos y rifles con miras telescópicas.
Otro de los confidentes en Francia de la red de los GAL era el comisario de la Prefectura de Bayona, Jacques Castets, con quien Amedo solía reunirse en el restaurante del hotel Chateau Brindos de Anglet, cerca del aeropuerto de Biarritz. Fue quien le presentó a Manzanal a Amedo. Castets era un engranaje clave para la organización criminal porque conocía los domicilios y los movimientos de los refugiados y etarras. Además, tenía fácil acceso a las fotografías de sus expedientes y conocía a ex miembros de la OAS por sus destinos policiales en Argelia.
Amedo tenía en su poder un trozo de papel con la anotación del número y la extensión del teléfono del despacho Castets en la Comisaría de Bayona.
Nadie dudaba que la agenda de Amedo era toda una carga de profundidad que habría puesto en peligro toda la operación de los GAL si el Gobierno vasco hubiera desvelado su contenido en septiembre de 1983.
El propio Amedo en sus memorias, a las que ha accedido OKDIARIO, reconocía la importancia del portafolios: “El dichoso maletín contenía diversa documentación relacionada con los últimos contactos que había mantenido en el sur de Francia con policías franceses que desde años atrás colaboraban conmigo, con el jefe de la Legión Extranjera -Manzanal-y con varios ex legionarios, así como con diversos individuos de la OAS francesa…”.
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