Gibraltar, menos español con Sánchez
Un año más y gracias a la impecable organización de la embajada del Reino Unido en España nos volvimos a encontrar cientos de británicos y españoles hace unos pocos días en Madrid, en la celebración de la onomástica del Su Majestad el Rey Carlos III coronado en mayo de 2023, con Gibraltar también muy presente en las conversaciones y el ambiente.
El embajador británico se dirigió a los asistentes en un discurso, no exento de una sofisticada sátira típica del humor inglés, donde se resaltaron las grandes relaciones humanas, empresariales, comerciales e históricas entre los habitantes de nuestros países que ya cuentan con un una larga historia en común. Los británicos cuentan con mi cariño, admiración y respeto tras varios años de vivir en Londres y haber trabajado en el mundo anglosajón.
El embajador Ellis quiso destacar la gran noticia de que tres nuevos buques logísticos (de la FSS, Fleet Solid Support pertenecientes a la Royal Navy) se estuviesen construyendo por el consorcio Team Resolute con la participación de la empresa pública española Navantia por un importe de casi 2.000 millones de euros. Algo que sería inaudito de entender para el famoso marino Francis Drake fallecido en Perú en 1596.
Un Sir para los ingleses y un corsario para los españoles, pero es verdad que han pasado ya cientos de años y estamos en otro mundo donde los nuevos corsarios. los huties se combaten en las aguas del Mar Rojo y bombardean el estado de Israel con misiles facilitados por Irán.
Otro de los asuntos clave, a los que se hizo referencia en su discurso el embajador británico, fue el recién e histórico acuerdo o tratado sobre Gibraltar. Un Peñón que fue ocupado en el año 1713 por los ingleses, fruto del Tratado de Utrecht. Un tratado entre los representantes del Rey francés Luis XIV y de la Reina Ana de Inglaterra, en el que no participó el candidato borbónico a Rey de España, el futuro Felipe V, por un expreso deseo de su tío el citado Luis XIV.
En dicho tratado se cedió la ciudad, el castillo, su puerto y sus defensas, pero nunca el istmo donde todavía hoy se sitúa la polémica verja. Ese terreno se ocupó primero con barracones para epidemias entre 1815 y 1854 y luego con una verja levantada en 1908 que se apropió de 106 de las 156 hectáreas de zona desmilitarizada española. La tensión se agravó con la construcción del aeropuerto en dicho suelo que era territorio español al margen del tratado de Utrecht.
Daria para mucho analizar cómo se han ido interpretando a lo largo de los 300 años de historia los límites de soberanía y territoriales, en la tierra y en las aguas, de dicha ocupación, pero eso sería fruto de un estudio más académico que de una sencilla tribuna de opinión.
El nuevo acuerdo político de 2025 ha sido muy sorprendente para la mayoría de los observadores económicos. Negociado discretamente desde octubre de 2021, rescata a Gibraltar de una tierra de nadie llena de incertidumbre donde había quedado varado en 2020 tras la decisión británica tan catastrófica para todos de la salida de la Unión Europea, Brexit. Recordemos además que en 2016 la población de Gibraltar había rechazado el Brexit con un 95,9% de los votos.
Lo poco que conocemos hoy sobre la negociación es que ha contado con cuatro partes. El gobierno británico, el gobierno español, la Comisión Europea y el Gobierno del Peñón algo que no casa bien con la bilateralidad que se había acordado con motivo de los acuerdos del Brexit en 2019.
Además, se trata de un acuerdo, al que se ha llegado totalmente de espaldas al parlamento español y sin haber, no ya consultado, sino informado al principal partido de la oposición que cuenta con más escaños que el partido mayoritario de la coalición que gobierna España.
Se crea un nuevo concepto denominado “zona de prosperidad compartida” entre las poblaciones de Gibraltar y de La línea, que suman más de 100.000 habitantes beneficiando sin duda al Campo de Gibraltar, cuyo PIB depende en más de un 15% de la actividad económica del Peñón.
Este nuevo término, jurídicamente indeterminado, propuesto por la diplomacia británica va a sustituir la reclamación territorial tradicional por la vía de los hechos consumados, fomentando que la mayor cooperación transfronteriza sea una realidad frente a las demandas históricas de soberanía española sobre Gibraltar.
Según la información que se ha adelantado sobre el borrador de acuerdo anunciado el pasado día 11 de junio, una pomposa declaración conjunta, los aspectos clave de esa nueva cooperación son en primer lugar, la supresión de la verja, el último muro de la Europa continental que permitirá la libre circulación de trabajadores y bienes dentro de la comarca.
Se despolitiza la verja sin borrar el conflicto, después de más de tres siglos de disputas y desencuentros. Una verja que permaneció cerrada desde el año 1969 hasta 1982.
Se incluye un acuerdo, de momento ambiguo, sobre cierta convergencia en la fiscalidad, la lucha contra el blanqueo de capitales y sobre los intereses financieros, medioambientales, de desarrollo sostenible y pesqueros. Se establecen principios de fiscalidad indirecta, especialmente para productos como el tabaco, para evitar distorsiones económicas y garantizar una competencia comercial justa en el área conjunta.
También se incluye una mayor cooperación aduanera y policial que profundizará en la imprescindible lucha contra la delincuencia, el contrabando y el tráfico de drogas que evite la proliferación de santuarios en esta materia.
El acuerdo, además, permite de facto integrar Gibraltar en la Unión Europea, en el mercado único europeo y en la zona Schengen de la UE con los privilegios comerciales y de circulación de capitales que supone. Se acuerda una futura unión aduanera entre la Unión Europea, España y Gibraltar, eliminando los tediosos controles de mercancías en la frontera terrestre.
