Champions y Liga

La semana fantástica del Real Madrid: «Demasiada felicidad a la vez»

El Real Madrid firmó una semana fantástica con clasificación en Champions y la Liga prácticamente sentenciada

Real Madrid
El Real Madrid celebra las victorias contra el Barcelona y el Manchester City.

El Real Madrid llegó de Mallorca el sábado 20 de abril sabiendo que el 0-1 conseguido en la isla era un tesoro que debían aprovechar. Ganar a los de Aguirre les permitía encarar la que ha sido hasta el momento la semana más importante del año con mucha confianza. El domingo, amanecían por Valdebebas con una sonrisa por lo logrado y con la responsabilidad de saber lo que tenía por delante. «En los próximos siete días sabremos si seguimos vivos en la Champions y si matamos la Liga», aseguraban. Una cosa… y la otra.

El Real Madrid se montó el martes en un avión lleno de ilusión rumbo hacia Mánchester, donde iban a buscar la clasificación para las semifinales de la Champions. Todos en ese vestuario sabían que el reto era complicado, tanto para ellos como para los de Guardiola. Se enfrentaban los dos mejores equipos del mundo con todo empatado, pero los de Ancelotti tenían en contra que no iban a jugar en su casa.

Llegó el miércoles y Mánchester amaneció con chubascos intermitentes. No podía ser de otra manera. Algo de frío también. Y así, fueron pasando las horas hasta que llegaron las 20:00 hora británica, una hora más en la España peninsular, y el balón echó a rodar por el césped del Etihad. El Real Madrid comenzó jugando de tú a tú al City, hasta que llegó el gol de Rodrygo y los de Guardiola empezaron a avasallar a los madridistas.

Durante 105 minutos el Real Madrid realizó un ejercicio defensivo admirable. De matrícula de honor. Y es que, el fútbol también es defender y los blancos lo hicieron de sobresaliente ante el City. Luego, llegaron los penaltis, emergió la figura de Lunin, Lucas hizo toquecitos con el balón antes de meterlo y Rüdiger puso la guinda para cumplir la primera parte de la que sería la semana fantástica.

Por delante, había otro reto igual de importante. Asestar el golpe definitivo a la Liga con el Barcelona enfrente visitando el estadio Santiago Bernabéu. El Real Madrid, muy cansado, tiró de fútbol y, sobre todo, orgullo, para remontar el encuentro en dos ocasiones y terminan llevándose los tres puntos con un gol de Jude Bellingham en el tiempo de descuento. Apoteosis en el Bernabéu, sensación de que el título 36 ya estaba finiquitado y orgullo, mucho orgullo de unos jugadores que están decididos a hacer historia.

Toca poner la guinda

«Demasiada felicidad junta», decían en el Real Madrid en el día después a una semana fantástica que tardará tiempo en olvidarse por el club blanco. Aunque aún queda lo más importante, que no es otra cosa que ponerle la guinda al curso en forma de títulos.

«El pastel ya está hecho, ahora toca ponerle la guinda», decía Ancelotti en la previa del Clásico. Y, para ello, el Real Madrid se centrará en cerrar la Liga lo antes posible. Con nueve puntos serán campeones, aunque si el Barcelona pincha contra el Valencia o el Girona y los blancos no fallan, el alirón se adelantará.

Y, por otro lado, está la Champions y la niña bonita, la 15, en el horizonte. Antes de la final del 1 de junio, de la que nadie habla por Valdebebas, deberán superar una semifinal tremendamente complicada contra el Bayern. Su homólogo alemán. Un choque de jerarcas, que se enfrentarán en el verdadero clásico europeo.

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