Periodista especializado en información de corazón y televisión. Me paso la vida hablando de la vida de los demás. Antes en La Vanguardia.
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Pilar Soto fue una de las estrellas de la televisión desde finales de los años 90, siendo protagonista de series y presentadora de grandes programas, algunos tan recordados como el Grand Prix, donde fue azafata. Pero detrás de su éxito escondía una vida llena de graves problemas que ha conseguido superar gracias a la religión.
La muerte de su padre y otra serie de tragedias durante su adolescencia e infancia marcaron su vida, provocando que la fama le superase por completo. Al salir de clase, el Grand Prix, Peque Prix, Mamma mía, las Campanadas de Telemadrid o incluso llegó a La isla de los famosos como concursante, aunque su paso por la isla fue un desastre para su cuerpo.
#PequePrix estuvo presentado por Miriam Domínguez, acompañada por Pilar Soto y Carlos Castel, desde 1998 hasta 1999. Y, posteriormente, fue presentado por Andrés Caparrós, acompañado por Esther Bizcarrondo y Patricia Gallo, desde 1999 hasta el año 2000. pic.twitter.com/ODK7C3Rvk4
— Grand Prix del verano – Cuenta Fan (@GrandPrixVerano) October 10, 2018
El programa de supervivencia fue un punto de inflexión en su vida, ya que después de pasar por allí todo fue a peor. Sufriendo bulimia, decidió acudir al programa por que para ella era perfecto: «No se comía y encima trabajaba. Nadie se daría cuenta de lo que pasaba», cuenta en una de las conferencias sobre su vida que se encuentran en la red.
Fue después, a la salida de una gala, donde se desmayó en un taxi de camino a su casa, teniendo que ser ingresada de urgencia -algo por lo que había pasado decenas de veces-, pero esa vez los médicos no tenían ningún tipo de esperanza. Tal y como cuenta en sus charlas, la falta de potasio estuvo a punto de hacer que su corazón se parase, por lo que durante horas solo le quedaba esperar a la muerte.
Pilar Soto. (YouTube)
Fue en ese momento cuando se refugió en el catolicismo y decidió luchar por su vida, llegando a salir de lo que parecía una muerte segura. Su primer paso fue abandonar la televisión y la vida de lujos que hasta ese momento llevaba para entrar en una residencia católica e intentar recuperarse.
Su fama no le hizo ningún favor entre sus compañeras y solo una chica mexica que no sabía de su fama fue la que le hizo ir a una iglesia por primera vez en mucho tiempo. En aquel momento, tal y como relata en sus conferencias, decidió entregarse a Dios por completo, llegando incluso a plantearse ser monja, pero siguió el consejo que le dieron y se dedicó a utilizar su capacidad para contar su experiencia en los medios.
Desde entonces ha colaborado en la Cadena COPE, Intereconomía o publicaciones católicas, llegando a publicar en el año 2017 el libro Conversión, en el que cuenta su cambio vital. Desde entonces su vida está dedicada a la religión, cambiando las noches de fiesta y desenfreno en Mónaco por Lourdes.
#PequePrix estuvo presentado por Miriam Domínguez, acompañada por Pilar Soto y Carlos Castel, desde 1998 hasta 1999. Y, posteriormente, fue presentado por Andrés Caparrós, acompañado por Esther Bizcarrondo y Patricia Gallo, desde 1999 hasta el año 2000. pic.twitter.com/ODK7C3Rvk4
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En 2004 estaba muy enferma, por eso aceptó entrar en un reality como La isla de los famosos. «El plan, para mí, era perfecto. No se comía y encima trabajaba. Nadie se daría cuenta de lo que pasaba», decía en una conferencia.
Tal y como contó en una entrevista concedida a la revista ¡Hola!, en 2021 se encontraba estudiando la carrera de Periodismo para continuar vinculada a los medios de comunicación, dejando de lado su faceta como actriz. Actualmente Pilar Soto está desaparecida de la televisión y tiene una vida muy discreta, alejada de las redes sociales y sin que se conozca nada de su vida privada, que guarda en secreto. Según ha contado en sus charlas no tiene pareja, algo que ha llamado la atención de sus amigos y familiares, pero ella dice que en cierta manera su relación es con Jesús.
Además de sus apariciones puntuales en las cadenas en las que ha trabajado, su último gran programa fue la Sálvame Snow Week, donde luchó por convertirse en colaboradora de Sálvame. Aquella competición la ganó Rafa Mora, pero a ella le sirvió para contar su historia ante millones de personas y demostrar que su vida había cambiado por completo.
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