Además, se asumen por el Gobierno de Gibraltar las obligaciones y responsabilidades de autorizar la vigilancia y supervisión de las autoridades españolas en el puerto y el aeropuerto del Peñón, recordando en todo momento que Gibraltar es un territorio europeo con controles fronterizos duales, evitando para ello la tradicional frontera dura con los costes que ello conlleva.
Las autoridades gibraltareñas mantendrán sus propios controles de inmigración y orden público, preservando su autonomía en estos ámbitos. Este modelo es similar al de la estación de St. Pancras en Londres, donde gendarmes franceses realizan controles de personas en territorio británico para aquellos viajeros del Eurostar que viajan con destino al continente, ya sea Bélgica o Francia.
La gestión fronteriza entre Gibraltar y España, plantea retos operativos similares a los que se dan entre Irlanda del Norte y su frontera con la República de Irlanda, un miembro de la Unión Europea, unos retos que han sido solventados con protocolos jurídicos que inspirarán la relación futura entre España y Gibraltar.
La dilución de las fronteras, es clave en la integración económica, social y política del territorio gibraltareño en la Unión Europea, algo que ya se intuyó con la apertura de la verja en 1982, lo que ha permitido a 15.000 trabajadores transfronterizos trabajar en Gibraltar en las áreas de la construcción, el comercio y la hostelería cada día. El acuerdo incorpora también la creación de un mecanismo financiero para apoyar formación y empleo en la zona.
El acuerdo no aborda la disputa sobre la soberanía de Gibraltar ni sobre las aguas territoriales, preservando las posiciones históricas tanto de España como del Reino Unido.
Se afirma que prioriza la movilidad, la seguridad y la convivencia por encima de las banderas. No se cede terreno en estos temas, previéndose un mecanismo arbitral para resolver futuras disputas sobre la interpretación del tratado.
Para terminar, recordemos que la geo-economía de Gibraltar, un territorio con 34.000 habitantes, se caracteriza en la actualidad por su ubicación estratégica, su sistema fiscal favorable y su dependencia de sectores clave que aprovechan su posición en el Estrecho de Gibraltar.
Gibraltar se encuentra en el extremo sur de la península ibérica, controlando el Estrecho de Gibraltar, que conecta el Mediterráneo con el Atlántico. Esta posición lo convierte en un punto clave para el comercio marítimo global, con un puerto muy activo que es uno de los mayores centros de aprovisionamiento de combustible en el Mediterráneo y que compite con el Puerto de Algeciras gestionando más de cinco millones de toneladas de combustible cada año.
Es, además, un importante centro financiero internacional con un impuesto de sociedades (Corporate income tax) que se rige desde el año 2010 por la Income Tax Act y se establece en un competitivo 12,5% en un territorio sin IVA, lo que atrae a cientos de empresas globales. Su sistema legal basado en el common law inglés y regulaciones sólidas lo hacen un territorio muy atractivo para instituciones financieras.
La OCDE lo excluyó de su lista de paraísos fiscales tras firmar acuerdos de intercambio de información. Es clave recordar los acuerdos sobre impuestos y protección de intereses financieros y contra el blanqueo de capitales cerrados entre España y Gibraltar en marzo de 2021.
El sector de apuestas on line es un pilar económico y para el empleo, con empresas como William Hill, establecidas en Gibraltar debido a su marco regulatorio favorable y a los bajos impuestos.
Grandes plataformas de apuestas deportivas, casino, póker y bingo operan desde el año 1998 con una Gambling Act que fija un impuesto sobre beneficios brutos del 1%. Otros sectores en fase de expansión son la economía del bitcoin y la tecnología avanzada.
En el apartado del turismo, cuenta con más de once millones de visitantes anuales impulsados por la ausencia del IVA en las compras, las vistas desde el propio Peñón, los macacos de Berbería en libertad y los históricos túneles militares.
Sin duda es un destino muy popular para cruceros y para las compras libres de impuestos. Muchos de todos estos aspectos van a tener sin duda grandes transformaciones bajo los anunciados acuerdos.
Finalizo recordando que el principio de acuerdo es político y requiere de una ratificación parlamentaria para convertirse en un texto jurídicamente vinculante, con muchos e importantes detalles técnicos pendientes de ser desarrollados y concretados.
Por ejemplo, no se han abordado otros temas polémicos como el tráfico ilícito, la contaminación de las aguas o la entrada de armas nucleares a bordo de la flota submarina de la Royal Navy.
En 1829 el entonces ministro del interior sir Robert Peel, conocido como Bob Peel, puso en marcha la reconocida y reconocible policía metropolitana de Londres, los queridos bobbies. Pues bien, los bobbies gibraltareños pasan a ser unos peculiares policías locales más en el territorio Schengen.
Según las fuentes oficiales es un pacto basado en el «Acuerdo de Nochevieja» de 2020, que busca la estabilidad, la seguridad jurídica y la prosperidad para una región, sin abordar ni resolver el contencioso histórico de soberanía sobre poco menos de 7.000 metros cuadrados en disputa desde hace más de tres siglos.
Una tregua práctica que busca mejorar la vida de los ciudadanos aparcando los encendidos debates jurídicos sobre la soberanía, Lo ocurrido con Gibraltar es un ejemplo de diplomacia lenta y pragmática que, aunque no contenta del todo a ninguna de las partes, ya no pedirá el pasaporte a los que accedamos a partir de ahora desde España como parte de la Unión Europea.
Prosperitas Europaea Communis
José Luis Moreno, economista ha sido director de Economía en la Comunidad de Madrid y en el Ayuntamiento de Madrid. Analista económico y empresarial.
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