La Sanidad de Vara bate récords: 52 llamadas para lograr otra cita telefónica dentro de un mes

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El presidente regional Guillermo Fernández Vara. (Foto. PSOE)
Carlos Cuesta

Los socialistas no dejan de cargar contra la asistencia primaria de Madrid. Pero lo cierto es que los ejemplos de colapso sanitario de algunas de las comunidades autónomas gobernadas por el PSOE no dejan de surgir. El último lo ha generado la sanidad que gestiona Guillermo Fernández Vara en Extremadura: allí, un paciente ha tenido que realizar 52 llamadas telefónicas a los números indicados por el Servicio Público de Salud para conseguir que le cogieran el teléfono de las citas. Tras ello, lo máximo que ha logrado es que le den cita médica para dentro de un mes: también esa será telefónica. Todo ello, en plena pandemia.

Las llamadas desatendidas se sucedían sin parar a lo largo de más de una hora. Todo ello, porque lo cierto es que el sistema extremeño de asistencia sanitaria primaria se encuentra desbordado: justo lo mismo de lo que el PSOE no deja de acusar a una de las comunidades autónomas en manos de los ‘populares’, la de Madrid.

OKDIARIO ha contactado con el afectado y éste aún no da crédito de la «imposibilidad de ser atendido o ser citado. Menos mal que no me estaba muriendo, porque si no, no estaría ahora hablando con usted», apunta el paciente.

Sus síntomas no tenían nada que ver el coronavirus, pero eso era lo de menos, porque lo cierto es que durante esas 52 llamadas dilatadas a lo largo de más de una hora nadie cogía al otro lado del teléfono para preguntar por la dolencia o gravedad del enfermo.

Infección

Tras lograr que le cogieran la llamada, el paciente -que adolece de una infección ocular- lo máximo que ha logrado ha sido que le den cita para dentro de un mes. Traducido: que más le vale que su infección se solucione de forma previa o por otros medios.

El PP ha recibido ya esta denuncia y ha aclarado a este diario que «la Sanidad de Vara consiste exactamente en esto: 52 llamadas para obtener otra cita telefónica dentro de un mes».

El PP reclamará a los socialistas que «acaben de una vez por todas con el operativo telefónico y se vuelva a la atención presencial. Es inaceptable que los pacientes inviertan una hora para obtener cita, sin que un médico les atienda».

Desde el PP recuerdan uno de los últimos y más trágicos episodios: la muerte de una vecina de Aceuchal, que falleció por Covid sin haber sido atendida nunca de forma presencial. Aquel caso, publicado por OKDIARIO, desató una profunda polémica por el abandono sanitario de esta comunidad. Extremadura registraba la muerte de una mujer de 47 años con PCR positivo en coronavirus a la que se le negó toda asistencia más allá de la telefónica.

El fallecimiento de la mujer se produjo tras innumerables llamadas y mensajes de alerta de la familia de la fallecida, que, a lo largo de 8 días no dejó de solicitar una asistencia hospitalaria que se limitó a esas mismas llamadas telefónicas. Porque, tal y como denunciaron los familiares de la persona fallecida, durante esos 8 días, no llegó a ver a la paciente ni un médico a partir del momento en el que le fue comunicado su positivo de PCR y hasta que acudió al hospital pasados esos ocho días y a escasos minutos de su muerte.

La víctima respondía a las siglas J.R.C. y era vecina de Aceuchal. Familiares suyos, de hecho, remitieron una carta al consejero de Sanidad pidiendo explicaciones y mostrando la indignación por lo sucedido. La carta enviada al consejero José María Vergeles planteaba una dura pregunta: si había derecho «a dejar morir a una persona joven asfixiada en su casa por la gestión que están haciendo de la Atención Primaria».

El relato de los hechos fue plenamente descriptivo de lo ocurrido: «Con fecha 11 de octubre, mi suegra con 47 años acude al PAC de Aceuchal, localidad en la que reside al encontrarse mal. Se le solicita PCR, siendo realizada y dando positivo tanto ella como su marido y uno de sus hijos. Tanto su hijo como su marido realizan numerosas llamadas, las cuales deben estar registradas, siendo la respuesta que es su centro de salud el responsable de ir a valorarla, ya que se encuentra mal y manifiesta que se asfixia».

«Sólo vía telefónica»

La explicación del trágico desarrollo de los hechos por la familiar explicaba también que «el día 15, realizan la llamada al 112 y a su centro de salud y la respuesta es que están muy saturados. La llaman pasadas dos o tres horas para decirle que eso es normal sin valorarla…, Sólo vía telefónica. Y se atreven a prescribirle medicación sin previa valoración».

Al día siguiente, «el día 16», continuó «igual y así se puede demostrar por los whatsapps enviados a familiares y conocidos cuando le preguntan al hijo por su madre. Siguen sin recibir llamada de su médico de familia a pesar de las llamadas realizadas en la que informaban que se fatigaba y que se ahogaba, pero siguen considerando, supongo que al ser joven sin patologías previas que no requiere de una valoración in situ, y por teléfono se soluciona todo».

El día 17 no se solucionó nada: «Continúa con fiebre de 39 grados. El día 18, vuelven a llamar al 112 en varias ocasiones, así como al centro de salud, porque estaba muy decaída y desorientada, y usted que es médico [en referencia al consejero Vergeles] puede intuir que todo se podía deber a la falta de oxigenación que estaba teniendo. Incluso les informan de que está echando espuma por la boca…, y tiene el valor de seguir prescribiendo ansiolíticos y decirle que eso es de los nervios y todo esto vía telefónica hasta que el día 19, a las 7 horas aproximadamente, vuelven a llamar porque ya no responde, y es en esos momentos, cuando la pobre está casi muerta, deciden trasladarla al hospital Tierra de Barros, falleciendo a los pocos minutos».

La carta remitida por la familia concluyó señalando: «Póngase en el lugar de esta familia, de su marido, de sus hijos, y piense por unos momentos que haría si le pasara esto a usted. Le puedo asegurar que cuando la familia coja fuerzas esto no va a quedar en el olvido. ¿Cree que se puede seguir atendiendo vía telefónica a las personas? ¿Cuántas más tienen que morir en estas circunstancias para que tomen medidas?». Ahora surge el nuevo caso: el de las 52 llamadas, para llegar a ser citado en un mes y, de nuevo, por teléfono.

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