El balance letal de la pandemia que Moncloa trata de ocultar: un español muerto por coronavirus cada 5 minutos
El contador de ciudadanos españoles muertos por la pandemia del coronavirus se ha cerrado a 31 de diciembre con alrededor de 82.000 fallecidos, según los datos que ofrecen los registros civiles y el cálculo del exceso de mortalidad que elabora el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Teniendo en cuenta que el primer fallecido oficial de la pandemia, según Sanidad, se registró el pasado 3 de marzo, el goteo constante de muertos por el virus deja una defunción cada cinco minutos.
Desde el inicio de la pandemia, concretamente desde que el contador de fallecidos anotó su primera víctima mortal del Covid (el 3 de marzo en Madrid), España ha perdido alrededor de 82.000 personas. De ellas, el Gobierno y el Ministerio de Sanidad tan sólo han reconocido oficialmente (datos a 29 de diciembre) a 50.442.
Fuera de esa cifra se han dejado a miles de ancianos muertos por la pandemia en residencias de ancianos, o incluso a casos sospechosos de hospitales, pacientes que contaban con todos los síntomas del Covid pero que al no haber sido sometidos a un test por la falta de pruebas diagnósticas no pasaron a engrosar la factura letal del virus.
Doscientos setenta al día, 11 cada hora
El contador se ha detenido este 31 de diciembre. Habrán pasado, en total, 303 días desde la primera muerte. Tomando como referencia los cerca de 80.000 fallecidos que recopila el sistema MoMo, que analiza los periodos de exceso de mortalidad y elabora semanalmente el ISCIII, el ritmo de fallecidos diario, de media, alcanza las 270 defunciones. El pico mortal se produjo el 31 de marzo, con 849 fallecidos.
Esos 270 fallecidos diarios suponen 11 personas muertas cada hora en España por causa del coronavirus. Un muerto cada poco más de cinco minutos. Por ejemplo, en los 90 minutos que dura un partido de fútbol pierden la vida entre 16 y 17 personas.
España, líder en mortalidad
Según el análisis de los datos de mortalidad mundiales recogidos durante la pandemia, España, con 1.687 muertes por millón, tomando los datos del INE, mantiene su posición tras esta segunda oleada del virus como el país con mayor tasa de mortalidad de todo el mundo.
El resumen de los datos de muertes por millón en todos los países da una idea del alcance letal de la gestión del coronavirus en España. El segundo país en mortalidad es en estos momentos Bélgica, con 1.526 fallecidos por millón de habitantes. El tercer puesto lo ocupa San Marino, con una cifra armonizada al millón (ya que su población es mucho menor) de 1.414. En cuarto lugar figura Perú, con 1.106. En quinto lugar aparece Italia, con 1.035. Todos los países restantes también están por debajo de España, líder en tasa de mortalidad.
Es más, hasta los países mas criticados internacionalmente por su nefasta gestión -incluso recibiendo criticas del mismísimo Gobierno de España, que encabeza el ranking-, como Reino Unido o Estados Unidos, podrían presumir de su posición frente a España. Así, Reino Unido muestra un dato en estos momentos de 930 y Estados Unidos, de 882.
Ocultando muertes
Desde los primeros momentos de la pandemia, el Gobierno ha maquillado las cifras de mortalidad sin ningún pudor para poder ofrecer un balance menos agresivo del virus y minimizar el impacto de la letalidad en la gestión del Ejecutivo de coalición. De esta manera, Sanidad dejó fuera de sus cálculos a muchos colectivos, principalmente a los fallecidos en residencias que nunca ingresaron en un hospital o una planta UCI por la saturación de las primeras semanas de la crisis.
Esta táctica fue reprendida en varias ocasiones por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la el Centro de Control de Enfermedades de la Unión Europea, que advirtieron a España que deberían contabilizarse como muertes por coronavirus todos aquellos casos que presentasen un cuadro médico sospechoso o que encajase dentro de los síntomas del Covid.
Tras resistirse a ello, finalmente el Gobierno y el Ministerio de Sanidad admitieron este cambio en el conteo y comenzaron a aplicarlo en noviembre. De esa manera, las estadísticas oficiales empezaron a actualizar sus series históricas, provocando un alarmante efecto colateral: los datos de mortalidad que se sumaban a diario durante la segunda ola eran muy superiores a la cifra real de fallecidos, ya que a cuentagotas debían sumarse miles de muertes que quedaron fuera del cálculo durante la primera ola del coronavirus.
Esto fue especialmente significativo el pasado 24 de noviembre, cuando Sanidad sumó 537 muertes a las estadísticas. La mala interpretación del dato, generalizada mediáticamente, llevo a la opinión pública a hablar de récord letal de la segunda ola y a replantearse el futuro de las fiestas navideñas en vista a la agresividad que mostraba el virus. Sin embargo, como podía comprobarse en otro de los datos que ofrecía Sanidad en sus estadísticas, la cifra de muertos por la pandemia en 24 horas había sido tres veces inferior: 169 fallecidos.
El Gobierno, sin embargo, no rectificó ni matizó esta cifra, que le permitía mantener su sistema de actualización de la serie histórica que reparaba, día a día, el desaguisado que cometió contabilizando muertos durante la primera ola.
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