Bildu presiona a Sánchez para convertir al ‘enfermo’ jefe de ETA Jon Maiza en el nuevo Bolinaga

Atesora tres alias: ‘Pintxo’, ‘Patxi’ y ‘Gurutz’, el más popularizado. Fue jefe del aparato logístico de ETA desde 2001 hasta su detención en 2007. En su historial criminal figuran siete asesinatos durante los años 80 y un secuestro. Su nombre: Jon Maiza Artola. Tiene 68 años y vive preso en una celda de la cárcel francesa de Lannemezan. El activismo proeterra, con la complicidad de Arnaldo Otegi, pretende convertirlo en el nuevo Bolinaga y presionar con su excarcelación al Gobierno al que ha decidido apoyar facilitando la investidura de Pedro Sánchez. Bildu cree que es «una oportunidad» para cambiar la política penitenciaria sobre los presos de ETA.

La causa en favor de Jon ‘Gurutz’ Maiza es la nueva bandera del variopinto movimiento proetarra del que Bildu participa. Un documental, “De la oscuridad a casa”, elaborado por el colectivo en favor de los presos etarras Sare, muestra a un enfermo que agota su vida en prisión sin conmiseración alguna del Estado francés. Según la reseña publicada en el diario ‘Gara’, el terrorista -al que evidentemente el documental nunca califica como tal, sino que mitifica como prisionero- padece hipertensión, diabetes, dislipemia, fibrilación auricular… y, sobre todo, “problemas de ojo vago desde la infancia” a las que “se ha añadido un desprendimiento de retina en el otro que hace que tenga perdida la mayor parte del campo de visión”.

Según Jone Zabaleta, óptica optometrista que habla en el documental, el padecimiento visual de ‘Gurutz’ Maiza le genera incluso dificultades para reconocer con quién está hablando, hasta el punto de que tiene que guiarse por la voz para reconocer a las personas. “Y por desgracia para esta dolencia, no hay gafas mágicas”, afirma Zabaleta.

Nada se dice en el plañidero reportaje del pasado criminal del ‘enfermo’. Se le relaciona con el asesinato de teniente coronel Alberto Aznar en 1984 y con el coche bomba que ese mismo año mató al teniente Juan Enríquez Criado, al subteniente Francisco Javier Fernández y a Luis Alberto Asensio, el cocinero del acuartelamiento al que los tres pertenecían en Galdácano (Vizcaya).

Un año después, participó en otros tres asesinatos: el del policía nacional Francisco Miguel Sánchez, el del estudiante de tan solo 14 años Alfredo Aguirre y el del general retirado de la Guardia Civil Juan Atares.

Jon ‘Gurutz’ Maiza es el primero en la lista de Jaiki Hadi, el colectivo dedicado al apoyo de presos etarras que denunció a la forense de la Audiencia Nacional, Carmen Baena, por informar de que Bolinaga, secuestrador de Ortega Lara y asesino múltiple, no estaba en fase terminal por culpa de un cáncer, como pudo comprobarse con el paso del tiempo, ya que el terrorista murió en enero de 2015, casi tres años después de que fuera excarcelado bajo el Gobierno de Mariano Rajoy.

“¡Queremos a los prisionero vascos, deportados y fugitivos, ahora en casa!”, tuiteó Arnaldo Otegi, con motivo de las manifestaciones que se han venido celebrando en el País Vasco convocadas por Sare durante el mes de diciembre y que tendrá como colofón una marcha en Bilbao el próximo 11 de enero.

El PSOE levantó el veto a Bildu para la negociación de la investidura y los de Otegi no desaprovecharon la ocasión de sentarse a la mesa con los socialistas. Entre sus demandas, «una revisión de la política penitenciaria», con progresiones de grado y acercamientos, para, según ellos, alejarla «del carácter excepcional con la que es aplicada en la actualidad».

Los bildutarras creen que el futuro Gobierno socialcomunista accederá finalmente a esta pretensión, de ahí que apuesten por facilitar la investidura de Sánchez con su abstención. Y así lo han recomendado a las bases que durante el 2 y el 3 de enero votarán en una consulta vinculante para fijar la posición de sus cinco diputados en el Congreso.