El congreso del PP se cierra con tensión entre Cospedal y el nuevo número 3, Maillo
Mariano Rajoy cumplió los pronósticos y elevó este sábado a Fernando Martínez-Maillo como coordinador general, pese a los recelos de María Dolores de Cospedal. La Secretaria General ha recibido con recelos el ascenso del vicesecretario de Organización, lo que hace prever una convivencia compleja en el escalón más alto de Génova.
El presidente del Gobierno quería un cónclave sin sobresaltos, y él mismo fue el encargado de trazar el guión. Desde hace tiempo, por la dirección popular circulaba la idea de que Rajoy podría recuperar una figura de apoyo a la Secretaría General, que ya existió en la época de Álvarez Cascos. Y para Rajoy, como avanzó OKDIARIO, tenía nombre y apellidos. Fernando Martínez-Maillo. De ahí que el anuncio, al final de su triunfal intervención de candidatura, fuese recibido sin excesivos alardes.
El ascenso de Maillo obedece sobre todo a las nuevas responsabilidades de María Dolores de Cospedal al frente de Defensa. Así lo entiende Rajoy, y así asume en público la dirección del PP. En medios internos se coincide, en cambio, en que el nuevo cargo ha sido recibido con frialdad por la Secretaria General. Basta un dato: una hora después de que Rajoy revelase su organigrama, Maillo y Cospedal no se habían cruzado palabra.
Aunque en la práctica apenas nada cambie- Maillo ya apoyaba de facto a Cospedal en la vida diaria del partido- ésta sí entiende que, de cara a la opinión pública, el nuevo cargo implica admitir que la cartera ministerial le resta tiempo y energía para dedicarse full time al partido. La Secretaria General estará en la sede del PP los lunes, para asistir a la reunión del Comité de Dirección, pero después se verá descargada para ocuparse del Ejecutivo.
Una concesión difícil, y más aún en un momento enturbiado por el debate sobre la acumulación de cargos, que Cospedal logró esquivar el viernes por un margen de solo 25 votos. Tras la votación, el entorno de la ministra llegó a deslizar el malestar porque Maillo no hubiese evitado que las enmiendas más polémicas llegasen intactas a la votación en el plenario. Entre ellas, la del compromisario de Cuenca, Francisco Risueño, que colocaba explícitamente a Cospedal en el punto de mira.
En conversación informal con los periodistas, poco después de que Rajoy confirmase a la «nueva» cúpula, el mismo Maillo admitió no haber departido aún con Cospedal, pese a que, ya en la tarde del viernes, el presidente le había comunicado sus intenciones de convertirlo en número tres.
A los reporteros no se les escapó la frialdad de la respuesta. Tampoco cuando contestó con un leve: «Son lentejas», para dar a entender que, ante los encargos de Rajoy, no caben las excusas. O cuando, sin excesiva emoción, dijo también sentirse «muy contento» con su puesto de estreno. Palabras que no se correspondían con su semblante, en ocasiones forzado, y poco acorde a las circunstancias.
Antes, Cospedal había escuchado con la misma tibieza su confirmación por parte de Rajoy. «¿Que si está contenta? Supongo que sí ¿no?», inquirió Maillo a los periodistas y añadió que él la había visto «bien». Probablemente, concedió también, su gesto serio durante el congreso se debía al cansancio. Fuentes del PP aseguran no obstante que la mueca evidencia el desacuerdo de Cospedal con la decisión del presidente del Gobierno.
La relación con Maillo, afirman las mismas fuentes, se ha ido enfriando conforme el vicesecretario ascendía en la escala de confianza del presidente. Reconocido por su papel de mediador en Génova, se le valora su especial capacidad para sintonizar con los cargos intermedios del partido, fruto de su trayectoria como alcalde. Desde que en junio de 2015 sustituyó a Carlos Floriano al frente de Organización-una de las vicesecretarías más complejas-ha ido ganándose el respaldo del partido y también especial fama de apagafuegos. Muestra de la confianza de Rajoy es que a él le ha encargado gestionar algunos de los momentos más delicados de los tiempos recientes del partido: el acuerdo de investidura con Ciudadanos, o el trago de convencer a Rita Barberá para que cursase su baja en el PP.
Maillo ha avanzado que en los próximos días definirá con Cospedal sus nuevas funciones. Aunque en el esquema de Génova su puesto le coloca por encima de los otros cuatro vicesecretarios, él se lo toma con normalidad y asegura que nada cambiará. Como dijo Rajoy, «lo que funciona no se cambia». Unas palabras que confirmó después el vicesecretario de Comunicación, Pablo Casado, al asegurar que la dirección del PP funciona como un «equipo» en el que todo seguirá igual.
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