El jugador quiere irse en enero pero no tiene ofertas

Isco y el Real Madrid, un marrón en custodia compartida

Isco quiere irse en enero. El Real Madrid quiere que Isco se vaya en enero. Y Zidane no ve con malos ojos que Isco se vaya en enero. ¿Cuál es el problema? Que el malagueño no encuentra un club europeo que cumpla las condiciones que pone para irse: que le pague su sueldo, que no sea de un país exótico y que quiera ficharle.

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Isco cuenta poco para Zidane y busca ofertas.

Isco y el Real Madrid tienen un problema. No uno ni el otro sino juntos, como cantaba Paloma San Basilio. Es un marrón en custodia compartida del que el jugador y el club son responsables solidarios. O casi. A sus 28 años el malagueño se ha dado cuenta de que su ciclo de blanco ha terminado y quiere irse, si puede ser en enero mejor que en junio, pero se topa con la tozuda realidad. Con su sueldo, su pésimo rendimiento desde hace más de dos años y la crisis económica post-Covid que asola al fútbol europeo no tiene quien le quiera.

Encontrar acomodo a Isco fuera del Real Madrid se antoja una misión que no podría hacer posible ni el mismísimo Tom Cruise. Aunque no todo son malas noticias para el malagueño. En realidad, como en el chiste, hay una buena y una mala. La buena es que el club blanco está receptivo a escuchar ofertas por Isco «vengan de donde vengan», sin vetos ni líneas rojas, y con las fórmulas más imaginativas posibles: traspaso, cesión, cesión con opción de compra… La mala es que, a día de hoy, ofertas por Isco no hay ninguna.

Isco sabe que ha perdido su sitio en el Real Madrid a pesar de que siempre fue uno de los niños bonitos de Zidane. El técnico francés contó con él como titular en las dos últimas finales de Champions (Cardiff y Kiev) y siempre ha sido su gran valedor. Le ha defendido de las críticas y, lo más importante, ha hecho oídos sordos a las voces que le han acusado de dar a Isco «demasiadas oportunidades», a veces incluso salidas de dentro del propio vestuario.

Zidane le da por amortizado

Pero Zidane ya no ve a Isco con la misma mirada. «La mirada del tigre», como le decía Apollo Creed a Rocky Balboa. El malagueño ha perdido el hambre (de jugar) y muestra una suerte de abandono futbolístico rayano en la melancolía. Es como si se hubiera convertido en un ex futbolista prematuro. Un niño prodigio que se torna en juguete roto. Si uno mira su carnet de identidad desde luego lo es, porque Isco tiene sólo 28 años, una edad en la que aún le deberían quedar por delante los mejores partidos de su carrera. Si él quiere, claro.

Isco ha decidido continuar su carrera lejos del Real Madrid. Separar unos caminos que se unieron en el verano de 2013, el mismo que José Mourinho dejaba el Bernabéu y aterrizaba Ancelotti. Tenía 21 años y para muchos potencial de Balón de Oro. Era un Iniesta malagueño capaz de hacer magia en una baldosa y de poner en pie a un estadio que se prendó de él al primer minuto.

Han pasado 8 temporadas de aquel fichaje que el Real Madrid arrebató al City, que tenía casi atado a Isco, y 16 títulos: cuatro Champions, los mismos Mundiales de Clubes, tres Supercopas de Europa, dos Ligas, una Copa y dos Supercopas de España. Pero al cuento de hadas de Isco en el Real Madrid le queda poco para el colorín, colorado. O eso parece.

Su padre-agente lo confirma

Lo confirma Paco Alarcón, que compatibiliza las funciones de agente y padre del jugador en un solo ser. En realidad confirma dos cosas: que su hijo quiere irse y que Isco no tiene aún ofertas para irse del Real Madrid, además de asegurar que el futbolista quiere (quién sabe si por obligación) probar fortuna buscándose una aventura fuera de España: «Ahora mismo no tenemos ofertas, pero Isco quiere probar en el extranjero», confirmó en El Larguero de la Cadena SER.

Además, no descartó que Isco siga jugando en el Real Madrid hasta final de temporada, quizá porque no le quede otro remedio. «Quedarse en el Madrid no supondría un problema para él», aseguró, consciente de que la salida de su hijo (y más en el mercado de invierno en un fútbol en bancarrota) es más la expresión de un deseo que una realidad cercana. Y mientras, el reloj de la Eurocopa sigue corriendo… en su contra.

