España

Iglesias tira de ironía: «La ultraderecha dice que soy un ligón pero soy un monje de clausura»

"Yo el sexto mandamiento ["No cometerás actos impuros"] lo cumplo a rajatabla"

"Con la cantidad de golfos que hay, que a mí se me haya construido ese mito me hace gracia"

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Pablo Iglesias responde en tono irónico en una entrevista que le hace gracia que «la ultraderecha» le acuse de ser «un ligón» cuando en realidad, dice que se comporta como «un monje de clausura». En el programa La Pizarra que se emite desde Argentina en Internet, el ex vicepresidente segundo del Gobierno comenta: «Han dicho muchísimas cosas de mí de las que me he reído». «A mí siempre la ultraderecha me ha atribuido ser como muy ligón pero… ¡si soy un monje de clausura!, ¡qué enorme injusticia!», dice Pablo Iglesias.

«Con la cantidad de golfos que hay por ahí, que yo conozco con nombres y
apellidos, en mi partido y en otros partidos… que a mí se me haya construido ese mito siempre me ha hecho gracia», comenta entre risas. «Yo el sexto mandamiento [«No cometerás actos impuros»] lo cumplo a rajatabla», asegura. «Pablo, la primicia está dada. Pablo dice: ‘No soy un ligón’, eso sería el titular», bromea el entrevistador.

Por otra parte, Iglesias comenta otros ámbitos de su vida personal. Asegura que sigue con Irene Montero y que tienen «muy repartidas las tareas domésticas». Sostiene que él se encarga siempre de hacer las comidas y de recoger los juguetes de sus tres hijos de tres y dos años. «Lo que menos me gusta hacer, me molesta enormemente recoger los juguetes de mis hijos. Es una tarea como muy poco duradera. Es estar recogiendo y, mientras estás recogiendo, los están tirando otra vez. Es ir detrás de ellos todo el rato y eso me desespera. Casi prefiero que lo tiren todo y ya al final, después de acostarles, recogerlo».

Quejas

Otra queja que deja caer Pablo Iglesias es que «la ultraderecha» le ha convertido en «un chivo expiatorio» para movilizar a su electorado. «Hay una frase atribuida al Che Guevara que dice que ‘un revolucionario no dimite jamás’. Pero creo que no quería decir eso, porque no es lo que hace en su biografía. Un revolucionario tiene que saber dónde le toca estar en cada momento. No pretendo compararme con una figura con la que no se podría comparar nadie, pero en realidad tenía razón», dice.

«Era una evidencia que yo, después de haber conseguido cosas enormemente importantes, era ya una figura respecto a la cual la derecha había construido un chivo expiatorio y que contribuye, además, a despertar lo peor de las bajas pasiones electorales. Ahora hay mujeres que operan de forma más coral», agrega.

«Exterminio físico»

«La derecha me tiene odio», se queja también Iglesias. «Un odio que si se pudiera traducir en el extremismo físico se traduciría en eso. Es odio en sí mismo sin matices. Eso tiene mucho que ver con que yo sigo muy activo en un campo político fundamental: el mediático y cultural, que es tan importante como el institucional o de los movimientos sociales».

El ex dirigente morado lamenta no llevarse bien con ningún político de derechas. «Las bases culturales de la derecha no les dejan espacio ni siquiera para una suerte de cínica cortesía con el adversario político», relata. «Estoy muy contento del cariño de los míos, de mi gente, de nuestras bases electorales, de otros sectores de la izquierda como ERC o Bildu. Estoy muy orgulloso de quien me quiere y tanto o más orgulloso de quien me odia porque las dos cosas te definen», apunta.

Definición de personajes

La entrevista termina con un cuestionario rápido. Pablo Iglesias dice que el Papa Francisco es «el mejor Papa»; a Evo Morales le define con la palabra «dignidad»; a Felipe González lo califica de «siniestro»; a Cristina Fernández de Kirchner le dedica el término «personalidad», de Isabel Díaz Ayuso dice que es «Donald Trump a la española» y, entre otros, a Santiago Abascal le dedica la palabra «reaccionarismo».

Por último, el entrevistador, el gurú izquierdista en Latinoamérica Alfredo Serrano, le pide a Pablo Iglesias que cierre la conversación con un concepto y el ex líder de Podemos dice: «Libertad». «Creo que es una palabra cuyo significado tenemos que disputar», concluye. Ese fue precisamente el lema de Ayuso para arrollar a la izquierda el 4-M.