Pedro Barato (Asaja): «Las producciones agrícolas sin ayudas europeas son las que más crecen»
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El presidente de Asaja, Pedro Barato, está radicalmente «en contra de la Política Agrícola Común» en su actual definición. La causa es que castiga la agricultura profesional, reduciendo la superficie cultivable y penalizando las explotaciones. Barato asegura que «todas las producciones que no cuentan con ayudas son las que más han crecido». El sector tiene una enorme capacidad para reinventarse, asegura. «Cuando Rusia prohibió las importaciones de porcino, «las empresas buscaron alternativas y colocaron sus ventas a través de China».
Barato hace estas declaraciones en una charla organizada por el Club Liberal Español, que preside Carlos Entrena. A lo largo del acto, el presidente de Asaja se muestra contrariado por la política de transición energética promovida por la Comisión Europea, y en particular con el vicepresidente Frans Timmermans, a cargo de la misma, y una persona muy cercana a las tesis del ‘lobby’ ecologista. A su juicio, «cada vez se están cometiendo más barbaridades con el pretexto de impulsar una economía presuntamente verde, hay una falta clara de transparencia en el mercado de derechos de emisión, y nosotros somos el caso típico de un sector que ‘descontamina’, y esto debería ser retribuido».
«Europa está muy enferma en relación con el sector de la agricultura, se le hace muy poco caso desde las instituciones comunitarias, y los hechos son que durante la pandemia, que ha dado lugar a una crisis de suministro por el colapso en las cadenas de abastecimiento, el sector de la alimentación ha funcionado perfectamente, en ningún momento ha habido escasez».
Asaja es igualmente muy crítica con el Gobierno español. «Jamás hemos visto a un ministro, como es el caso de Alberto Garzón -el de Consumo- lanzar ataques tan crudos contra el sector agrario, desaconsejando el consumo de carne o poniendo en cuestión nuestro sistema de producción». En opinión de Barato, «nosotros cumplimos con todo el proceso de seguridad y de garantía alimentaria, y lo hacemos todo bastante bien». «Estamos además de acuerdo en potenciar los protocolos sanitarios y asegurar la trazabilidad de los productos, y si tenemos un asunto pendiente es el de reforzar las campañas para poner en valor los bienes que producimos».
Según Barato, «abordar los costes de producción es un asunto crucial, porque de la misma manera que, por ejemplo, la industria de la cerámica solicita ayudas para seguir produciendo, castigada como está por los precios de la luz, una explotación de regadío padece problemas similares, y lo mismo sucede con el sector del vacuno. No puede ser que una botella de agua valga prácticamente lo mismo que un litro de leche».
Asaja también es firme partidaria de la producción de transgénicos, y está en contra de que la política agrícola se guíe por criterios ideológicos y acabe convirtiéndose en arbitraria, desafiando cualquier sentido de la realidad. La política de lucha contra el cambio climático, y su retahíla de restricciones, ha llegado a extremos poco racionales. Durante la pandemia, la contaminación se redujo a mínimos porque sencillamente no circulaban los coches, pero había el mismo número de vacas, y esto no afectó a los índices de polución». «La agricultura necesita libertad, no subvenciones, estamos de acuerdo en que debe ser sostenible pero desde luego rentable. No necesitamos protección sino inversiones».
En su intervención en el Club Liberal, Barato se mostró muy crítico con la reforma laboral y la subida del Salario Mínimo Interprofesional. «Ambas iniciativas nos han hundido, es una barbaridad; nos ha quitado de hecho el recurso a la temporalidad en un sector en el que domina el trabajo estacional, y el recurso a los fijos discontinuos es un camelo. Es además una reforma que también castiga a otros sectores como la hostelería, la restauración y las cadenas hoteleras, así como a la pesca, al automóvil, e incluso amenaza con acabar con la investigación en la Universidad, que también se impulsa con proyectos laboralmente temporales».
Barato también se mostró favorable a recuperar un plan hidrológico nacional -«el antiguo e infelizmente cancelado no quitaba agua a nadie»-. Esto sería básico para los cuatro millones de hectáreas de regadío que hay en España, y que aumentarían de valor. «Donde hay agua no hay paro ni despoblamiento, sería un acontecimiento fundamental para la vertebración del país», concluye el presidente de Asaja.
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