Lucha contra ETA

Sánchez acerca al etarra que instigó el ataque a la casa-cuartel en el que murieron 5 niñas

etarra
Destrozos provocados por la bomba de ETA en la casa cuartel de Zaragoza.

El Ministerio del Interior de Fernando Grande-Marlaska ha concedido el acercamiento a una cárcel del País Vasco al exjefe etarra José María Arregui, alias ‘Fiti’, uno de los dirigentes destacados durante los llamados ‘Años de Plomo’ e inductor de algunos de los asesinatos más crueles de la banda. Además, se le ha concedido el segundo grado (paso previo al régimen de semi libertad). El etarra beneficiado por el Gobierno de Pedro Sánchez cumple condena por participar en el asesinado de 15 personas y ser inductor del atentado de la casa cuarte del Zaragoza donde fueron asesinadas 11 personas, cinco de ellas niñas.

‘Fiti’ continuará cumpliendo su condena en San Sebastián, a donde ha sido acercado desde la cárcel de Villabona, en la que cumplía condena hasta ahora. La Audiencia Nacional le condenó en 2002, al considerado experto en explosivos de ETA, a 743 años de cárcel cada uno como cooperadores necesarios en el atentado contra un autobús militar en Zaragoza en 1987, en el que hubo dos muertos, Ángel Ramos Saavedra y Manuel Rivera Sánchez y 28 heridos. Fiti también fue condenado en 2003 como inductor del atentado de la Casa Cuartel de Zaragoza, en el que fueron asesinadas 11 personas. De estas últimas, cinco eran niñas.

Además, el preso fue condenado a 26 años y 8 meses de cárcel por el intento de asesinato del comisario general de la Expo-92 de Sevilla, Manuel Olivencia, en 1990, mediante el envío de un paquete bomba que terminó causando heridas a dos empleados de la organización.

Masacre infantil en Zaragoza

Arregui Erostarbe fue inductor de uno de los más cruentos y salvajes asesinatos que ha cometido la banda terrorista en toda su historia de actividad criminal. Fiti, como uno de los máximos dirigentes de ETA en aquel momento junto a Josu Ternera, instigó al comando Argala en el atentado contra la casa cuartel de Zaragoza en 1987. El 11 de diciembre de aquel año, los etarras pusieron su diana sobre este edificio de la capital aragonesa donde vivían 40 familias de la Guardia Civil, en total cerca de 200 personas.

Pasadas las 6:30 de la mañana, los integrantes del Argala abandonaron un coche frente al edificio cargado con 250 kilogramos de amonal. Instantes después hizo explosión, derribando las cuatro plantas de la estructura y sepultando a muchas familias entre los escombros.

El balance de víctimas de aquel atentado ascendió hasta las 11 personas, de ellos 5 niñas de entre 3 y 7 años. El ataque dejó, además, una de las imágenes más icónicas de la barbarie terrorista etarra: la de un agente de la Guardia Civil ensangrentando portando en sus brazos el cuerpo de una niña víctima de la explosión etarra.

Acercamientos masivos

El Ministerio del Interior, entre sus últimos acercamientos de presos etarras, ha ejecutado también hace unos días el traslado de Gorka Lorán desde la cárcel de Algeciras a la de Dueñas (Palencia).

Lorán cumple una condena de 20 años de prisión por una campaña de sabotaje y atentados fallidos contra la infraestructura ferroviaria en las navidades de 2003. Fue el responsable de colocar dos maletas-bomba en un tren que salía en Nochebuena de Irún (Guipúzcoa) rumbo a la estación de Chamartín (Madrid). Pocos meses más tarde se registrarían los atentados en trenes del 11-M en la capital.

El 74% de los etarras, libres

El 20 de octubre de 2011, ETA anunció el «cese definitivo» de su «actividad armada». Los etarras no volvieron a matar a partir de esa fecha. En aquel momento había un total de 699 presos de ETA cumpliendo condena de prisión. Hoy, casi nueve años más tarde, el 74% de ellos están en libertad. Hoy, con EH Bildu más fortalecida que nunca gracias a la aritmética que necesita el PSOE en las Cortes, tan sólo quedan alrededor de 180 presos etarras en las cárceles.

De cada 10 etarras que había en la cárcel el día en que ETA aún no había dejado de matar, casi 8 de ellos están libres hoy en día. La población reclusa de ETA ha entrado en peligro de extinción.

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