Su valor se desploma de 90 a 20 kilos

Isco ha visto cómo se alinean los astros en su contra para formar la tormenta perfecta. Si sumamos su desplome de rendimiento, el aumento de sueldo de su última renovación hasta superar con creces los 6 millones netos al año y la debacle económica de los grandes clubes europeos por la pérdida de ingresos de fútbol post-Covid, tenemos un callejón sin salida de manual.

Isco llegó a tener un valor de mercado de 90 millones a finales de octubre de 2018. Fue en el Real Madrid post-Zidane, justo con la llegada de Lopetegui, el entrenador con el que más cómodo se ha sentido. De hecho, dicen las malas lenguas que tanto él como Sergio Ramos fueron cruciales para la llegada de Julen a la casa blanca. Aquellos 90 millones fueron el pico de la curva del valor económico de Isco, que hoy ha bajado su valor hasta los 20 millones, lo mismo que valía en enero de 2013… cuando todavía jugaba en el Málaga. Por cierto, que en ese precio el Real Madrid diría sí a su traspaso.

En España, Sevilla o nada

Cuando el padre (y agente) de Isco dice que el jugador quiere irse del Real Madrid «a un equipo extranjero», lo hace conocedor de que en España sólo tres equipos podrían pagar su sueldo sin contar al Real Madrid. El Barcelona, que le quiso y mucho antaño y que ahora ni le quiere ni está para grandes alegrías porque su caja tiene telarañas. Tachamos Barça entonces.

El Atlético, al que no le han salido mal sus últimos trasvases de futbolistas del Real Madrid. Marcos Llorente es el último caso de un jugador que no tenía sitio para Zidane y que se ha convertido en crucial para Simeone hasta el punto de ganarse la llamada de Luis Enrique. Pero basta con mirar una foto de Isco y Marcos Llorente en bañador para saber que el malagueño está muy lejos del target de futbolista que le gusta al Cholo. Tachamos Atlético también.

Y le queda el Sevilla, el equipo de su querido Lopetegui. Cerca de su Málaga natal, un equipo consolidado en puestos Champions y con un técnico que le conoce y le quiere. Isco encajaría a la perfección en el Sevilla de Julen y podría dar un salto de calidad al equipo que a la vez le ofrecería al malagueño un trampolín a la selección. ¿El problema? La ficha de Isco, de la que el Sevilla debería hacerse cargo al menos la parte proporcional que le reste por cobrar hasta final de temporada. Eso o que el jugador aceptara rebajarse el sueldo para irse del Real Madrid.

La vía italiana

La vía italiana para que Isco salga del Real Madrid parece una vía muerta. A la Juventus le gustaba en los tiempos de Allegri, pero con Pirlo el estilo ha cambiado. El espejo del Liverpool y el Bayern, los dos últimos ganadores de la Champions, es en el que se empiezan a mirar muchos grandes europeos para su reconstrucción y ahí Isco se desfigura.

Tampoco encaja en el estilo de Conte en el Inter y tendría difícil acomodo en el Milan de Gatusso, que está encantado con Brahim, que es una especie de Isco 3.0 pero ocho años más joven. Además, en el vestuario rossonero sólo hay sitio para un gallo y se llama Zlatan Ibrahimovic.

Ancelotti le quiere, pero no a cualquier precio

A Isco siempre le quedará Ancelotti para irse del Real Madrid. El técnico italiano, su primer entrenador cuando aterrizó en la casa blanca, siempre le defendió, seducido por su innegable talento, porque a Carletto siempre le han gustado los futbolistas diferentes e Isco lo es.

Ahora al frente del Everton, Ancelotti abriría de par en par las puertas a Isco como ya hizo con James Rodríguez, pero otra vez el dinero puede ser el gran impedimento para que el malagueño salga del Real Madrid.

Fuera del Everton Isco tiene poco mercado en la Premier. Es verdad que a Guardiola le gustaba, pero aquella historia de amor caducó cuando Rajoy era presidente del Gobierno. Qué tiempos, don Mariano.

Un silencio incómodo de más de dos años

A Isco también le queda el camino incómodo, el reto imposible: quedarse en el Real Madrid, remangarse, trabajar y recuperar el tiempo perdido. No parece fácil porque no lo es. Por Zidane no habrá sido. Nunca le sentenció como Solari y puede que Zizou, a estas alturas de la película, aún esté dispuesto a darle una última oportunidad.

De Isco depende. Si se queda en el Real Madrid, aunque sea porque no encuentre una salida, no sólo tendrá que volver a enamorar a Zidane. También al periodismo, que estuvo tantos años de su lado regalándole una colección inacabable de adjetivos. Y también a la afición madridista, que tanto le ha querido, y que lleva tiempo sin verle. Y sin escucharle, porque hace más de dos años que no habla.

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