Humillante, vergonzosa, aberrante, lamentable, bochornosa… No caben calificativos para describir la derrota del Real Madrid ante el Alcoyano. Una derrota sin paliativos de la que sólo se salvan los que no viajaron. El conjunto dirigido por Zinedine Zidane mostró una imagen pésima y una falta de carácter y de garra de altura en los dieciseisavos de Copa del Rey que les costó la eliminación a las primeras de cambio, ante el equipo alicantino.
El técnico apostó por sus menos habituales, con el objetivo de darles un impulso que les reactive de cara a lo que queda de temporada. La Copa se presentaba como el último tren para muchos y la oportunidad ideal para los jugadores que reclaman un hueco en sus planes. La mayoría de ellos no habían contado apenas en lo que va de curso y, por las sensaciones mostradas en El Collao, parece difícil que lo vayan a hacer en lo que resta.
Pero no toda la culpa recae en el fondo de armario de los madridistas. El partido terminó con los titulares que se había llevado Zidane sobre el césped durante la prórroga y tampoco fueron capaces de doblegar al conjunto de Segunda B. Si el ‘Plan B’ no funcionó -confirmando su defunción de forma definitiva-, ante los alicantinos el ‘A’ tampoco respondió a la altura.
El rival exigía que el técnico diese descanso a sus indiscutibles, ante la gran carga de partidos en sus piernas, y que estos respondiesen demostrando que están capacitados para entrar en los planes del entrenador en el momento en el que los necesite. Sin embargo, Zidane tuvo que variar sus planes en los últimos minutos del partido dando entrada a Benzema, Asensio, Kroos y Hazard. Utilizó un total de 15 jugadores ante el Alcoyano que, junto a él, quedan marcados por esta derrota.
Desde la portería hasta el ataque
La gran novedad en el once estaba en la presencia de Lunin bajo palos. El ucraniano debutaba con la camiseta del Real Madrid con el objetivo de mostrarse como lo que se intuía que era, un suplente de lujo para Courtois. Lejos de ser un seguro, en sus apariciones durante el partido dio muestras de una clara inseguridad.
La defensa planteada por Zidane ante el Alcoyano era inédita. El galo metía a Odriozola, Militao, Chust y Marcelo atrás. Una línea que debería haber dado para contener a los alicantinos pese a la falta de minutos de todos ellos. Sin embargo, volvieron a quedar en evidencia.
Odriozola llevaba sin jugar desde el 30 de septiembre, cuando fue titular en la victoria ante el Valladolid. Ante el Alcoyano, disfrutó de 97 minutos, en los que su presencia no fue relevante. En una situación similar se encontraba Militao, que este curso había disputado tres partidos, el último en octubre. El brasileño fue una de las sensaciones menos negativas de la noche, marcando el gol de los blancos y sufriendo un penalti que no vio el colegiado.
En el caso de Marcelo, de nuevo se repite lo que se ha convertido en una constante. Su presencia sobre el césped supone un hándicap para los madridistas, que se están abonando a no ganar cada vez que el segundo capitán forma parte de los planes de Zidane. De nuevo, volvió a dejar patente que su mejor nivel está más que lejos de recuperarse.
En el centro del campo, se apostó por un incombustible Casemiro acompañado por Valverde e Isco. Pese al dominio del balón durante todo el encuentro, la presencia del uruguayo y, sobre todo, la del malagueño no sirvió para superar las líneas del ordenado Alcoyano. Los tres estuvieron lejos de su mejor versión, algo que ya no sorprende con Isco, pero que empieza a ser preocupante en el caso de Valverde.
Arriba, Vinicius parece haber perdido la chispa que le catapultó otrora a la titularidad. El ataque se volcó sobre todo por su banda, restando protagonismo a un Lucas que tuvo opciones de dar la victoria a los blancos. Mariano, que se ha quedado como único suplente de Benzema, no apareció en los 66 minutos que permaneció sobre el terreno de juego.
Los titulares tampoco respondieron
Espero mucho Zidane a volver a introducir cambios en el equipo. Pese a ello, tenía artillería de peso para desequilibrar el partido, algo que no sucedió. Empezó el partido con los menos habituales y, tras los cinco cambios, acabó con un equipo que de mediocampo para arriba es el habitual. Benzema fue el primero en entrar y después lo hicieron Kroos, Asensio y Hazard.
Asensio y Benzema aportaron algo distinto, aunque se esperaba que tuvieran más peso que unas contadas oportunidades, solventadas por un acertadísimo José Juan. Pero lo realmente preocupante es el rendimiento del belga. Hazard sigue a la espera de recuperar el aura de galáctico que le llevó a fichar por el conjunto madridista y que, dos temporadas después, sigue sin aparecer.
Con los titulares sobre el terreno de juego, la victoria del Real Madrid quedó a expensas de la aparición estelar de alguna de las figuras que estaban sobre el césped. El dominio del balón se convirtió en intrascendente más allá de la zona de tres cuartos, donde de nuevo se volvieron a atascar, mostrando claros problemas a la hora de generar oportunidades.
Zidane sigue sin encontrar la manera de reactivar al equipo y, lo más preocupante, es que ha vuelto a quedar en evidencia, esta vez ante un Segunda B. El entrenador del conjunto madridista ha perdido la confianza en la mitad de su equipo y la habilidad para gestionar el vestuario de forma exitosa. La derrota le deja de nuevo marcado, tras el mayor fracaso de su carrera, que refleja claros síntomas de lo que puede ser una crisis sin precedentes en los últimos años en Valdebebas.