Después de ganar el Clásico el Real Madrid se la pegó ante el Rayo. Los de Ancelotti desperdiciaron media docena de ocasiones claras y tampoco tuvieron suerte ni con Munuera ni con el VAR, que dejaron sin pitar sendos más que posibles penaltis sobre Joselu y Vinicius. Los blancos dejaron pasar una ocasión pintiparada para haber mantenido distancias con el Barcelona y haberlas incrementado en tres puntos con el Atlético.
Volvía la Liga al Bernabéu y a Ancelotti se le caía otro de sus fijos. Sin Tchouaméni, que se perderá una docena de partidos por su lesión en el pie, el técnico del Real Madrid apostó por Camavinga, su navaja suiza, para compartir el mediocentro con Modric, que ha quedado para ser titular en estos partidos de menos exigencia y glamour.
El croata entraba por Kroos y dejaba atrás el banquillo, su hábitat natural esta temporada, donde se encuentra más incómodo que Yolanda Díaz en la jura de Leonor. También era titular Fran García, otrora rayista, para ocupar el lateral zurdo en ausencia de Mendy, el eterno convaleciente. Junto a Fran repetían en la zaga Carvajal, Rüdiger y Alaba, otro de los que enseñó sus costuras en el Clásico.
Las apuestas ya ven a Jude Bellingham como ganador del próximo Balón de Oro https://t.co/Fe0CMC6ut5
— okdiario.com (@okdiario) November 1, 2023
En el medio, los citados Camavinga y Modric con Valverde y Bellingham por los costados. Y arriba no estaban los dos brasileños, renovados esta semana, sino que Joselu acompañaba a Vinicius y relegaba al banquillo a un Rodrygo que sigue buscándose a sí mismo desesperadamente. Enfrente el Rayo, el vecino humilde que de vez en cuando pega un sablazo en casa del más rico del barrio.
Nos dieron las nueve, ya había salido el césped del hipogeo y echó a rodar la pelota por el Bernabéu. Se plantó bien el Rayo Vallecano en lo que ahora se llama bloque medio. Es decir, ni demasiado arriba ni demasiado atrás. El Real Madrid estudiaba a su rival, toque a toque, sin prisa, como el francotirador emboscado para cobrar pieza. Cosa que pudo y debió hacer Fede Valverde en el minuto cinco tras una buena recuperación de balón. De repente se vio tan solo delante de Dimitrievski que disparó raso y centrado y el meta del Rayo sacó una mano salvadora.
Perdona Valverde
En el minuto 11 a Bellingham se le salió el hombro y al Real Madrid se le paró el corazón. Le atendieron tirado en el suelo, lloraba sin consuelo y no dejó de hacerlo hasta que se lo colocaron en su sitio. Para entonces ya había cola de madridistas en Sanitas La Moraleja dispuestos a donar su articulación al inglés. No hizo falta llegar a tal extremo. Volvió al campo ante la aliviada ovación del Bernabéu.
Un error de Fran García pudo haber pasado a mayores si RDT no se hubiera metido en fuera de juego. A ratos dudaba el Real Madrid y a ratos sesteaba. Vinicius pegaba algún chispazo y Joselu andaba emboscado entre los centrales del Rayo. Modric fue invisible en los primeros 20 minutos.
Hubo que esperar al 25 para que Joselu diera señales de vida en un cabezazo picado a la salida de un córner. Se marchó desviado por poco. Igual de desviado que su siguiente disparo cruzado con el que abrochó una buena contra de Bellingham. Luego la tendría Fran García en una incorporación por sorpresa tras un gran pase que se sacó de la chistera Bellingham.
Superamos la media hora en el Bernabéu y resistía con esfuerzo el Rayo. El gol del Real Madrid parecía cuestión de tiempo porque el equipo de Francisco había dado varios pasos atrás. De nuevo Dimitrievski salvó a su equipo en el 38 después de una maniobra de Vinicius que finalizó Joselu con un disparo a bocajarro. Voló el portero del Rayo como Pedro Sánchez en el Falcon y evitó el tanto madridista.
Perdona el Madrid, resiste el Rayo
Se impacientaba y disfrutaba el Bernabéu a partes iguales. Consumíase el tiempo camino del descanso, al que llegó indemne por poco un Rayo sostenido por su estupendo portero y porque ni Munuera ni el VAR estimaron como penalti un empujón de Mumin a Joselu en la última jugada de la primera parte.
El guión de la segunda comenzó como la primera. Asedio del Real Madrid y resistencia numantina del Rayo. En el 50 otra polémica en el área rayista después de que un defensor barriera el pie de Vinicius. Ni Munuera ni el VAR quisieron ver nada. Ancelotti puso a calentar a Rodrygo. En el 54 la tuvo en su cabeza Joselu tras una buena jugada de Fede Valverde por la derecha. Su remate, después de recorrer media hectárea, se marchó fuera.
El Bernabéu comenzaba a perder la paciencia y un poco los nervios. Y eso que aún no habíamos llegado a la hora de partido. Francisco movió el banquillo antes que Ancelotti, siempre más lento en reaccionar que un camión subiendo una cuesta. Trejo por Ciss y Kike por Unai López.
El Real Madrid siguió apretando el área de Dimitrievski. Anularon con acierto un gol a Vinicius por fuera de juego previo de Joselu. Mientras Bellingham se iba a la banda a que le cambiaran el vendaje de su maltrecho hombro. Ancelotti seguía sin que le sonara la alarma del Nokia. Le sonó en el 69 y metió a Rodrygo por Modric, que había firmado otro partido insípido.
Ancelotti tarda en mover ficha
Un par de minutos tardó el brasileño en asomarse al área par rematar con veneno una asistencia de Carvajal. Su disparo se fue por lo que ocupan los escaños que le faltan a Feijóo para gobernar. Salió también Kroos por Fran García para mandar a Camavinga al lateral zurdo. El reloj se le iba consumiendo a un Real Madrid que se precipitaba cada vez que se asomaba al área del Rayo.
Alcanzamos los diez últimos minutos y no había manera. El Real Madrid, ofuscado en el área del Rayo y con Vinicius enfadado con el mundo, veía de cerca la sombra de un pinchazo que casi invalidaría la victoria del Clásico. En el 84 entró Nacho por Camavinga, que se marchó del Bernabéu con un ojo a la virulé.
El Real Madrid lo intentó hasta el final pero ni con la heroica pudo. Ocasión postrera para Rodrygo que acabó en el limbo como todas las anteriores. Así que el Madrid desperdició ante el Rayo lo que había ganado ante el Barcelona en el Clásico.