Angela Merkel anuncia que endurecerá las leyes para expulsar refugiados tras las agresiones en Colonia
«Si un refugiado incumple las normas, tiene que haber consecuencias, esto significa que debe perder su derecho de residencia independientemente de si tiene una condena de cárcel o incluso una condena en suspenso», ha afirmado Angela Merkel en rueda de prensa.
«Si la ley no es suficiente, se debe cambiar la ley», anunció la canciller alemana tras el escándalo provocado por la participación de varios refugiados en una serie de agresiones sexuales contra mujeres durante la Nochevieja en Colonia.
En una reunión en la ciudad de Maguncia, en el suroeste de Alemania, la dirección del partido conservador de la canciller, la CDU, acordó solicitar que la pérdida del derecho de asilo en Alemania sea más sistemática en caso de delito. Esta postura deberá ser debatida con su socio en la coalición gobernante, el partido socialdemócrata SPD.
La ley alemana impone actualmente una condena de al menos tres años de cárcel para permitir la expulsión de un solicitante de asilo durante el examen de su caso, con la condición de que su vida o su salud no se vean amenazadas en su país de origen.
“Colonia lo ha cambiado todo”
La canciller ha ido cambiando su discurso a lo largo de esta semana, y ya el viernes afirmó que llegan “demasiados” refugiados al país. «Colonia lo ha cambiado todo, la gente duda», declaró Volker Bouffier, vicepresidente de la CDU.
Alemania recibió a 1,1 millones de demandantes de asilo en 2015 y los acontecimientos de Colonia han conmocionado a una opinión pública que se ha vuelto más crítica con la política actual.
Manifestación del movimiento islamófobo Pegida
Lejos de su feudo de Dresde (este), el movimiento islamófobo «Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente» (Pegida) intentaba este sábado aprovechar el descontento general en una manifestación convocada en Colonia.
Con pancartas que rezaban «Rapefugees not welcome», juego de palabras para acusar a los refugiados de violadores, cientos de militantes de extrema derecha se congregaron a primera hora de la tarde en torno a la catedral de la ciudad, ondeando banderas alemanas.
A pocos metros de ahí, del otro lado de un cordón policial, un millar de contramanifestantes se agruparon al grito de «Nazis fuera» y con pancartas que aseguraban que «el fascismo no es una opinión, sino un crimen».
«Estamos aquí para acallarlos. Es inaceptable que Pegida explote la horrible violencia sexual perpetrada aquí en Nochevieja y propague sus tonterías racistas», dijo la manifestante Emily Michels, de 28 años, en su megáfono.
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