Corría el minuto 22 del encuentro que enfrentó la pasada semana a Real Madrid y Valencia en el estadio Santiago Bernabéu cuando Ancelotti, tras protestar, veía como Cuadra Fernández le mostraba una amarilla que conllevaba suspensión. La quinta de la temporada, que le dejaba sin poderse sentar este domingo en el banquillo de Mendizorroza, donde los blancos se verán las caras con el Alavés. En su lugar, por primera vez, Davide, segundo técnico e hijo de Carlo, será el encargado de dirigir al equipo.
En estos años ha habido más veces en las que Ancelotti no ha podido estar en el banquillo. Abián Perdomo fue el que ejerció como primer técnico en esas ocasiones, ya que Davide todavía no se había sacado un carné que terminó obteniendo en 2023 tras examinarse en Cardiff. Por lo tanto, este partido será especial para un entrenador que es capital en el cuerpo técnico de Carletto. Junto a Mauri y Llopis, el encargado de todos los entresijos de los partidos.
Davide Ancelotti forma parte del cuerpo técnico del Real Madrid en la actualidad y lo hizo también en la primera etapa de Carletto al frente del equipo blanco, cuando se levantó la Décima. Entonces, el jovencísimo entrenador estaba en el fondo del armario de entre los que daban las directrices, pero en la actualidad, con mayor ascendencia, ya es el segundo de abordo en un transatlántico capitaneado por su progenitor, uno de los mejores entrenadores de la historia.
Mucho más que el hijo de Carlo
A base de trabajo y perseverancia, pero también de talento con la pizarra, Davide, el segundo retoño de Carlo Ancelotti, se ha quitado el sambenito de hijo de papá y avanza con su carrera en los banquillos con todo lo que no pudo hacer de jugador, profesión con la que soñaba, pero para la que, como él mismo reconoce, no tenía talento.
En Valdebebas no es su hijo, es su segundo. Juntos desde la primera etapa como entrenador de Carlo en el Real Madrid. El hijo del italiano es clave y tiene mucho peso en el día a día. Se encarga de explicar a los jugadores los detalles tácticos del rival y en las sesiones no es extraño verle llevar la voz cantante, mientras que su padre, siempre tranquilo, observa. Este joven, que es habitual que haga largas jornadas de trabajo en la ciudad deportiva madridista, tiene futuro como primer técnico y es el apoyo y la duda de su padre. Como ejemplo, ese momento en el que gritó a su Carlo para que sacara a Joselu en las semifinales de la Champions de la temporada pasada. Lo que vino después es, simplemente, historia.
Davide está tremendamente valorado en Valdebebas, donde destacan su conocimiento, trabajo y calma. Su futuro, más pronto que tarde, pasa por dar el salto y comenzar a ejercer como primer entrenador. Ofertas no le han faltado en estos años y no le faltarán. Además, puede decir que ha aprendido de uno de los mejores, sino el mejor, como es su padre.