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El Banco de España alerta de que la facturación de las empresas se desplomó en el segundo trimestre de 2025

Las empresas frenan ventas y precios, pero salvan el trimestre con empleo e inversión estables

  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

El Banco de España ha vuelto a encender las luces de alerta sobre la salud económica de las empresas españolas. Según el último boletín económico correspondiente al segundo trimestre de 2025, la actividad empresarial sufre una moderación clara en la facturación y en los precios, aunque resiste por el momento en materia de empleo e inversión.

La institución que preside José Luis Escrivá recoge las conclusiones de su encuesta trimestral a más de 6.800 empresas no financieras de todos los sectores, realizada entre el 5 y el 19 de mayo. En ella, se revela que la evolución de las ventas ha empeorado respecto al trimestre anterior, rompiendo con la recuperación que se vivía a comienzos del año. Una señal que se suma a la debilidad del sector industrial europeo y a la caída de la actividad manufacturera que se empieza a vislumbrar.

Las respuestas de las empresas, una vez desestacionalizadas, apuntan a una contracción de la facturación. En paralelo, la presión inflacionaria sobre los precios de venta ha disminuido de forma considerable, lo que pese a que puede ser una buena noticia para el consumidor final, no lo es para las empresas.

Solo el 22,3 % de las empresas afirma haber subido precios en este segundo trimestre, frente al 33,3 % del trimestre anterior. Esta caída de once puntos porcentuales es especialmente significativa, ya que supone una desaceleración clara del traslado de costes al consumidor lo que, según el Banco de España, puede estar relacionado con una menor capacidad de las empresas para repercutir aumentos por la caída de la demanda. Caída que también constata ya el Banco Central Europeo, que acompaña con recortes de tipos de interés lo que espera que sea un aterrizaje suave de la economía, que tampoco terminó de crecer en muchos puntos de Europa, especialmente Alemania.

La alerta del Banco de España, en todo caso, es especialmente significativa en tanto que la caída de la facturación, precios y ventas se produce en un entorno en el que el Gobierno presume de un fuerte crecimiento. El problema es, precisamente, que un tercio de ese crecimiento depende exclusivamente del sector público, y más del 50% del sector servicios.

En todo caso, el Banco de España trata de no dar sólo malas noticias en su informe. Destaca que el empleo se mantiene estable, y que la inversión muestra incluso un repunte respecto al primer trimestre de 2025. En concreto, el 18,5 % de las empresas asegura haber aumentado su inversión en este segundo trimestre, frente al 16,3 % del anterior. La previsión para el próximo trimestre también mejora ligeramente en todos los sectores, lo que apunta a un entorno de cautela, pero no de colapso. Eso sí, ha rebajado su previsión de crecimiento para España al 2,4%.

Las empresas y los aranceles de EEUU

Uno de los aspectos novedosos del informe de este trimestre es la inclusión de un módulo especial dedicado al impacto que están generando los nuevos aranceles comerciales de Estados Unidos, en un contexto global cada vez más volátil. Según el Banco de España, cerca del 30 % de las empresas consultadas se sienten afectadas negativamente por la situación internacional y las nuevas barreras comerciales.

No obstante, la institución aclara que el impacto no se debe tanto a los aranceles en sí mismos, como a la incertidumbre general que están generando en la actividad económica global. Es decir, el impacto económico real es muy escaso. Distintos organismos cuestionan, de hecho, que el Gobierno destine tanto esfuerzo a paliar el impacto de los aranceles, cuando ese impacto es ínfimo. A cambio, la reducción de jornada, por ejemplo, tendrá un impacto muchísimo mayor en sus cuentas, como ha destacado en diversas ocasiones Cepyme.

La mayoría de las empresas afectadas no exportan directamente a Estados Unidos, sino que operan en entornos industriales interconectados donde el aumento de costes y los cambios de reglas comerciales afectan a toda la cadena.

Frente a esta nueva amenaza, las empresas españolas ya se están preparando. Según las respuestas recogidas por el Banco de España: el 45 % de las compañías afectadas planea trasladar parte del coste al precio de venta,
el 34 % buscará nuevos proveedores para reducir su exposición, y el 28 % tratará de abrir nuevos mercados fuera del entorno norteamericano.

Este comportamiento revela una clara estrategia de adaptación, aunque el informe no entra a valorar si estos movimientos serán suficientes para evitar futuras tensiones en márgenes o empleo.

Señales mixtas en la inversión

En conjunto, el documento del Banco de España dibuja una fotografía ambivalente: la economía empresarial no se derrumba, pero los motores se enfrían. La reducción en la proporción de empresas que aumentan precios o facturación es clara. Y aunque el empleo aún resiste y la inversión gana algo de fuerza, la dependencia de factores externos (como los aranceles o la desaceleración internacional) añade una sombra de incertidumbre a medio plazo.

El informe también recoge que los costes intermedios están dando un respiro. El porcentaje de empresas que declaran haber sufrido un aumento de costes baja desde el 56,6 % en el primer trimestre, hasta el 43,4 % en el segundo. Se trata de una mejora clara, aunque los niveles siguen siendo elevados para muchas firmas, especialmente en sectores industriales y de alimentación.

Con todo, el Banco de España lanza un mensaje de prudencia: las expectativas son moderadamente mejores para el próximo trimestre, pero sujetas a los vaivenes del entorno global. La inversión puede actuar de sostén, pero si la demanda no remonta, los datos de empleo y precios podrían deteriorarse en los próximos meses.