Cómo cocer arcilla
Saber cómo cocer arcilla, te permitirá dar luego a estas las formas que desees para tus manualidades o esculturas.
Si te gustan las manualidades y en especial crear esculturas con arcilla, es necesario trabajar bien con esta de modo que nuestra creación sea algo que perdure en el tiempo, teniendo especial relevancia saber cómo cocer arcilla, tal y como os explicamos a continuación, en esta guía de pasos.
Cuando elaboras cualquier figura o estatua en arcilla, esta puede quedarse como está sin pasar por el proceso de cocción, pero con ello nos arriesgamos a que con el tiempo, nuestra creación se rompa o se pueda partir con facilidad. Al cocer la arcilla, nuestro trabajo pasa por un proceso irreversible y adquiere una dureza y una resistencia mecánica excepcionales que pueden exceder en 160-170 veces la del producto «crudo. A través de las diversas etapas de la cocción de la arcilla, el trabajo pasa por fases particulares en las que su estructura molecular y constitutiva cambia de acuerdo con la temperatura alcanzada. Veamos entonces cómo hacerlo.
Pasos para cocer arcilla
- Antes que nada tenemos que advertir que para cocer bien la arcilla es necesario tener un horno específico para ello, de modo que si lo vamos a hacer en el horno de casa, asegúrate de haber comprado una arcilla que se pueda introducir en un horno convencional sin problema.
- Por otro lado, es importante saber que para una cocción óptima de la arcilla es necesario observar los tiempos de aumento de las temperaturas particulares (en los hornos eléctricos modernos es posible decidir a priori los programas particulares que regulan las diferentes «roturas» durante la cocción) que dependen principalmente del material utilizado y del espesor.
Cuanto más largos sean estos tiempos, mejor será la cocción y minimizaremos la posibilidad de roturas y grietas. - De este modo, tras haber acabado de trabajar con la arcilla, y tengamos la escultura o figura secada al aire, debemos llevarla al horno (en una bandeja) a la que será su primera fase de cocción, de 250° a 450°C en la que se queman las principales sustancias orgánicas presentes en el material y se expulsa al menos el 80% del agua. Esta fase puede llegar a durar una hora, pero debes observar bien la arcilla cada 15 minutos.
- A la media hora, si ves que la arcilla se ve algo más lisa e incluso notas como si tuviera algo más de volumen puedes subir el horno a una temperatura alrededor de los 350ºC, donde deberás dejar la arcilla un buen rato para que acabe de perder el 100% del agua constitutiva y molecular.
- Pasados unos 10 o 20 minutos, observa la arcilla, debe haber crecido en volumen y si subes el horno un poco más, notarás como regresa a su estado y habrá aumentado su resistencia.
- Ahora debes bajar el horno a unos 200º, esperar unos cinco minutos y apagar el horno dejando que la arcilla acabe de reposar durante varias horas hasta que se enfríe por completo (si la sacas caliente se puede romper), y una vez se haya enfriado, la sacas y listo.
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