El aviso sobre el pollo que venden el Lidl que ha encendido las alarmas: ni se te ocurra comprarlo
Un reciente estudio ha dado la voz de alarma sobre el pollo de Lidl
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El pollo es un alimento básico en muchos hogares, valorado por su versatilidad y accesibilidad económica. Su consumo se ha generalizado en prácticamente todos los países debido a su alto contenido en proteínas y bajo en grasas, convirtiéndose en una opción popular tanto para comidas cotidianas como para ocasiones especiales. Sin embargo, un reciente estudio ha hecho saltar todas las alarmas respecto al pollo vendido en los supermercados Lidl. Esta cadena de supermercados, conocida por sus productos asequibles, se encuentra ahora en el centro de una controversia sanitaria que podría afectar a miles de consumidores.
Un análisis reciente realizado por el Observatorio de Bienestar Animal (OBA) ha revelado resultados preocupantes sobre la seguridad del pollo comercializado en Lidl. Según el informe, más del 70% de las muestras de pollo examinadas contienen bacterias resistentes a los antibióticos. Este hallazgo representa un grave riesgo para la salud pública, dado que las infecciones causadas por estas bacterias son difíciles de tratar y pueden tener consecuencias severas. La cadena alemana ha negado estas acusaciones y ha denunciado una campaña de desprestigio en su contra, pero la preocupación entre los consumidores sigue en aumento.
El estudio fue llevado a cabo en 142 muestras de pollo procedentes de tiendas de Lidl en varios países europeos, incluyendo España, Alemania, Italia, Reino Unido y Polonia. En el caso de España, se analizaron 24 muestras de supermercados en Madrid, Valencia y Barcelona, de las cuales 17 estaban contaminadas con patógenos peligrosos. Estos resultados han llevado a una solicitud de investigación por parte de los Ministerios de Consumo y Agricultura para evaluar la presencia de estas bacterias en productos cárnicos comercializados en el país.
El aviso sobre el pollo que venden el Lidl
El estudio del OBA ha puesto de manifiesto un problema significativo en la cadena de suministro de pollo de Lidl. Según el informe, el 38% de las muestras contenían listeria, una bacteria que puede causar graves infecciones alimentarias, especialmente en personas con sistemas inmunológicos comprometidos, mujeres embarazadas, recién nacidos y ancianos. Además, el 83% de las muestras estaban contaminadas con bacterias como Escherichia coli y Campylobacter, ambas relacionadas con enfermedades diarreicas que pueden ser graves y, en algunos casos, letales.
Un laboratorio alemán analizó 142 productos de @lidlespana en 5 países y encontró bacterias y patógenos como:
➡️ Campylobacter
➡️ Listeria
➡️ Escherichia coli✍️ Firma la petición y ayúdanos a pararlo: https://t.co/nddc1IpsQ4 pic.twitter.com/H9LqTk2Tif
— Observatorio de Bienestar Animal (@_observatorioba) June 19, 2024
Los riesgos para la salud
La presencia de bacterias resistentes en el pollo vendido por Lidl conlleva serios riesgos para la salud de los consumidores. Las infecciones por Escherichia coli y Campylobacter pueden causar desde problemas digestivos leves hasta afecciones más graves como infecciones urinarias, neumonía y septicemia. La listeria, por su parte, puede provocar síntomas severos como fiebre, dolores musculares y problemas gastrointestinales, y en casos extremos, puede llevar a complicaciones neurológicas y abortos espontáneos en mujeres embarazadas.
Estas infecciones son especialmente peligrosas para personas con sistemas inmunitarios debilitados, como ancianos, niños pequeños y pacientes con enfermedades crónicas. La dificultad para tratar estas infecciones debido a la resistencia a los antibióticos complica aún más el panorama, aumentando el riesgo de brotes epidémicos y la carga sobre los sistemas de salud.
La respuesta de Lidl y la polémica en torno al estudio
Lidl ha respondido enérgicamente a las acusaciones del OBA, calificándolas de infundadas y parte de una campaña de desprestigio. La compañía asegura que sus productos pasan por rigurosos controles de calidad realizados por organismos independientes y que el problema de las bacterias en la carne de pollo es un desafío para toda la industria avícola, no sólo para Lidl.
En un comunicado remitido a EFE, Lidl ha afirmado que se reserva el derecho de emprender acciones legales para proteger su reputación. La compañía ha señalado que el OBA, anteriormente conocido como Equalia, ha lanzado campañas similares en el pasado y que las acusaciones actuales carecen de fundamentos sólidos. A pesar de estas declaraciones, la inquietud entre los consumidores sigue aumentando, y muchos han comenzado a cuestionar la seguridad de los productos cárnicos disponibles en los supermercados.
Un problema global y la respuesta de España
El problema de las bacterias resistentes a los antibióticos no es exclusivo de Lidl ni de España. Se trata de un desafío global que ha sido abordado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por diversas entidades europeas. En rueda de prensa esta semana, la ministra de Sanidad de España, Mónica García, reconoció la gravedad del problema y destacó los esfuerzos del país para reducir el uso de antibióticos tanto en la medicina humana como en la veterinaria.
España ha logrado reducir el uso de antibióticos en animales en un 68% y en humanos en un 17%, lo que representa un avance significativo en la lucha contra la resistencia bacteriana. Además, el gobierno español está trabajando en el Plan Nacional Resistencia Antibióticos (PRAN) 2025-2029, que por primera vez contará con un presupuesto asignado en los presupuestos generales del Estado. Este plan tiene como objetivo fortalecer las medidas de control y vigilancia para garantizar la seguridad de los productos alimentarios y proteger la salud de los consumidores.
El estudio del OBA sobre el pollo vendido en Lidl ha generado una alarma sobre la seguridad de los productos cárnicos en los supermercados. Los hallazgos de bacterias resistentes a los antibióticos subrayan la necesidad de implementar medidas más estrictas de control y vigilancia para proteger la salud pública. Aunque Lidl ha negado las acusaciones y ha señalado que el problema es generalizado en la industria avícola, la preocupación entre los consumidores persiste.
Es esencial que tanto las autoridades como las empresas adopten un enfoque proactivo para abordar este problema. La salud pública depende de la seguridad de nuestros alimentos, y garantizar productos libres de contaminantes peligrosos debe ser una prioridad. Los consumidores, por su parte, deben mantenerse informados y exigir mayores estándares de calidad y transparencia en los productos que compran.
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