Menéndez aceptó poner su cargo a disposición del consejo en 2023 para desbloquear la fusión con Unicaja
La fusión de Unicaja y Liberbank, presentada el miércoles por ambas entidades, estuvo a punto de descarrilar hace dos semanas. Como informó OKDIARIO, el BCE puso firmes a ambas entidades para evitar que el acuerdo ya alcanzado de fusión se fuera al traste por la pelea sobre el Gobierno corporativo. Según fuentes cercanas a la negociación, fue Manuel Menéndez, consejero delegado (CEO)de Liberbank y de la entidad fusionada, quien se comprometió a poner su cargo a disposición del consejo dentro de dos años, cuando se jubile el presidente ejecutivo del nuevo banco, Manuel Azuaga. Esta propuesta fue aceptada por Unicaja Banco y desbloqueó la operación.
El gran obstáculo, una vez acordada una ecuación de canje que permitiera que la Fundación Unicaja (presidida por el histórico Braulio Medel) se mantuviera por encima del 30% de la entidad fusionada, era la obligación impuesta por el BCE de que Azuaga debía abandonar su cargo al llegar a los 75 años (en 2023); el supervisor no quiere presidentes ejecutivos más que de forma temporal tras una fusión. Y ahí se revolvió el banquero andaluz por temor a que, en esa fecha, Menéndez se hiciera con todo el poder del nuevo banco como consejero delegado, a pesar de que Liberbank es la pequeña de la fusión.
Ante ese temor, Azuaga exigió poder nombrar un nuevo consejero delegado con poderes ejecutivos al jubilarse, algo a lo que se opuso furibundamente Liberbank, que consideraba que entonces se trataba de una absorción pura por parte de Unicaja; y que, para eso, no hacía falta negociar, sino lanzar una opa. Una situación que amenazaba con hacer saltar por los aires el proyecto por segunda vez tras la ruptura de las negociaciones en mayo de 2019.
Y ahí es donde tomaron cartas en el asunto el BCE y el Banco de España, para evitar la catástrofe. Según las fuentes consultadas, tras las conversaciones de que había dado cuenta OKDIARIO el 23 de diciembre, es misma tarde se produjo una conferencia al más alto nivel con responsables del BCE, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, Azuaga y Menéndez para tratar de desbloquear la situación.
En esa conversación, el presidente de Unicaja Banco insistió en que no estaba dispuesto a ceder todo el poder de la fusión a la entidad pequeña dentro de dos años. Siempre según las fuentes, el BCE le respondió que el nombramiento del consejero delegado era decisión del consejo y no del presidente saliente, y que le parecía que esa cuestión no tenía suficiente relevancia como para romper las negociaciones. Y en medio de esa tensión, Manuel Menéndez ofreció una solución de compromiso: no dimitiría en 2023, pero sí pondría su cargo a disposición del consejo, para que este adoptara la decisión que considerase oportuna en ese momento.
Victoria de Azuaga… solo aparente
Al BCE y al Banco de España les pareció una buena solución porque dejaba todas las opciones abiertas: en 2023, Menéndez podrá seguir como CEO o ser sustituido por alguien nombrado por Unicaja si así lo decide entonces el consejo del banco fusionado. Con todo el mundo a favor de esta opción, Azuaga también se dio por satisfecho. Lo cual desbloqueó la situación y permitió que la operación se rubricara en los consejos que Unicaja y Liberbank celebraron el martes pasado.
A primera vista, parece que Azuaga se sale con la suya porque Unicaja nombrará a nueve de los 15 miembros del nuevo consejo de administración: cuatro de los siete dominicales que tendrá la entidad, y otros cuatro de los seis independientes, más Azuaga, que es ejecutivo. Por el contrario, Liberbank solo nombrará a seis consejeros: tres dominicales, dos independientes y el ejecutivo Menéndez.
Ahora bien, esto no tiene en cuenta la buena relación entre Menéndez y Medel, una relación que estuvo detrás del inicio de las conversaciones de fusión el año pasado. Es decir, las fuentes consultadas no descartan absoluto que, cuando llegue el momento en 2023, los cuatro dominicales que representan a la Fundación Unicaja voten a favor de la continuidad del asturiano como consejero delegado ya con todos los poderes una vez que la presidencia deje de ser ejecutiva tras la salida de Azuaga.
Ibercaja, la tercera pata para completar la operación
Como adelantó el jueves pasado OKDIARIO, la intención de las dos entidades (más concretamente, de Menéndez y Medel) es incorporar a Ibercaja a la fusión en una segunda fase a lo largo de 2021. Una operación que afronta grandes dificultades; entre ellas, negociar una nueva ecuación de canje -en la que la Fundación Unicaja tendrá que quedar por debajo del 30% del capital irremediablemente-, acordar otro reparto de poder o vencer la reticencia de Ibercaja, que preferiría seguir en solitario y salir a bolsa (para lo que tiene dos años de plazo).
Pero las ventajas de la fusión -la de Unicaja y Liberbank incrementará el beneficio por acción de los dos bancos en un 50%- son tan grandes, y el contexto tan duro para la banca -tipos negativos durante mucho tiempo y oleada de morosidad por el covid- que ambos banqueros confían en que la antigua caja zaragozana se avenga a un acuerdo.
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