Agentes del Cuerpo Nacional de Policía han estado esta tarde descargando vallas de protección para formar un perímetro entorno a la Consejería de Interior catalana. Curiosamente, los mismos agentes que la Generalitat de Quim Torra no quería en Cataluña y que ahora están vigilando un edificio clave para la seguridad catalana.
Las cargas de los Mossos d’Esquadra y de la UIP de la Policía Nacional han encendido los ánimos de los separatistas. Desde la coordinadora de los Comités de Defensa de la República han exigido el cese del responsable de la Consejería de Interior, Miquel Buch.
«Grupos reducidos»
El consejero de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, ha asegurado este miércoles que los violentos que han sembrado el pánico en las últimas horas en Cataluña forman parte de «grupos reducidos de manifestantes», una visión sesgada de la realidad, dado que fueron miles de personas las que participaron en las barricadas a lo largo de las últimas cuarenta y ocho horas. Pese a las peticiones de dimisión incluso desde ERC, por ahora, dice que no se plantea abandonar el cargo.
Buch ha abroncado a los separatistas que alentó su propio jefe, el presidente Quim Torra a quien hoy ha definido como «pacifista», al asegurar que «la defensa de la libertad no necesita el lanzamiento de elementos contundentes contra el cordón policial». Buch ha querido quitar hierro al «apretad, apretad» de Torra hace un año y ha celebrado su participación en las marchas «pacíficas y cívicas». El máximo responsable de la seguridad en Cataluña considera que «tener policía propia es un indicador claro de si se quiere tener autogobierno».
Parafraseando al ex presidente corrupto Jordi Pujol, Miquel Buch ha manifestado que «no rehuiremos de nuestra responsabilidad concreta en la protección de derechos». Reconoce que «la situación es compleja» y pide «aislar a los grupos violentos que hemos detectado entre los manifestantes, sobretodo al final de las concentraciones». Dice, no obstante, que «no es cierto que haya problemas de convivencia».