España
Crisis del coronavirus

Los engaños de Sánchez no arredran a Arrimadas: Moncloa es «optimista» con el apoyo de Cs a la prórroga

Ciudadanos ya ha facilitado dos prórrogas del estado de alarma tras el abandono de ERC y según fuentes de Moncloa también apoyará esta sexta extensión

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

La credibilidad de Pedro Sánchez está por los suelos. Lo ve todo el mundo, excepto Inés Arrimadas. La presidenta de Ciudadanos, que dijo haber pactado con Sánchez el fin de la mesa de negociación separatista, ha vuelto a ser engañada por el jefe del Ejecutivo. En su rueda de prensa semanal, el presidente confirmó ayer la exclusiva que avanzó OKDIARIO sobre que Moncloa buscaba fecha en julio para reunir la mesa de negociación del referéndum independentista. No obstante Ciudadanos sigue negociando con Moncloa y ultima el acuerdo para facilitar la sexta prórroga del estado de alarma.

Fuentes gubernamentales, consultadas por este periódico, señalan que las conversaciones con la formación naranja, que se desarrollan entre Pedro Sánchez e Inés Arrimadas y entre Carmen Calvo y Edmundo Bal, «van por el buen camino» y son «optimistas» con cerrar un acuerdo antes del miércoles. Los diez diputados liberales votarían a favor junto al PNV y alguno de los partidos minoritarios y facilitarían, junto a ERC, la extensión quince días más de la situación de excepcionalidad.

La coalición socialcomunista vuelve a situar sobre la mesa las exigencias del separatismo. Lo hace tras conseguir el apoyo de ERC en forma de abstención a la próxima prórroga. La mesa con el Govern fue una de las demandas del partido catalán a cambio de facilitar la investidura de Pedro Sánchez en enero. Ahora vuelven a mercadear con ella en plena crisis sanitaria pese a haber dicho a C’s que no iba a reunirse más con ellos.

Cuando Ciudadanos anunció ese acuerdo, al margen del documento oficial del firmado con el PSOE, en el Gobierno nadie desmintió esa concesión a los naranjas. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, se remitía a unas supuestas palabras de Sánchez que, como mucho, había dicho que ahora lo importante era la cuestión sanitaria. Se ha visto que no. Mientras el Ejecutivo compraba tests defectuosos, escondía las cifras de fallecidos en las residencias y acusaba a otros partidos de querer golpes de estado, en Moncloa hay quien seguía negociando el fin del marco constitucional.

Reuniendo de nuevo a la mesa de negociación del referéndum independentista, el núcleo duro de La Moncloa cree que podrá volver a atraer a los de Oriol Junqueras al bloque de los socios habituales del Gobierno. Su abstención a la prórroga que se votará el miércoles es un primer paso, tras semanas con el diálogo roto. La estabilidad es una de las máximas preocupaciones de un gabinete ya de por sí inestable.

El rechazo de ERC a las dos últimas prórrogas del estado de alarma encendieron todas las alarmas en el complejo presidencial. En el acuerdo de investidura, aunque no se reflejó por escrito, el PSOE pidió compromiso a todas las fuerzas que facilitaron la elección de Sánchez para facilitar la gobernabilidad. Por eso, a menos de seis meses de tener que negociar los presupuestos generales, este viraje de los independentistas al bloque del ‘no’ siembra dudas sobre la viabilidad de la legislatura.

Aunque Sánchez repite en cada una de sus intervenciones que «aún quedan cuatro años» de mandato, lo cierto, según varias fuentes consultadas por este periódico, es que en el Gobierno muchos empiezan a temer con no llegar a final de año. Si no logran atraer de nuevo a ERC, mediante la cesión de reunir a la mesa a meses vista de las elecciones catalanes, que como muy tarde se celebraran a principios del 2021, el fin de la legislatura puede llegar con la negociación de las cuentas. Es un «win-win» resume un colaborador del presidente que asume que «tenemos que ser capaces de ceder en cosas que no nos guste».

A la vuelta del verano empezará el trámite parlamentario de los Presupuestos Generales del Estado. Será entonces, cuando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, deberá convencer a los grupos. Aunque en su entorno dan por seguro que llevará las cuentas a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, antes de la pandemia ponía en duda hacerlo si antes no tenía la seguridad de que iban a salir adelante. Cumplir con el compromiso de la bilateral, pues, es hoy cuestión de supervivencia.

Socio preferente

En Moncloa, pese a que los catalanes les han dejado tirados en un par de ocasiones -durante la tramitación parlamentaria de los Presupuestos Generales del Estado del año pasado y en las dos últimas prórrogas del estado de alarma- continuan considerando a ERC como su socio preferente. En el equipo de Pedro Sánchez consideran que el futuro de la legislatura pasa por mantener el acuerdo de la moción de censura y la investidura «al coste que sea».

La desconfianza en ERC es cada vez mayor. No se fían ni de la palabra de Sánchez ni del Gabinete de coalición. A pesar de todo, con las elecciones catalanas en ciernes, el PSOE y ERC están condenados a entenderse.
Todas las encuestas dan a ERC la presidencia de la Generalitat. En ese escenario, entonces, los de Junqueras deberán elegir si continuan gobernando con JxCAT, con quién la relación es muy tóxica, o si por contra exploran un nuevo pacto de izquierdas como los tripartitos que durante casi una década gobernaron Cataluña. Para este segundo escenario, que implicaría sumar también a los Comuns, el PSC es imprescindible.